Presentación

Botamán Biyá

Apuntes sobre dos oralitores

—4 de junio de 2020—

Portada del libro «Botamán Biyá» de Ana Lucía Cardona

* * *

Ver grabación del evento:

YouTube.com/CasaMuseoOtraparte

* * *

Ana Lucía Cardona Colorado es licenciada y magíster en Literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira. Ha desarrollado proyectos de investigación en torno al conocimiento de las culturas indígenas prehispánicas y de los escritores indígenas contemporáneos. También se ha interesado en la didáctica de la lectura y la escritura y forma parte del Grupo de Investigación en Literatura Latinoamericana y Enseñanza de la Literatura de la UTP. Es cocreadora de la Fundación Taller Creativo Materile, entidad que fomenta y fortalece en los artistas las habilidades en lectura y escritura. Actualmente se desempeña como catedrática del Departamento de Humanidades de la Universidad Tecnológica de Pereira. Su libro «Botamán Biyá», propuesta ganadora de la convocatoria de Estímulos 2019 de la Secretaría de Cultura de Pereira en la modalidad de ensayo, indaga en la poética de los escritores Miguel López y Freddy Chikangana.

* * *

Logo de la Secretaría de Cultura de Pereira

* * *

Leer el nuevo libro de Ana Lucía Cardona Colorado, Botamán Biyá – Apuntes sobre dos oralitores (2019), choca contra la cabeza y deja un eco. Una estela sónica que presenta la oralitura como género, que, aunque no categoría nueva, ha estado relegado en un rincón silencioso en el canon de la literatura occidental. Una corriente no sistemática que quizá fue inaugurada por los nómadas del desierto, o en su defecto entre los fabuladores de Babilonia, cuya biblioteca de Asurbanipal de Asiria atestigua sobre ese fantástico mundo oral, y que, en América, por medio de sus voces indígenas, tiene una génesis confusa.

Diego Firmiano

*

Cada una de nuestras células nos da el timbre de voz, la vitalidad del cabello, la fuerza de la mordedura, con la memoria de lo que alimentó a nuestros antepasados y con mucho de lo que nosotros tomamos. También existe en esa memoria una disposición para la vida: entenderla, asombrarse, lucharla, prolongarla, custodiarla, apostarla. Esto es posible gracias a las palabras que recibimos de casa y a las que obtenemos en los meandros de la cotidianidad. Botamán biyá, «la palabra bonita», la apuesta que desde la oraliteratura realiza Ana Lucía Cardona para reconocer la poesía indígena contemporánea, aparece en un momento importante de nuestro devenir cultural, en el que tantos ruidos ahogan la memoria de las voces que somos como herederos de la oralidad y amantes de la letra impresa.

Jáiber Ladino Guapacha

* * *

Ana Lucía Cardona Colorado

Ana Lucía Cardona Colorado

* * *

Botamán Biyá

~ A manera de prólogo ~

Admito que hablar de literatura y restringir su estudio a regiones geográficas (literatura latinoamericana), sujetos enunciatarios (literatura femenina, masculina), o incluso a márgenes socioculturales (literatura gay), puede levantar bastante roncha y generar urticaria entre quienes consideran que la literatura es un fenómeno único, no fragmentario. Sin embargo, toda negación rotunda de estos rasgos implica una mutilación ontológica de la palabra, pues desconoce las vertientes que mantienen a ese fenómeno vivo y en constante mutación; porque la literatura, bien lo sé, se alimenta de contextos, variables culturales, épocas, sensibilidades, individualidades y colectividades. La literatura vive en la delicada urdimbre de los fragmentos que constituyen la vida y la psique humanas.

En este sentido, no considero descabellado decir que la literatura también ocurre en la cotidianidad, pese a que las particularidades y las palabras que se inscriben en el orden del lenguaje literario no reflejan la inmediatez de lo cotidiano, lo cotidiano sí se construye a partir de metáforas, mitos, supersticiones y relatos que irrumpen en la supuesta lógica de lo «real». De ahí que, como observadora de esas realidades entretejidas, pueda valorar hasta qué punto la vida es ficción pura.

¿Por qué entonces me resultaba tan difícil reconocer que aquello que antes no se nombraba como literatura sino como harawi, o taki, o in xóchitl, in cuícatl, forma como los indígenas Quechuas y Náhuatl, respectivamente, llaman a sus cantos/poemas, hace parte de ese mismo fenómeno: particular y complejo, individual e histórico, llamado literatura? Quizás fue este un indicio definitivo que me permitió entender la necesaria existencia de otra palabra intermedia para reconocer esos ríos subterráneos que vivifican el hecho literario: entonces apareció la oralitura.

En este texto pretendo explorar la idea de que la oralitura, más allá de ser otra de las infinitas variantes de la literatura, con tantas ramas como hijos ha tenido la humanidad, es un llamado de atención para comprender que tengo, y que tenemos, una gran deuda con el fenómeno literario en Latinoamérica, pues debemos revisarlo desde la íntima lumbre que aviva nuestras cocinas, desde la estufa donde se cuece el germen de nuestras visiones más arraigadas y misteriosas.

Así pues, la oralitura, forma como desde hace poco pretenden llamar algunos indígenas a su producción escritural y literaria, más que inscribirse como una subcategoría o categoría de la literatura latinoamericana, es una nueva perspectiva que nos permitirá encontrar caminos olvidados para reunir en la crítica aquello que ya estaba fusionado en el hacer de los escritores: todas nuestras herencias arraigadas desde la oralidad pero sometidas al infranqueable proceso de escritura que pese a haber sido impuesto, tampoco, ni en su estructura ni en su forma semántica, gramatical o fonética, volvió a ser el mismo.

Mi intención es, además de explorar el concepto de oralitura, contribuir al reconocimiento de la obra de algunos escritores indígenas contemporáneos, específicamente Fredy Chikangana y Miguel Ángel López, a partir del análisis literario y la interpretación simbólica de su obra. En esta interpretación, pese a que utilizaré principalmente elementos de la hermenéutica, no desconoceré la tradición indígena que influencia a ambos oralitores. Procuraré, por el contrario, unificar ciertas herramientas teóricas que me permitan dimensionar sus obras de forma libre pero también contextual.

Finalmente, debo añadir que este es uno de muchos intentos que deseo realizar con el objetivo de encontrar resonancias simbólicas de diversa índole que pueden estar presentes tanto en autores latinoamericanos indígenas, como no indígenas. Es quizá parte de una empresa personal en la cual me embarco para mostrar las raíces que nos han legado los pueblos originarios, raíces que están aparentemente muy marcadas pero poco visibilizadas por parte de los críticos literarios, quienes se han mantenido siempre al amparo de las teorías que les llegan de fuera sin construir un instrumento integral que les permita comprender con mayor lucidez la hibridación exuberante de estos sujetos literarios que tienen los pies en la cabeza.

Fuente:

Cardona Colorado, Ana Lucía. Botamán Biyá – Apuntes sobre dos oralitores. Alcaldía de Pereira, Secretaría de Cultura, 2019, pp: 5 – 8.

* * *

Ilustración de Juan Ángel para el libro «Botamán Biyá» de Ana Lucía Cardona

Ilustración © Juan Ángel