Con su Música a Otraparte

Tartarín Moreira

(Libardo Parra Toro)

28 de mayo de 2010

Tartarín Moreira (Libardo Parra Toro) (1895 - 1954)

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Canciones de Tartarín
en discos de 78 r.p.m.

El Café de Otraparte
Entrada Libre

Coordina:
Hugo Álvarez Restrepo

¡Vuela el tiempo! Va a hacer un mes que estuvimos en El Café de Otraparte, deleitándonos con la música del Flaco de Oro —Agustín Lara—, y ahora regreso con la obra de uno de los más grandes compositores nuestros: Tartarín Moreira.

He sido un incondicional admirador de Tartarín y traeré de su colección, en preciosos discos de 78 revoluciones por minuto, gran parte de la producción de este bardo inmortal del siglo pasado.

Rosario de besos, Dolor sin nombre, Mi ranchito, Triste antioqueño y muchas más de las inolvidables y bellas composiciones de Tartarín, anécdotas interesantes de su vida y algunos de los famosísimos versos de humor, como Del Cantar de los Cantares (“Al sujeto que alzó con mi maleta…”), serán escuchados el próximo viernes en Otraparte para que disfrutemos la ley seca embriagándonos con gratos recuerdos para revivir la vida y obra de este gran artista, de quien entregaré a los asistentes copias de Del Cantar de los Cantares de su puño y letra.

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Hugo Álvarez Restrepo se inició en la poesía en Sonsón, Antioquia, su pueblo natal. Su vida ha girado en torno a la arquitectura (su profesión), la fotografía (ganador de varios premios nacionales), la música (como autor de varias canciones y coleccionista miembro de la Corporación Daniel Uribe), la madera (ex director de Cemade, Centro de la Madera), el ejército (oficial activo de la Reserva Especial y Cónsul en Medellín) y la poesía (su gran amor, en sus especialidades del soneto y la décima).

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Tartarín Moreira (Libardo Parra Toro) (1895 - 1954)

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Tartarín Moreira

(1895-1954)

“¡Qué puedo hacer yo, Dios mío, si ella fue mi amor primero, si todavía la quiero, qué puedo hacer yo, Dios mío!”.

Libardo Parra Toro, su nombre de pila, poeta y músico antioqueño nacido en Valparaíso el 15 de febrero de 1895.

Su infancia y adolescencia las pasó en municipio antioqueño de Andes y el resto de su vida artística en Medellín. Utilizó dos seudónimos: “Doctor Barrabás”, para sus temas humorísticos, y “Tartarín Moreira”, tomado de la novela La ciudad de los locos, para sus poemas.

Perteneció al famoso grupo de bohemia antioqueño de “Los Panidas” que solía reunirse en los diferentes sitios de diversión del Medellín de los años veinte, grupo al que pertenecieron varios famosos intelectuales como León de Greiff, Fernando González, Ricardo Rendón, Teodomiro Isaza, José Manuel Mora Vásquez, Jorge “Jovica” Villa Carrasquilla, Bernardo Martínez Toro, Pepe Mejía y otros más. El contingente musical de dicho grupo lo conformaban otros igualmente famosos antioqueños de la época, como Pelón Santamarta, Manuel Ruiz “Blumen”, Miguel Ángel Trespalacios, Leonel Calle, Camilo García, Antonio Ríos, Eusebio Ochoa, Samuel Martínez, Santiago “Caratejo” Vélez, Obdulio Sánchez y Julián Restrepo, entre otros. El grupo de “Los Panidas” fue algo así como la famosa “Gruta Simbólica” bogotana de esa misma época.

Fue uno de los primeros autores de canciones en Antioquia. A veces lo hacía por encargo, otras porque le nacía, y a muchos de sus propios temas también les compuso la música, como el bambuco ¿Qué puedo hacer yo, Dios mío? Algunas obras como Son de campanas y En la calle, que estaban destinadas para ser interpretadas por Carlos Gardel, terminaron siendo cantadas por Agustín Magaldi luego de la muerte trágica de aquél en Medellín.

La gran mayoría de los famosos cantantes latinoamericanos interpretaron canciones de Tartarín. Asimismo, compositores de la más alta jerarquía nacional e internacional musicalizaron poemas del ilustre bardo paisa. Con el renombrado compositor ecuatoriano Francisco Paredes Herrera compuso el inmortal pasillo Rosario de besos.

Suyas son, entre otras bellas canciones, Embriaguez de llanto, Amor y dolor, Dolor sin nombre, Es mejor que no vuelvas, Triste ofrenda, Mi porteñita y Ojos tentadores.

Tartarín murió en Medellín, víctima de tuberculosis, el 1.º de noviembre de 1954.

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Barrio Triste

—Tartarín Moreira—

De hastío seca la copa
taciturno, a pasos lentos
sigo adelante mi ronda
por Barrio Triste…

¡Y qué triste!
El nombre mide su
forma real, porque la tristeza
se agazapa entre las sombras,

y en sus días el silencio
como un ofidio se enrosca.

Si suave brisa, un rumor
produce al besar las hojas
medio resecas de un árbol
de muchos que el barrio adornan,
no sabe uno si suspira
la angustia de hallarse sola,
o es que hundida en su orfandad
es la quietud que solloza.
Y estáticas centinelas
desde sus cimas remotas,
las estrellas, compasivas,
de su abandono se asombran.
………

Veo, al doblar sus calzadas
que en cada esquina se apostan
ausencias de hombres que nunca
tuvieron allí una novia;
de ansiedades de retorno
a sitios que a nadie alojan,
ausencia de bienvenidas,
de adioses y llanto a solas…

Barrio Triste;
nadie lleva de tu historia
sobre un pañuelo de lino
el llanto de una congoja.
Cupido olvidó sus flechas
para que no hubiesen bodas,
y la cigüeña tenía
para ti, sus alas rotas.

Vecino al de “Guayaquil”,
(mambo, rumbas, pianos, broncas,
taxis, crápulas, bohemia,
música, músicos, fondas,
risas, voces, carcajadas,
el tácito “qué me importa”
de tantos que en los relojes
no ven minutos ni horas),
a Barrio Triste le falta
lo que a Guayaquil le sobra.

Y es poco: le bastaría
que iluminasen sus sombras
ojos de cinco ventanas
con ojos de algunas novias;
labios que el Ave María
ungiese y en altas horas
de la noche, una oración,
una siquiera, una sola
que llegase hasta el oído
de quien, como yo, en mi ronda,
dijese que en “Barrio Triste”
la Ley de Dios se prolonga…
………

¡En Barrio Triste murió
recién nacida su historia…!