Presentación

Armando Duvalier

Vida y obra

—Junio 14 de 2018—

“Armando Duvalier, vida y obra” de Ricardo Cuéllar Valencia

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Ricardo Cuéllar Valencia (Calarcá, 1946) es sociólogo de la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín y doctor en Literatura de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid, España. Durante casi medio siglo ejerció la cátedra universitaria en materias de Ciencias Sociales, Poética, Crítica Literaria, Metodología de la Investigación Literaria e Historia de la Literatura Hispanoamericana. Su tesis doctoral, “La poesía de Miguel de Cervantes visitada por siete biógrafos”, fue calificada por el Tribunal Examinador como sobresaliente. Ha coordinado talleres de Creación Literaria en distintas universidades.

Como periodista cultural ha sido editor de suplementos y revistas y columnista en diarios de Colombia y México. Ha ofrecido conferencias sobre literatura hispanoamericana y recitales de poesía en universidades y foros culturales en Centroamérica, España, México y Colombia. Algunos de sus libros de poesía son “Fatiga de los cereales” (1977), “Sereno secreto de morir” (1985), “Pasos del sueño y el insomnio” (1991), “De los mitos de Coyatoc” (1992), “Rosa del destino” (2000), “Los cielos de mi cuerpo” y “Ojos dorados del cuerpo” (2002). Entre sus publicaciones ensayísticas se encuentran, entre otras: “Simón Bolívar y las guerras de independencia en la Nueva Granada”, “Escritores chiapanecos del siglo XVII” y “Fray Matías de Córdoba o el pensamiento criollo en el siglo XVII en Guatemala”. Ha sido traducido al inglés, francés y libanés.

Presentación del autor y su
obra por Rafael Patiño Góez

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Armando Duvalier fue un poeta mexicano, contemporáneo de Octavio Paz, ambos nacidos en 1914. El chiapaneco estuvo entre las vanguardias, creó su propia vanguardia, el alquimismo poético. La poesía japonesa fue uno de sus fuertes. Propuso la retornela. Fue maestro en el soneto. Escribió poesía negra retomando el Altazor de Huidobro. Fue teórico, crítico e investigador literario. Escribió cuentos y fue periodista. Fue reconocido como maestro de la generación de Rosario Castellanos y Jaime Sabines. Los dos tomos que conforman Armando Duvalier, vida y obra, poeta vanguardista, teórico y crítico literario de la segunda mitad del siglo XX en Chiapas, es el resultado de la investigación de Ricardo Cuéllar Valencia durante largos años de rastreo y estudio.

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Ricardo Cuéllar Valencia - Foto Cuarto Poder de Chiapas

Ricardo Cuéllar Valencia
Foto Cuarto Poder

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Armando Duvalier, pilar
de la poesía chiapaneca

Por José Luis Castro

El poeta, cuentista y crítico literario Armando Duvalier Cruz Reyes nació en la colonia Echegaray, municipio de Pijijiapan, Chiapas, el 26 de agosto de 1914.

Escritor y poeta, cantor lírico de estilo elegante y colorido que supo manejar impecablemente las diversas formas poéticas de la lengua española, a la par de un lenguaje musical que singularizó en su poesía negra. Excelente versificador y crítico literario que manejó con facilidad el lenguaje literario y poético. Autor de una obra poética extensa y polifacética, de altos vuelos, llena de imágenes y metáforas, muchas veces soslayada por la crítica. En 1936 introdujo a Chiapas la poesía japonesa (Hai-Kais,) y en 1961 la poesía negra con el poema “¡Vámonos al Vudú!”, es decir, irrumpió el jardín de las letras chiapanecas con su propuesta de crear versos negros con luz, color y música (el potencial poético del negrismo quedó al descubierto); además, creó la nueva forma de expresión poética denominada alquimismo: la música a través de las palabras, que fue su aportación más valiosa dentro de la historia de la poesía mexicana; y la retornela, nueva composición poética para temas líricos.

Su obra literaria la resumimos en el siguiente listado: Poetas Chiapanecos (antología, 1940), Un gran poeta regionalista (estudio crítico, 1940), Tibor (Hai-Kais, 1943), Trayectoria poética de Leopoldo Ramos (crítica, 1943), Con el hermano Francisco de Asís (poesía, 1946), Elocuencia del corazón (poemas, 1948), Retornelas y otros poemas (1954), PagrePiegra (cuento, 1957), Cuando te nombro Chiapas (poemas, 1958), Mariposas de laca (Tankas y Hai-Kais, 1958), Tribulaciones por un joven dinosauro (poema alquimista, 1961), La poesía de José Emilio Grajales (crítica, 1961), Poesía negra americana (breve antología, 1962), Canto de amor a Chiapas (poemas declamables, 1963), La niña y su hipotenusa (poema alquimista, 1963), Dame la palabra y la música florida (poesía, 1985), Poemas Alquimistas (1986); Soconusco (poemas, 1987), De azucena dorada es la niña (poemario póstumo, 1990) y Te suspiro, dorado Pijijiapan (poemas, 1992), entre otras.

