Presentación

Alfabeto del mundo

Colección de poesía

—2 de septiembre de 2021—

Siete títulos de la colección de poesía «Alfabeto del mundo»

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Ver grabación del evento:

YouTube.com/CasaMuseoOtraparte

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Ediciones de la Línea Imaginaria (Ecuador) y el Centro Editorial La Castalia (Venezuela), sellos editoriales de reconocida trayectoria, se unieron para crear la colección de poesía «Alfabeto del mundo», nombre que le rinde homenaje al libro homónimo del poeta y ensayista venezolano Eugenio Montejo (1938-2008).

La presentación de los nuevos títulos de este catálogo virtual y libre, que busca ser «una significativa ventana de aire fresco fortalecida maravillosamente de poesía iberoamericana», nos trae hoy siete voces, siete mundos, siete países: Arnaldo Jiménez (Venezuela), Rocío Silva Santiesteban (Perú), Carlos Augusto Alfonso (Cuba), Sara Vanégas Coveña (Ecuador), Daniel González Dueñas (México), Susana Reyes (El Salvador) y Robinson Quintero Ossa (Colombia). Nos acompañan en esta ocasión los queridos fotógrafos Fernando Espinosa Chauvin (Ecuador), Juan Carlos Astudillo Sarmiento (Ecuador), Fernanda Gallardo Velázquez (Ecuador), Orlando Baquero (Venezuela), Meline Uzcátegui (Venezuela), Jorge Vinueza García (Ecuador) y César Rubio (México). En ellos hemos puesto nuestro diálogo con estos bellos libros que muestran su trabajo artístico. Nuestra mayor gratitud por su apuesta a este proyecto editorial que nos permite seguir diciendo poesía y fotografía. Los libros se pueden descargar libremente en las páginas web de ambas editoriales.

Gala de poesía con la moderación de Aleyda Quevedo, Edwin Madrid, José Gregorio Vásquez y Lucía Estrada.

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Logo Editorial La Castalia

Logo Editorial Línea Imaginaria

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En vano me demoro deletreando
el alfabeto del mundo.
Leo en las piedras un oscuro sollozo,
ecos ahogados en torres y edificios,
indago la tierra por el tacto
llena de ríos, paisajes y colores,
pero al copiarlos siempre me equivoco.

Eugenio Montejo

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Hemos curado un catálogo de títulos y autores de diversos países de Iberoamérica. Es un alfabeto de poesía que queremos compartir de la mejor manera: apostamos por un trabajo editorial a la altura de las exigencias que reúnen un libro impreso. Su estética y su cuidado es muestra de nuestro mayor fervor por la tarea editorial. En este alfabeto hemos buscado lo más selecto, profundo y significativo de la poesía contemporánea en lengua castellana y hemos acompañado a cada libro con el trabajo delicado de un grupo maravilloso de fotógrafos que exponen sus fotografías en cada una de nuestras portadas, permitiéndonos así un diálogo verdaderamente formidable.

José Gregorio Vásquez

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Fotos de los siete poetas que participan en la tercera entrega de la colección literaria «Alfabeto del mundo»

«Siete voces, siete mundos».

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Siete poemas de
Alfabeto del mundo

Letanía de las superficies

~ Arnaldo Jiménez ~

las cenizas que giran en las esferas de los relojes
el vaho del alcanfor en la frente de los caídos
y las fisuras que siempre deja el abandono

el luto que muere en cada amanecer
y la mordida del nacimiento en las cuerdas de la voz

la brevedad que se desgasta en los circuitos de la sangre
las flores que huelen la muerte
y el celo de la luz sobre la ceguera

el veneno que declina en la boca su balanza
el sonido de las ánimas en los armarios

y las cenizas que giran en las llamas del abandono

la semejanza del silencio en los nombres
el haz del rayo en el polvo que agoniza
y el misterio que no puede indagarse a sí mismo

la risa que salta en la resonancia de los tormentos
y las ráfagas del secreto sobre las puertas

la complejidad del espacio donde moran las máscaras
el tuétano de miedo que late en el fondo de los amuletos

y las estelas de alcanfor en los nombres del abandono

el humo de las plegarias en los altares de la realidad
y la voz que pesa en las manos del enfermo

el agua que se desliza por las cuerdas de las flores
el espejismo que siempre se desvanece sobre las camas

y los secretos que giran en las cenizas del abandono

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Hasta hacernos daño

~ Rocío Silva Santisteban ~

Algo extraño pesa sobre mí

Escucho el mar reventando y me da miedo
Siento que de pronto alguien pondrá su mano fría
Sobre mi nuca

Sabes que si canto una canción la canto para ti
Si silbo en medio de la noche, sin duda, es mi llamada

Pero estás tan lejos que nunca la escucharás
Y cuando tengo miedo no existe la paciencia

Y si los dedos fríos se posan sobre mi nuca
El temor a no dejar nada para ti me paraliza

El amor está donde tú vas
El amor está donde tú te mueves
Donde tú lo dejas bruscamente

Abro mis brazos de largo a largo y mis pezones alumbran
Una breve luz a esta hora de la noche

Pero sólo logras confundirme

Amor de mi vida, tú me cortaste,
Tú rompiste mi cuerpo como un vidrio inútil
Y luego dejaste las astillas en la cornisa

¿No puedes ver?
¿Acaso no puedes ver?

