Presentación

Colombia: más allá
de la encrucijada

Construyendo una idea de país

—5 de mayo de 2022—

Portada del libro «Colombia: más allá de la encrucijada - Construyendo una idea de país» de Carlos Arturo Mogollón Pérez

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Carlos Arturo Mogollón Pérez (Pamplona, Norte de Santander, 1959) es físico de la Universidad de Antioquia con estudios de Filosofía en la Universidad de París (2014-2017). Entre 1986 y 2004 recorrió diversos países de Europa y Asia Menor, estableciéndose durante algún tiempo en Granada, España, y el Pirineo francés. Tras regresar a Colombia se comprometió con el activismo político y fue candidato a la alcaldía de Pamplona. En 2010 retornó a Europa y se instaló en la isla de Wight (Reino Unido), donde actualmente reside con su compañera y sus dos hijas. Ha escrito poesía y ensayos sobre historia, educación, arte, filosofía, ciencia y política, textos aún inéditos. A raíz de las manifestaciones ciudadanas que sacudieron al país en 2021, y en respuesta a los desafíos sociales actuales, escribió «Colombia, más allá de la encrucijada», obra presentada recientemente en la Feria Internacional del Libro de Bogotá.

Presentación del autor y su obra
por Ricardo Contreras Suárez.

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Frente a la pregunta sobre lo que es ser contemporáneo, Roland Barthes va a afirmar que «lo contemporáneo es lo intempestivo». Con ello, en clara referencia a las «consideraciones intempestivas» de Nietzsche, podemos afirmar que ser contemporáneo es mantener una relación singular con su tiempo a partir de una distancia que se toma con el mismo, es decir, se trata de una suerte de anacronismo que no es precisamente ubicarse en otro tiempo, sino ubicarse en un desface temporal que nos permite mantener la mirada fija sobre el presente para ver aquello no se puede ver si nos dejamos envolver por el remolino del ahora. Tal relación debería dar por resultado no el añorar un tiempo mejor, sino comprender, odiar (y amar, acaso) el tiempo en el que se vive, aunque nos sepamos irremediablemente unidos a él y a su suerte.

Tal es el caso del libro que acaba de publicar Carlos Arturo Mogollón Pérez, titulado Colombia, más allá de la encrucijada: construyendo una idea de país. En los dos tomos que constituyen la obra, y a partir de algunos temas que son de interés para el país que queremos, Mogollón, desde una escritura fragmentaria, toca diversos temas, algunas veces desde una escritura ensayística, a veces poética, en otras ocasiones irónica y sarcástica, pero siempre dejando clara su mirada particular del país, de sus problemas y sus diversos matices, con la idea de iniciar un diálogo que va más allá (o tal vez más acá) de la retórica academicista que circula desde pequeños grupúsculos y que jamás sale de allí. Ya el poeta ruso Ósip Mandelshtam se había preguntado hace algunos años por su tiempo con las siguientes palabras: «Mi siglo, mi bestia, ¿hay alguien /que pueda escudriñar tus ojos / y con su propia sangre fundir / dos centurias /que justifiquen tu osamenta?». Mogollón hace una apuesta por mirar la bestia a los ojos. Lo que queda de la mirada está en su libro. Lo que queda para nosotros es leerlo y, por supuesto, acudir a su invitación a no darle la razón, a debatirlo, a contrariarlo, a justificar nuestra propia osamenta.

Ricardo Contreras Suárez

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Carlos Arturo Mogollón Pérez

Carlos Arturo Mogollón Pérez

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Colombia: más allá
de la encrucijada

~ Introducción ~

1

Es denuncia, manifiesto, invitación; pero también es reflexión y gesto. Trabajo, entonces: trabajo político. Grito, canto y lamento, reclamo y exhortación; pero también pregunta y provocación. Va en primera persona, pues.

2

El núcleo principal del libro fue escrito en los últimos 10 meses (decidí escribirlo en abril del año pasado, motivado por las manifestaciones). Sin embargo, también recoge algunos textos escritos en diversas ocasiones durante los últimos 10 o 12 años, como comentarios a publicaciones en la red o discusiones con amigos y conocidos. Algunos de ellos están ligeramente retocados o comentados. En los diálogos respeto al máximo los textos de los comentarios de los interlocutores. En principio, los dejo tal cual como fueron escritos originalmente (con todos los giros y particularidades gramaticales, sintácticas u ortográficas): sólo los intervengo cuando me veo forzado a hacer retoques necesarios para la comprensión (muchos colombianos desconocen las reglas elementales de la sintaxis castellana, lamentablemente).