En Chiapas hace falta que hagamos una lectura más detenida, más profunda, de la poética del maestro Duvalier, injustamente olvidado, quien realizó una de las obras más sólidas e ingeniosas de la lengua hispanoamericana. Textos elegantes, artísticos y auténticos. Como poeta destacó en Chiapas en los años de 1947 a 1980. El crítico literario Ricardo Cuéllar Valencia aseguró que fue el “maestro de las formas, el innovador y el crítico más sólido del siglo XX” en Chiapas (“Al oído del lector”, artículo publicado en Boca de Polen, revista cultural de la Universidad Autónoma de Chiapas, número 2, agosto de 1994). En su formación poética influyeron Pablo Neruda, César Vallejo, Vicente Huidobro, Jorge Luis Borges, Nicolás Guillén, Juan José Tablada, Luis Cardoza, entre otros.

El maestro Armando Duvalier dijo en su artículo “La Poesía Negra en México”: “Los elementos de la poesía negra son la plástica y la música. La coloración tropical y la onomatopeya existen en toda la poesía negra. La savia que se retuerce en la vegetación de la selva, la eclosión de la sangre en el cuerpo del hombre y de la fiera, la quimificación primitiva del color del mar, en la tierra y en el cielo, la reverberación de las playas y los mares, la alegría marinera de los puertos que constituyen la plástica del trópico, se halla en los versos del romancero negro. Asimismo, la musicalidad onomatopéyica existe en sus más variadas expresiones”.

El crítico Duvalier había conocido al poeta cubano Nicolás Guillén, padre de la poesía negra, en la casa de la pintora y poetisa mexicana Aurora Reyes (que vivía en el barrio de Coyoacán, en la Ciudad de México), en la que se reunían Juan de la Cabada, José Revueltas, José Muñoz Cota, Efraín Huerta, Renato Leduc, entre otros.

Armando Duvalier, de ascendencia negra, nació en Pijijiapan, hermoso poblado descendiente de los esclavos traídos por los conquistadores españoles del siglo XVI. Africano de origen por la sangre, el espíritu y la música que llevaba por dentro, fue un auténtico poeta negro. He aquí algunos ejemplos de su estro sentimental:

¡Vámonos al Vudú!…
(fragmento)

Vicente Azul está triste
porque ha contemplado el mar…
Vicente Azul está triste
y entre sus labios murmura
(náñiga, fárfara, ¡helás!)
(náñiga, fárfara, ¡helás!)
una canción en patúa.

[…]

Vámonos ya,
vámonos, Vicente Azul,
vámonos al mar;
vámonos, Vicente Azul,
vámonosalvudú
que está sonando el tam-tam.

[…]

¡Ay de ti, Vicente Azul
porque te ha embrujado el mar!…

Otro ejemplo de versos bien estructurados de poesía negra, con luz propia, color y música es el dedicado al instrumento musical chiapaneco: la Marimba:

Marímbula, Marimbulé
(fragmento)

La mar,
la mari, mari,
lamarimbá,
canta en las tierras de Chiapas;
marimba, marímbala, marimbulá.

[…]

Sueña la marimba,
la marimba, merimbela,
murimbela, mirimbela.

Autor de poesía culta con algunos elementos de la raza negra. Crédito que comparte también con el bardo Rodulfo Figueroa, primer poeta de ascendencia negra, que tuvo escasa influencia de elementos, motivos o temas negros entre los poetas chiapanecos de su época (siglo XIX). Dentro de la poesía negra de Armando Duvalier figuran: “¡Vámonos al Vudú!…” (dedicado al negro Vincent Adul, que desde Pijijiapan le cantaba a su entrañable Haití), “Marímbula-Marimbulé”, “Conjuro para ahuyentar al Mandinga” y “El paso de Mandinga”.

“La presencia de Duvalier en el mundo de las letras chiapanecas ―dijo el profesor Eliseo Mellanes en 1965― significa la transición entre la poesía de la retórica clásica y la poesía de técnica contemporánea, es como un puente o un eslabón entre la primera y la segunda generación de poetas de este siglo (XX). Es poeta clásico porque la mayoría de sus poemas usa el metro y la rima de la retórica tradicional, pero es contemporáneo por las imágenes y metáforas que imperan en su producción poética” (Perfil de la poesía en Chiapas, Eliseo Mellanes Castellanos, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1965, p.: 38).

Compartimos los comentarios del maestro Eliseo Mellanes Castellanos ―crítico literario―, cuando dijo que el poeta Armando Duvalier era el puente o eslabón entre la primera y segunda generación de poetas del siglo XX. Sin embargo, en lo personal considero que el poeta Duvalier no solo fue el puente sino el parteaguas del cultivo de la antigua poesía clásica y la nueva poesía contemporánea, pues en 1947 introdujo a Chiapas la poesía vanguardista junto con Ramón Rosemberg Mancilla y Gumaro Gutiérrez.

Armando Duvalier, pese a haberse formado literariamente en la Ciudad de México y haber florecido como poeta en ese lugar, fue la punta de lanza de la nueva generación de poetas chiapanecos que se inauguró en la década de los sesenta. Fue el alma, el patriarca de la nueva poesía contemporánea de Chiapas, como heredero auténtico de la antigua poesía que supo asimilarla y fructificarla, al ir en busca de nuevas formas de expresión. Audaz movimiento poético que quiso superar la etapa del lirismo romántico por una poesía culta, plástica, musical, que innovara las antiguas formas y estilos que imperaban en la época.

El parnaso chiapaneco vibró con esta nueva voz, la del poeta Armando Duvalier.

Fuente:

El Heraldo de Chiapas.com