Conferencia

Los cometas

Mensajeros del cielo
(1 y 2)

Invitado: Juan David Ramírez
—21 de noviembre de 2020—

Fotos de dos cometas y la pintura «La adoración de los magos» de Giotto

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Ver grabaciones de las conferencias:

Parte 1:

YouTube.com/CasaMuseoOtraparte

Parte 2:

YouTube.com/CasaMuseoOtraparte

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Juan David Ramírez López es ingeniero civil del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid con estudios en Ciencias de la Tierra y el Espacio, entre otros. Es miembro de la Organización Scalibur para el Estudio de la Astronomía y la Divulgación Científica de la Unión Astronómica Internacional y miembro correspondiente para Colombia del Instituto de Astrofísica de Canarias y su programa «Odisea en el espacio-tiempo». Así mismo, pertenece al Club Orión de Astronomía (Medellín) y AstroInNovaSur (Envigado), núcleo de ciencias aeroespaciales, entre otras agrupaciones de carácter científico. Ha sido asesor externo del Planetario de Medellín y actualmente forma parte del proyecto Observatorio de Alta Montaña del Aburrá Sur.

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Unión Astronómica Internacional

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Juan David Ramírez López

Juan David Ramírez López

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La humanidad es una experiencia. La vida consiste en que las conciencias atraviesan el tiempo y el espacio; después siguen, como los cometas, su ruta.

Fernando González

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Introducción

Por Juan David Ramírez López

De vez en cuando el destino marca nuestras vidas con tan sólo una oportunidad, un suceso solitario, una experiencia indeleble, tan única en su género como nuestro propio nacimiento. Y ese acontecimiento puede resultar tan prodigioso e imponente como ninguna otra cosa. Ahora, desde el silencioso drama de las estrellas, vamos a ser marcados por el destino de esa manera, todos a la vez.

No existen otros cuerpos en los cielos que evoquen unas emociones tan apasionadas para los soñadores y los románticos. Ni siquiera la Luna. Como si fueran llamados por algún primitivo monarca, los cometas vuelven regularmente y obedientemente a un lugar, y en un tiempo designado.

Los planetas viajan alrededor del Sol en una órbita casi circular, mientras que esos centelleantes puntos de luz que son las estrellas nunca parecen moverse. Excepto por los ocasionales eclipses de Sol y de Luna, todo en los cielos parece muy seguro.

Pero, de repente, atravesando esos familiares puntos de luz, aparece un cuerpo de gran brillantez moviéndose a una velocidad mucho más rápida que las estrellas. Cuanto más se acerca al Sol, mayor nos parece su tamaño. Enseguida podemos ver la resplandeciente cabellera, la luminosa envoltura de gases y polvo que rodea el núcleo. Y de la cabellera, al acercarse al Sol, crece una cola de inmensa largura, una cola que casi siempre apunta lejos del Sol. Por un momento hasta puede asustarnos, ya que no se comporta como otros objetos celestes que hayamos visto antes. Así es como se sentían, en tiempos de Aristóteles y Ptolomeo, cuando llegaba un gran cometa.

Y así es como, dentro de los parámetros modernos, muchos científicos ven a los comentas hoy en día. Los pueden llamar «bola de nieve sucia», un monstruo científico con un corazón de hielo y polvo, con pesos de decenas, miles y millones de toneladas. Diámetros de pocos a muchos kilómetros. Pocos fenómenos celestes asombran más a los astrónomos. Se cree que los cometas son desperdicios de la formación del sistema solar que se han mantenido casi en su estado original, portadores de manera efectiva de moléculas y compuestos importantes en la aparición de vida.

Pero eso se piensa ahora, gracias a los nuevos sistemas de observación que permiten desarrollar nuevas y más contundentes teorías sobre la procedencia, la constitución y el papel que desempeñan en el Universo. Contrario a lo que observadores antiguos plasmaron en sus escritos y dibujos: los mensajeros de los cielos, portadores del fuego de los dioses, malos augurios, enfermedades, desdichas, tragedias y un sin fin de interpretaciones. Los cometas han hecho que el ser humano cree historias que están enmarcadas de anécdotas originadas al momento y en algunos casos luego de la observación. Es así como la observación del cometa Halley, bautizado en honor al astrónomo ingles Edmond Halley (1656-1742), quien determinó el periodo de retorno de tan magnifico cometa, gestó entre los pueblos maravillosas historias por sus sorprendentes apariciones. Fue mencionado por los romanos, también por los chinos, los árabes y los aztecas, y en Europa fue representado en tapices y pinturas como La adoración de los magos en la capilla de la Arena (Padua), creada por Giotto no mucho después de ver el cometa en 1301.

Ahora tenemos nuevos cometas etiquetados para noviembre, observables algunos con binoculares y/o telescopios. Por ejemplo, el cometa C/2020 S3 (Erasmus) aumentará rápido de brillo hasta la magnitud 7, siendo observable con prismáticos, mientras que el C/2020 M3 (ATLAS) se mantendrá en su máximo de magnitud 7.5, también observable con prismáticos. El 88P/Howell alejándose bajará su brillo de la magnitud 9.5 a la 11, observable con telescopios. Recuperado el C/2020 P1 (NEOWISE) tras su conjunción con el Sol, brillará menos de lo esperado por debajo de la magnitud 10.5, y quizá en desintegración.

Los cometas, con su composición y sus antecedentes, nos recuerdan la importancia que tienen por ser un medio óptimo para la vida como portadores y dadores de materia orgánica fecundadora de planetas.

Fuente:

Comunicación personal.