Boletín n.º 24
Diciembre 7 de 2004

Aviso clasificado

El retrato que me hizo Pepe Mexía

“Una raya me divide de arriba a abajo en dos mitades asimétricas, y significa campo de contradicciones, pocos dineros, muchas culebras”.

Fernando González

Fragmento de El retrato
que me hizo Pepe Mexía

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Aviso clasificado

Por Gustavo Restrepo Villa

La Corporación Fernando González – Otraparte busca mecenas incondicional. No se requiere experiencia previa ni exclusividad en la tarea.

Sin embargo, el interesado no debe creer que “un filósofo es un hombre de alma árida”, pues “¿cómo puede analizar la vida el que no tiene el corazón repleto de vida? ¿Cómo puede conocer las pasiones, y los deseos, y los movimientos del alma, el que no tenga un alma atormentada?”.

Debe entender además que “los pueblos en los que la juventud no piensa, por miedo al error y a la duda, están destinados a ser colonias”, y que “cuando un joven comprende que el secreto no está en lo que haga, en lo que diga, en el vestido, etc., sino en la energía interior, está maduro para la filosofía”.

Su hoja de vida no tendrá que tener muchos grados, distinciones o cargos importantes, pero sí abundantes horas en la observación de gatas en celo, señoritas, primaveras, árboles, ríos y astros, así como agonías y entierros. No puede haber hablado de la brevedad de la vida en ningún funeral.

Deberá padecer la “angustia del espíritu” y preguntarse diariamente por el significado profundo de la vida. Renunciar a vanidades y “calzoncitos de Tony” a cambio de sabiduría. Ser fiel a sí mismo y tener un corazón que sea “el devorador de las cosas bellas”.

Tendrá buenas posibilidades si es de los que “sale a la ventana, mira para el cielo y llama a Dios”, o si en las noches despierta y “siente la solidaridad con las estrellas, siente que el sol está calentando el otro hemisferio y ve a la Tierra que va por su camino, tan bella”.

Indiscutiblemente será llamado a entrevista si entiende que los niños que empuñan pinceles, violines y lápices jamás utilizarán un fusil. Si concibe los procesos culturales como parte fundamental de la solución que busca el país al hambre, la ignorancia y la violencia. Si prefiere la existencia de más gabos que gabinos, más boteros que mancusos, más músicos que narcos. Si desea más teatros y menos laboratorios (clandestinos), más escuelas y menos campamentos (selváticos), si anhela más recitales y menos trincheras.

Así mismo, obtendrá mayor puntaje si descubre que un Plan Biblioteca contribuiría con mayor solidez a la paz que el Plan Colombia. Si adivina que lo más rentable para el país es el tráfico de microscopios, telescopios, libros, óleos, batutas, pinceles, mármoles y bronces. Si comparte el sueño de Fernando González “de fundar escuelas en donde disciplinemos a la juventud…, para asombrar al mundo”, y para que los colombianos no aparezcan en la lista de los más buscados sino de los más leídos.

Si vive que la obra del filósofo de Otraparte contiene mayor riqueza que el Cerrejón, que el pozo de su patio significa más para Colombia que el petróleo de Cusiana y Cupiagua. Que se llega más lejos en Viaje a pie que en Avianca. Que la deuda que Colombia tiene con él, como dijo el poeta Gonzalo Arango, “nunca será cancelada mientras su pensamiento no haya sido totalmente integrado al alma viva de la nacionalidad”. Porque “su obra irriga de vitalidad el corazón de nuestro tiempo”.

El mecenas incondicional deberá ver y vivir que es posible tener “el alma tan bella como un gato los ojos”. Que alumbran mejor los ojos de los gatos en la oscuridad de un jardín que los disparos nocturnos.

Al mecenas incondicional le parecerá triste que Colombia —esto se dijo en 1947— sea un “país cuyo dios es el dinero mal ganado”. Que “en los pueblos colombianos, donde antes se veían caminos y senderos transitados por niñez estudiosa y conquistadora, por laboriosos campesinos, y en donde el sol salía y se ponía para alumbrar bregas creadoras y para acompañar sueños agradables, hoy pululan ladrones de gallinas y de presupuestos, y el sol amanece para calentar gusaneras y se oculta para que estos culos de humanidad duerman abrazados a sus vergüenzas, que no a sus remordimientos, que estos son de hombres”.

El mecenas incondicional deberá demostrarle a Fernando González que la Copa de la Vida no está vacía para Colombia.

Y saber que en Otraparte hay luz y en el egoísmo muerte.

Fuente:

Columna de opinión publicada el 26 de noviembre de 2004 en el portal Radiomunera.com.