Por otra parte, los propósitos no siempre son estrictamente homogéneos, porque mis puntos de vista o las circunstancias pueden haber cambiado. En ese sentido, el libro es testimonio de una preocupación constante que se expresa como pensamiento en acción y en permanente construcción.

El libro está editado sobre tiempo. Al final, tuve incluso que tomar las tijeras y cortar por lo sano. Mucho material a medio camino se quedó por fuera por falta de tiempo. La prioridad es alimentar la discusión actual en esta encrucijada electoral. Por eso va así, incompleto, contrahecho…; monstruosito, el pobre.

Astilla. Hoy 15 de febrero del 2022, cuando escribo esto, ya está claro que el libro no podrá salir a tiempo para que todos los detalles de estos comentarios sobre las elecciones tengan el valor de oportunidad. Desafortunadamente, el ejercicio de la escritura se extendió más allá de los cálculos iniciales. Sin embargo, los análisis generales valen y los comentarios siguen siendo pertinentes. En cualquier caso, estos procesos son largos y le tomará al país más de una coyuntura electoral resolverlos. Muere la astilla.

Algunos vacíos son enormes. Entre ellos hay uno que quiero señalar: la problemática alrededor de la mujer. Es un tema de prioridad absoluta. Lo reservé para el final y me quedé sin tiempo. También por eso pido disculpas. Espero tener ocasión de desarrollarlo en el futuro. Hoy 20 de febrero añado: el trabajo que está haciendo Francia Márquez es muy interesante. Ha mostrado tener enjundia y ha ido desarrollando y proyectando su discurso sobre el espectro general de la problemática del país, más allá de los límites de la perspectiva particular de las comunidades en cuyo seno se formó y que tan bien representa.

Aunque los textos no están dispuestos en un orden temático o lógico lineal, el libro sí tiene una estructura, evidentemente. Describe someramente la situación y se pregunta de dónde viene; luego, explora las raíces históricas, propone un contexto y desarrolla una descripción (que se pretende) coherente de los procesos. A partir de ahí, explora las alternativas.

El libro está estructurado como una especie de mosaico, entonces. Cada texto, no importa cuán largo o corto, es autónomo y puede ser leído de manera aislada; sin embargo, el verdadero significado se revela en la visión de conjunto. En algunos casos, el movimiento de la historia puede dar saltos o retroceder para volver a avanzar, en saltos sucesivos. También puede haber varios textos que rodean un problema desde diferentes perspectivas cruzadas. Ese aparente desorden tiene dos propósitos: por un lado, aligerar la lectura y animarla con movimientos sorpresivos. Pero también es una manera de invitar/forzar al lector para que construya su propia lectura; no ya del texto tanto como de los temas que se están tratando. Los quiebres, vacíos y repeticiones son trampas que pretenden provocar la reflexión. En último grado, cada lector tiene que construir su interpretación del país, y este libro sólo pretende inducir y/o enriquecer ese proceso.

Cada lector hará su camino a su manera (de eso se trata), en el recorrido del libro. Sin embargo, llegar a él ligero de equipaje puede ayudar a andarlo y disfrutarlo. Fue escrito con amor.

3

Una cosa: no se corten, cójanlo por donde quieran. En ambos sentidos: interprétenlo como quieran y léanlo como quieran.

Esto último es importante, también. Aunque sí tiene una estructura dialéctica (con introducción, presentación, desarrollo, discusión y conclusión/pregunta), el libro está escrito de modo que puede ser leído prácticamente en cualquier orden; aunque, para facilitar la lectura, tal vez sea bueno cogerlo por bloques.

Mirándolo bien, tiene una estructura fractal, en realidad; pero es orgánico. Es como un rizoma complejo (que se desarrolla en tres dimensiones). También puede pensarse como un pulpo: con un sistema nervioso altamente complejo, pero no centralizado (a diferencia del nuestro).

4

A quienes están básicamente de acuerdo, no lo estén. Es necesario hacer un ejercicio crítico frente a aquello que uno asume como cierto o evidente. Revisar datos, considerar puntos de vista, atender a cambios, etc.