Baja la mano con la que piensas lastimarme
Que si la extiendes y cierras los ojos
Yo la besaré.

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Todas las guerras

~ Carlos Augusto Alfonso ~

De qué voy quejarme si no es de mí,
ya se me ocurrirá.
De Kooning me ha alterado. Sé de nacimiento la razón.
Vi un tipo golpear a un hombre de goma con un registro.
Herman Jacob Mankiewicz,
guionista de «El Ciudadano»
harto de vigilias apeninas,
ebrio como siempre viene cavilando.
Guarda en su pesebre palabra Rosebud
«Cae de su mano, en lecho de murano, un cristal de nieve»
no era la sibila por estos fanguisales.
Hombre de goma golpeado con un registro.
Exprime guarapera sin trapiche «orden hermética»
brazos de famélicos fustetes.
Órgano Jacobson Mankiewicz
sirve entumecido «Rosebud…»
en vaso plástico tornasolado trapichero.
Y no solo te habla en enoquiano apocalíptico
sino que —para colmo— sabe escuchar

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Te llevan en vilo

~ Sara Vanégas Coveña ~

te llevan en vilo y me he quedado sin ojos. solo sé de tambores y sombras que te arrastran. tú gritas desde mi garganta muda. me llamas con mi nombre más antiguo

… y te llevan

recuerdo tu danza sin fin alrededor de su hoguera y de mi cuerpo. tu manto blanquísimo sobre mi espalda oscura

ahora soy la piedra para tu cuerpo exhausto. y te llevan …

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Los retratistas

~ Daniel González Dueñas ~

los retratistas beben la luz
como si cada gota fuera la última
y esta es la única certeza de que disponen

llenan sus casas de piedras y figuras
tallan, moldean, fijan
de nuevo son rupestres, góticos, surrealistas
almacenan grandes cantidades de instantáneas
en papel fotográfico
—porque todo papel es fotográfico—
en piel de basilisco
en hojas de espliego
con tiralíneas y sinalefas
y odómetros y puentes móviles
licuando, tañendo
con el ombligo ávido de fascinación
indignados
profundamente heridos de claroscuros
confesionales, rudos, postreros
lascivos, timoratos
siguiendo a las orugas
y acorralando a las salamandras

lo arriesgan todo a cada paso
y les gusta bordear el abismo
detectar minas explosivas y deshielos
meter la mano en los avisperos
cuidadosamente convertida en viento

desconfían
con cada poro abierto desconfían
saben que el mundo se mueve
y que el ojo está enseñado a estarse quieto
no hay arte del cazador que desconozcan
pero su presa es un espejo visto en sueños

y así andan, desmoronados y vehementes
devorando sombras y sobreentendiendo fantasmas
perdidos en el ojo de la aguja perdida en el pajar
necios, diagonales, cronistas de lo imposible
lunáticos desorbitados, ufanos heresiarcas
con la cara hecha de reflejos
esperando siempre el reverso del miedo
y la lúbrica liturgia del instante

pájaros marinos en una ciudad deshabitada

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Camino de Santiago

~ Susana Reyes ~

Quizá volví tantas veces a tus fuertes
y lloré el desencanto de los pasos
que dibujé descalza.
Quizá hoy mis venas no comprenden
la razón de desangrarse
la muralla, la calzada, el alcázar
el perfil de tantas vidas marchando dentro.

Tal vez no deba cruzarte de nuevo
o llevarme esta vez la historia a medias
o dejar esta piedra en su origen
y no buscar la cruz que me avasalla o avasallo.

Olvidé quién soy en esta tierra
y mis pies son cómplices de la búsqueda.
Antes de llegar hube perdido
la paciencia, la humildad, la sencillez.
Aquí aprendí que los caminos
retroceden,
que para saber andarlos
hay que desprender la memoria y las cicatrices del cuerpo
dejar libre el alma
ella sabrá ordenar y recordar.

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Hablar las piedras

~ Robinson Quintero Ossa ~

Hay que hablar las piedras, ponerlas en la mano, abierta la palma, decir en su contrasueño. Sea un andrajo de pedrusco o un pulido guijarro, hay que guardarlas en los bolsillos, darles un sitio en la mesa, llevarlas de ronda, descansar su peso. La piedra que levita la calle, la que hace pila entre el andén y el muro, la que luce sus bordes en el charco del patio, ensimismada.

Hay que hablar las piedras, decirlas sin prisa. Dan calma.