Isagén y el gen santista

Por Ernesto Ochoa Moreno

En los días en que se vendió Isagén estaba yo enfrascado en una nueva relectura de Cartas a Estanislao de Fernando González, cuya primera edición había cumplido ochenta años en el 2015. Y se me vino a la mente la idea de que el presidente Juan Manuel Santos estaba reviviendo el gen político heredado de su tío abuelo, el presidente Eduardo Santos (1938-1942), el dirigente liberal que llenó la escena y las páginas de El Tiempo durante la década de los treinta y más.

La privatización de Isagén y la desfachatada manera antijurídica como se subastó el bien público ante un solo proponente, amén de otras indelicadezas en la negociación, llevan a recordar la ola de privatizaciones y concesiones en la entrega de la economía colombiana a empresas extranjeras durante los gobiernos liberales de esos años, así como la marrulla bogotana con que se procedía.

Fernando González, el incómodo y mordaz escritor envigadeño, fustigó sin contemplación tales prácticas en sus escritos y nunca ocultó su antisantismo, sobre todo en Cartas a Estanislao (1935) y en la Revista Antioquia, en especial en el número 15 de 1942 (“7 de agosto. Acaba de terminar Eduardo Santos su vanidad. […] Todos son ladrones. Y acaba de subir al taburete el rey de los ladrones, Alfonso López”). Pero la batalla política de González contra Santos se condensa en Nociones de izquierdismo, escritos periodísticos publicados en El Diario Nacional de Bogotá entre 1936 y 1937, en apoyo a la candidatura disidente de Darío Echandía, intento fallido de evitar la llegada al poder de Santos.

En abril del año pasado el Fondo Editorial de la Universidad Eafit y la Corporación Otraparte publicaron una bella edición de Nociones de izquierdismo, que recomendamos a los lectores que queden inquietos por el tema. (Puede leerse la obra en Otraparte.org). Se dice ahí, en breve y acertada introducción al texto:

“En total son 23 columnas en las que el autor pretende definir el sentido filosófico e ideológico de la palabra ‘izquierdismo’ y busca demostrar por qué es necesaria su aplicación para el gobierno de Colombia, con el fin de enderezar el camino que, según su opinión, habían torcido los gobiernos despersonalizados y oligárquicos, entendiendo por estos últimos los gobiernos que se conformaron con respaldar la inversión extranjera en el país, en beneficio propio y en desmedro de los intereses populares. […] Es como si Fernando González, desde el pasado, participara en la discusión central de los tiempos presentes”.

No es erróneo intuir, con base en la lectura del escritor de Envigado, que para entender el gobierno de Juan Manuel Santos (su hermano Enrique incluido) hay que repasar y estudiar lo que fue la presidencia y la andadura política de su tío abuelo, Eduardo Santos (incluido también su hermano Enrique, Calibán). La entrega de los bienes nacionales a empresas extranjeras, su estilo político entre elegante y despreciativo, su desamor por Antioquia…, en fin, el gen santista. Quede para otra oportunidad un estudio más en profundidad y con el acopio de textos del pensador de Otraparte, que no se pudieron incluir por falta de espacio en esta columna.

Fuente:

El Colombiano, sábado 23 de enero de 2016, columna de opinión Bajo las ceibas.