A quienes no están de acuerdo, leer con cuidado. Pensar honestamente en el asunto. Los hechos están ahí. Las memorias del atropello son ciertas. Revisarlas, claro; pero una vez establecidos los hechos, mirarlos de frente, analizarlos y no esconder las consecuencias. Contrariamente a lo que se pretende con mucha (en cualquier caso, demasiada) frecuencia, la política bien poco tiene que ver con la ideología (la política sana, claro). Reconocimiento y estudio de la realidad. Contraste con necesidades, aspiraciones y sueños. Confrontación con (los) otros puntos de vista. Honestidad. Proyecto común (racional y razonable). Estrategia. Voluntad.

5

Yo no le digo a nadie por quién tiene que votar. Nunca lo he hecho. No lo hice ni una sola vez cuando fui candidato yo mismo, en alguna ocasión, en unas elecciones locales. De modo que, si alguien quiere ver en este texto un instrumento de campaña, no lo va a encontrar.

Yo comento los asuntos que me interesan y pueden interesar a los lectores. Lo hago con esta cabeza que me dio la vida y tengo puesta ahí (no puedo con otra); y con el corazón, que también me dio la vida y trato de cultivar.

Aunque pueda parecer de otro modo, en último término trato de no juzgar a los demás: no condeno. Me niego a hacerlo, de manera consciente y expresa. En realidad, los objetos de mis juicios (de mis análisis críticos) son los argumentos, independientemente de quien los esgrima (incluyéndome a mí). Atiendo a los argumentos ajenos, exactamente como espero que los demás atiendan a los míos: por lo que son, independientemente de si apoyan o van en contravía de mis propios argumentos y acciones.

En cuanto a la política, la pienso como acción. Promuevo, critico, apoyo, combato o acompaño activamente. No quiero dejar pasar. Por eso, en principio, a menos que algún argumento me aconseje lo contrario, prefiero pecar al sacudir que callar y retrotraerme. Las cosas de todos sólo se resuelven poniéndolas sobre la mesa.

Por eso escribo sobre la situación en el país (y más allá). Lo repito: sólo me mueve el ánimo de promover una discusión que, además de ser fundamental, es la única vía, la única alternativa razonable, fértil y legítima, para resolver los problemas públicos. Estoy persuadido de que, independientemente de su fuerza, la lucha política tiene que pasar necesariamente por la palabra. Trato entonces de usar la palabra tan bien como puedo (aunque está claro que no llega a todos). Es mi herramienta y cuando no estoy solo (y ni aun así), sólo la envaino para comer, dormir y besar.

De todos esos personajes (hombres y mujeres) que se presentan como líderes hablo en términos críticos, ya sea para apoyarlos, para controvertirlos o para combatirlos; y esto de manera sistemática. No hay excepción. Con cierta frecuencia hago comentarios sobre uno u otro de ellos, exactamente como sobre los demás. Ninguno es objeto especial de mis atenciones o de mis afectos. Aun cuando está claro que, en política (tanto o más que en otros ámbitos de la vida social de las personas), es importante ese factor que Goethe llamaba las afinidades selectivas, la postura y la acción políticas deben pasar por la criba de la razón. No han de ser ni las hormonas ni los apetitos las grandes referencias.

Si alguien quiere saber qué pienso yo al respecto de cualquiera de los candidatos actuales, por ahí hay varios comentarios que ilustran bien mi postura. Leyéndolos junto a los comentarios y discusiones sobre los otros personajes de la fauna política y sobre las problemáticas en general, se podrá hacer una idea de lo que pienso, cómo y por qué.

6

Esta no es una pieza académica. No lleva notas de pies de página. En ese sentido supone (abusivamente sin duda) el conocimiento de las referencias de todo orden (desde luego, en caso necesario siempre es posible darse una vueltita por la red). Las estadísticas (más bien pocas) no están sistematizadas. Tienen básicamente una función ilustrativa. En cualquier caso, son veraces y se atienen a la información que sobre los diferentes asuntos existe.

Aunque se ciñe a la realidad, el escrito no pretende reducirse a la razón científica (tenga el sentido que tuviere ese monstruo), ni presentar cortes de laboratorio de las historias que presenta. En él expreso una posición. Desarrollo unas ideas y para ello tomo, disecciono, expongo, esas historias; en cuanto me es posible, con los instrumentos que tengo y de acuerdo con lo que vaya descubriendo. Lo que hago aquí, en realidad, no es más que coger la punta y tirar… y tirar y tirar… Un hilo, entonces (o un manojo de hilos, mejor); no disquisiciones académicas. Lo dicho: no esperen notas de pie de página ni referencias.

No es un relato exhaustivo. No pretende ser un análisis infalible. Hace consideraciones que espera razonables. Plantea algunas propuestas concretas, pero como simple materia de trabajo, como pregunta. Exclama, eso sí; y sacude, zarandea, pero siempre con respeto; y trata de seducir, también (¡ni más faltaba!). Interpela.

