Sociedad Thoreaudiana

Fragmentos espigados del campo
Diarios de Henry David Thoreau
(1837-1862)

Coordina: Juan Rúa

—Lunes 15 de abril—
(Virtual Google Meet)
Hora: 7:00 p.m.

Henry David Thoreau (1817 - 1862)

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Participación en vivo:

Meet.google.com/frx-ztwt-gxi

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Henry David Thoreau (1817-1862) escribe su «Journal» entre octubre de 1837 y noviembre de 1861. Registra su primera entrada a la edad de 21 años, el 22 de octubre, pocos meses después de egresar de Harvard , motivado por su amigo y maestro, Ralph Waldo Emerson (1803-1882): «“¿Qué estás haciendo ahora?” —preguntó. “¿Llevas un diario?”. Así que hoy escribo mi primera entrada» (Thoreau, 2013: 41). A su muerte, ocurrida el 2 de mayo de 1862, y después de 24 años de escritura periódica, el «Journal» de Thoreau abarca una extensión de más de dos millones de palabras.

El diario, de acuerdo a la recomendación emersoniana, tiene por objeto perfeccionar el ejercicio de escritura, pero especialmente servir de técnica para el autoconocimiento, «para hacerte el hábito de rendir cuentas de ti mismo de alguna manera rigurosa» (citado en Richardson, 2011: 33). Para los trascendentalistas, el conocimiento de sí mismo es un postulado filosófico ético y estético, necesario para trabajar en el proyecto individualista, en la independencia intelectual o en la libertad de pensamiento, los cuales son realizables únicamente en la soledad que proporciona el contacto con la naturaleza, a través de una «relación original» con la misma. Andrea Wulf, en «Magníficos rebeldes» (2022), afirma que «los trascendentalistas se inspiraron en la unidad de la mente y la materia de Schelling, en el concepto de la naturaleza como organismo vivo de Alexander von Humboldt y en la evocación de asombro y la maravilla ante la naturaleza de Novalis» (393).

Durante los primeros años del «Journal», entre 1837 y 1845 aproximadamente, las entradas o registros corresponden a la composición de un diario personal convencional, son un compendio fragmentario de notas breves y dispersas, bocetos, versos, registro de sucesos y reflexiones sobre la naturaleza, sobre la escritura y sobre la soledad, ideas cercanas a pensamientos pre-existencialistas. Posterior a su retiro en los bosques de Walden, donde habita durante dos años, dos meses y dos días, entre el 4 julio de 1845 y el 6 de septiembre de 1847, y, especialmente, después de la lectura de la obra de Alexander von Humboldt, la concepción de la naturaleza cambia para Thoreau; el «Journal» adquiere entonces unidad temática y composicional, similar a una bitácora de observaciones naturalistas, «un registro de mis descubrimientos», dice el autor, en el cual se entremezclarán la poética y la ciencia de manera vigorosa y magistral. Es decir, posterior a su experimento filosófico en los bosques de Walden, sus observaciones, su pensamiento y su escritura adquieren un tono vitalista, más sensible, des-idealiza la naturaleza, la comprende no como una entidad numinosa o divina, sino como la suma de un todo vivo, como espacio exterior y como medio circundante.

El «Journal» es el taller de escritura de Henry David Thoreau, la única obra a la que dedica casi la totalidad de sus días. Del allí devienen «Walden o la vida en los bosques», sus conferencias, sus ensayos y sus poemas. Thoreau metaforiza la escritura de su diario con la pradera donde nacen las flores —sus pensamientos—, que una vez cosechadas se reúnen en ramilletes —libros—. «Mi diario es esa parte de mí que, de otro modo se derramaría y desperdiciaría, fragmentos espigados del campo que, en plena acción, cosecho» (2013: 57). De este modo, el diario de Thoreau no tiene el propósito de registrar acontecimientos y anécdotas, sino el de compilar hechos y observaciones de la naturaleza para «convertirlas en poesía».

Consultar en formato pdf: Introducción y Prefacio, Primera parte y Segunda parte del «Journal». La versión original en inglés se puede consultar aquí.

