Lectura de poesía

El amor, la vida
y la muerte

Encuentro de experiencias
poéticas en homenaje
a Miguel Hernández

Octubre 7 de 2010

Miguel Hernández - El amor, la vida y la muerte

Libreta manuscrita
de Miguel Hernández

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Andrés Uribe Botero (Medellín, 1982). Poeta y narrador. Trabajó en acompañamiento a niños especiales con pedagogía Waldorf y actualmente estudia el conocimiento tradicional (chamanismo) bajo la dirección del taita Hipólito Muchavisoy (líder del pueblo Inga) y de John Muchavisoy. Ha incursionado también en el ‘performance’ y ha publicado los libros “Los tubos cristalinos de la noche” (poesía), “El caso Tangai” (cuento) y “Abraxas” (poesía). Su trabajo actual se caracteriza por manejar un lenguaje pleno de revelaciones, hallazgos y diálogos con la inteligencia visionaria. Próximamente publicará “El espejo es otro” (cuentos y monólogos), libro escrito en “la casa Vallejo” (El desbarrancadero).

Carlos Framb (Sonsón, 1964). Poeta y ensayista. Su obra poética indaga los misterios del cosmos, la vida, el amor y la muerte. Sus ensayos reflexionan en torno a la permanencia del arte en la historia del hombre. Se le ha reconocido por la exquisitez de su expresión y la profundidad de sus imágenes. Ha sido librero y educador, así como coordinador de talleres literarios. Ha publicado los libros “Antínoo” (poemas, 1994), “Un día en el paraíso” (poemas en prosa, 1997, 2002), “Del otro lado del jardín” (novela, 2009) y “Una noche en la Vía Láctea” (recopilación de poemas, 2010).

Pedro Arturo Estrada Z. (Girardota, Antioquia, 1956). Ha publicado los libros: “Poemas en blanco y negro” (Editorial Universidad de Antioquia, 1994), “Fatum” (Colección Autores Antioqueños, 2000), “Oscura edad y otros poemas” (Universidad Nacional de Colombia, 2006) y “Suma del tiempo” (Universidad Externado de Colombia, 2009). Es además narrador, ensayista y coordinador de talleres literarios. Premio nacional Ciro Mendía en 2004 y Sueños de Luciano Pulgar en 2007. Hizo parte de las revistas poéticas “Maya”, “Fuegos”, y fue miembro de la Casa de Poesía Porfirio Barba Jacob durante algunos años. Sus poemas, en los cuales aflora el vacío existencial, la desesperanza, la muerte, el desamor y la soledad, han sido recogidos parcialmente en diferentes revistas, periódicos y antologías del país y del exterior.

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Miguel Hernández Gilabert

(1910 – 1942)

Miguel Hernández Gilabert (Orihuela, 30 de octubre de 1910 – Alicante, 28 de marzo de 1942) fue un poeta y dramaturgo de especial relevancia en la literatura española del siglo XX. Aunque tradicionalmente se le ha encuadrado en la generación del 36, Miguel Hernández mantuvo una mayor proximidad con la generación anterior hasta el punto de ser considerado por Dámaso Alonso como “genial epígono de la generación del 27”.

El Centenario de su nacimiento supone una oportunidad irrepetible de mostrar la riqueza de su legado. Es por ello que la Fundación Cultural Miguel Hernández, el Ayuntamiento de Orihuela y otras entidades y organismos, entre ellos la Generalitat Valenciana, han emprendido la tarea, cargada de responsabilidad y de ilusión, de organizar los actos que conmemoren los cien años del nacimiento del ilustre escritor oriolano, para convertir el aniversario en un verdadero acontecimiento. Ha de ser esta una efemérides que, más allá de 2010, sirva para hacer reflexionar a cualquier persona acerca de la figura del poeta, de su pasado más cercano y del futuro todavía por venir, siempre sin miras estrechas o localistas, y sí universales, como la obra hernandiana.

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Llegó con tres heridas

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

Miguel Hernández

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 Carlos Framb, Andrés Uribe Botero y Pedro Arturo Estrada

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Tres poemas

Epitafio

(Andrés Uribe Botero)

Aquí no yace
quien no existió
y yo tampoco,
¿acaso usted?

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En mi vida

(Carlos Framb)

Por lo menos un instante
he sido ya todos los hombres:
he sido el agua, la sed, la desnudez, el llanto.

Llega un momento cada noche
en que ya sólo deseo algo blando
dónde rendirme y desaprender el Universo.

Anudando mis dispersos instantes de gozo
podría formarse una estación
plena de vendimia.

He visto a toda grandeza asumir
una mínima dimensión de lágrima
—ante una tumba—.

De la naturaleza humana he aprendido
que la pureza de un hombre hay que medirla
en su peso exacto de cristal y barro.

La sangre de mi cuerpo sabe
que nuestros dioses verdaderos son aquellos
a quienes ama nuestra carne.

El fondo de mi alma sabe
que no podemos aspirar a otra salvación
que a la de la tersura de una piel.

Y he de resignarme —a falta de un verbo
que conjugue al hombre en lo eterno—
a escribir estas efímeras palabras.

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Los poetas insisten

(Pedro Arturo Estrada)

Los poetas

                    después del silencio

insisten

                    en no darse por enterados.

Y entonces el mundo les da la espalda

                    una vez más,

sepultándolos entre aplausos

y antologías herrumbrosas

                    mientras continúa

                    alegremente

el festín sangriento.

Los poetas insisten.

                    Vuelven a decir lo mismo.

No se rinden.

                    Y ese es el peligro.

Fuente:

Comunicación personal.