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Hablo aquí de todos los seres humanos hoy, sin excepción. Nosotros somos tardíos. Como Cyrano con su nariz, nosotros con nuestras manos. Demasiado largas, nuestras manos. Somos monstruos, verdaderos monstruos. Porque, a diferencia de Cyrano que supo ir a la luna y volver en las noches estrelladas e hizo de su nariz su flor (a pesar de que le estorbaba en el amor), nosotros abdicamos frente a nuestras manos (basta con mirar lo que hemos hecho de esta maravilla). Tan largas son, que se nos arrastran… ¡¿Qué digo, se nos arrastran?!… Andan solas… ¡Como escorpiones!… y nosotros nos arrastramos detrás de ellas. Atónitos, mirando como violan la belleza.

Porque me indigna el espectáculo del atropello. Porque me repugna el espectáculo de la bajeza. Porque me conmueve el espectáculo de la miseria humana. Por eso me rebelo.

Pero me rebelo por partida doble: me rebelo con la Razón y me rebelo con el corazón. La razón es de todos y habla para todos. El corazón, al contrario, es de cada uno y habla para cada uno. Don Eterno tiene el suyo. Cada uno de ustedes tiene el suyo. Yo tengo el mío.

8

No está modelado en el torno del alfarero, sino con manos engrudadas y torpes, pero voluntariosas, amorosas. Por eso deja ver las huellas de los dedos o los rastros de los bloques originales que se fueron agregando para darle forma y desarrollar sus dimensiones. Es cuenco, es vasija, es moya, es ánfora, es urna…

9

Es un alegato, no una disquisición académica. Expresa una voluntad, entonces y pretende mover. Pero no está cargado de puñales, sino de dardos; de dardos homeopáticos, cuya función es estimular, redireccionar, llamar la atención…; no destruir.

Por otra parte, aunque no sea una disquisición académica, si está construido de manera crítica. En ese sentido, plantea un análisis: trata de establecer una problemática y de desarrollarla; de fijar unos parámetros conceptuales, de establecer unas referencias factuales y, a partir de ahí, de abrir una mirada panorámica sobre las perspectivas.

En términos políticos, trata de establecer unos parámetros identitarios y coyunturales, de descifrarlos en el curso de la historia y de proyectarlos como trama de problemas hacia el futuro; hacia el futuro que queramos erigir alrededor de las respuestas que frente a esos problemas imaginemos y construyamos. De ahí su estructura.

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Tampoco es un tratado de filosofía política ni un compendio de historiografía cristobalense. Es un alegato político (que aspira a ser serio): va en primera persona, entonces (me repito a menudo). Se apoya en los hechos. Busca el maridaje entre razón, principios y realidad, natural y humana. Define ciertas nociones, establece referencias históricas, interpreta sucesos y procesos. Identifica actores, los sitúa… Todo, en primera persona.

Planteo las cosas desde mi punto de vista, entonces; pero también trato de explorar el entorno dialéctico de ese punto de vista. Lo miro con sentido crítico. Establezco sus relaciones de afinidad, de oposición, de correspondencia, de parentesco, con otros posibles puntos de vista. Hago valoraciones y juzgo las acciones de los personajes que dominan o intervienen en esa escena. Los sacudo, los caricaturizo, los desafío, los animo, los cuestiono, los invito, les propongo, les hablo al oído, los conmino, los emplazo, los denuncio, trato de seducirlos, de convencerlos, de requerirlos…

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De hecho, toda esta historia aquí, esta sarta de elucubraciones, exclamaciones, deducciones, inducciones y fricciones, con sus altos y sus bajos, sus calambres, sus malos alientos, sus perfumes intestinos, sus desiertos, sus flores y sus escolopendras, no es más que un alegato para que salga viva esta pepita dicotiledónea.

12

Hasta aquí llega la introducción. A quien no esté aburrido ya y se sienta con ánimos para leer lo que aquí sigue, mi sana invitación a discutir y un saludo cariñoso. A quien sí lo esté y se disponga a tirar este flaco mamotreto al cesto de la basura, mi sana invitación a discutir y un saludo cariñoso.

Fuente:

Mogollón Pérez, Carlos Arturo. Colombia: más allá de la encrucijada – Construyendo una idea de país. Ambidiestro Taller Editorial, Pamplona, marzo de 2022, Tomo i, pp. 7-16.