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El poeta debe estar siempre atento a los humores de su mente, como el astrónomo observa las formas del cielo. ¿Qué no se puede esperar de una vida fiel a este principio? Hasta el más humilde observador vería en algún momento una estrella fugaz. Una descripción fidedigna, como la que podría hacer una persona desinteresada, de los pensamientos que han visitado una mente determinada durante treinta y tres años. Como cuando uno cuenta el número y tipo de vehículos que han cruzado un determinado punto. Al igual que hay viajantes que recorren el mundo y dan información sobre los objetos y fenómenos naturales, dejemos que uno de ellos se quede en casa e informe sobre los fenómenos de su propia vida, y que catalogue esas estrellas o pensamientos cuya órbita es tan difícil de calcular como la de los cometas. Da igual que visiten mi mente o la tuya, lo único que importa es que provienen del cielo. Un diario meteorológico de la mente. Tu observarás lo que ocurre en tu latitud, yo, lo que ocurre en la mía.

Henry David Thoreau

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Henry D. Thoreau
y su entorno

Henry David Thoreau (1817-62) se inscribe en la tradición americana como uno de los autores que han contribuido a la literatura y a la filosofía fundacionales de los Estados Unidos. Comúnmente asociado a la corriente de los «trascendentalistas», intelectuales «liderados» por su maestro y amigo Ralph Waldo Emerson (1803-82), un movimiento filosófico, político y literario de Nueva Inglaterra, activo entre la tercera y la sexta década del siglo xix y en el cual convergen la periodista Margaret Fuller (1810-50), activista por los derechos de la mujer y autora de Woman in the Nineteenth Century (1843); el poeta Walt Withman (1819-92), cantor de Leaves of Grass (1855); Nathaniel Hawthorne (1804-64), escritor romántico de celebres cuentos y novelas como Wakefield (1835) o The Scarlet Letter (1850); el pedagogo y utopista socialista Amos Bronson Alcott (1799-1888) y su hija Louisa May (1832-88), autora de Little Women (1868); la pedagoga Elizabeth Palmer Peabody (1804-94), editora de Aestetic Papers (1849), órgano que, junto a The Dial, sirve como medio difusor de los ensayos y obras de algunos de ellos; entre otros escritores, poetas y filósofos que aportaron no solo al pensamiento americano, sino a empresas sociales y para la humanidad, tales como la abolición de la esclavitud, la igualdad de derechos y de estatuto entre hombres y mujeres, y la libertad de consciencias política y religiosa.

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El pensamiento de los trascendentalistas norteamericanos, inspirado en Kant, difundido por Emerson y puesto en práctica por Thoreau, ha influenciado, incidido o fundado otras formas de pensamiento que devienen en manifestaciones estéticas y performativas, prácticas libertarias, actos de desobediencia, de resistencia no violenta y de oposición simbólica a los poderes político, militar, económico, religioso, entre otros, tales como los discursos medioambientalistas en Occidente, el movimiento de los derechos civiles de Martin Luther King Jr. o la revolución pacífica de Mahatma Gandhi.

Muchos autores, sin crear apologías, siguen la ruta señalada o trasegada por él, una ruta que inicia en las famosas caminatas reflexivas de Kant. La lista es interminable: Sylvain Tesson (1972), escritor y viajero francés, dejó todo para ir a vivir a la estepa siberiana. De esta experiencia surgen El leopardo de las nieves (2019), En los bosques de Siberia (2010), Elogio de la energía vagabunda (2007); Paul Auster, en su Leviatán, construye un personaje que toma a Thoreau como su referente moral, del mismo modo que Jon Krakauer en Into the Wild (1995) da vida a Alexander Supertramp, un joven que, inspirado en Thoreau, se va a vivir solo a la Alaska recóndita; Sue Hubbell escribe Un año en los bosques, fruto de su experiencia de 1973 cuando se retira a los bosques de Misuri para trabajar en la apicultura; Tolstoi escribe Contra quienes nos gobiernan; entre muchísimos otros artistas e individuos que escucharon el eco de la voz irresistible que proviene de la libertad que emana de la naturaleza, del desierto, de la estepa, del mar, de todo lo inconmensurable que nos abarca y nos recibe o reclama en su seno como suyos, lejos de las naturalezas muertas de la ciudad.

Thoreau era el único hombre que sabía leer la brújula —dice Austen en el Leviatán—, y ahora que ha muerto no tenemos ninguna esperanza de volver a encontrarnos a nosotros mismos. No se puede desconfiar de un hombre que aprendió de su maestro que «nadie miente a solas», y cuyas últimas palabras fueron: indio, alce.

Se destaca la labor de dos entidades constituidas para preservar y difundir el legado de Henry David Thoreau: The Walden Woods Project y The Thoreau Society.

Juan Rúa

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