Presentación

Cómo echo de
menos el paraíso

Abril 6 de 2017

“Cómo echo de menos el paraíso” de Héctor Fagot

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Héctor Fagot perteneció al taller de escritores de la Biblioteca Pública Piloto, dirigido por Jaime Jaramillo Escobar (X-504), así como al taller “Fernando González”, dirigido por Manuel Mejía Vallejo en Otraparte. Poemas suyos se han publicado en diferentes revistas de poesía y suplementos literarios. Ha participado en el Festival Internacional de Poesía realizado por Prometeo. Obtuvo el primer puesto en un concurso departamental de poesía. Desde el taller blanco “Pan y poesía”, en homenaje al poeta Eugenio Montejo, ejercita la enseñanza de la panadería por medio de la apreciación poética y literaria. Publicó su primer libro “Asuntos Internos” en 2001 y su segunda edición ampliada en 2011.

Presentación del autor y
su obra por Gustavo Arcila

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Héctor Fagot

Héctor Fagot

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Tres poemas
de Héctor Fagot

Balance de lo que queda

Soy el Guardabosques del mundo
su vigía
y cada día en mis conteos matutinos
mientras contemplo la devastación
y lo que queda del paisaje
me asaltan
las mismas preguntas
¿Por qué cada vez menos arboles?
¿Por qué cada día me faltan más pájaros?

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El tiempo, el implcacable,
el que pasó

Tengo un amigo relojero
al que le digo cariñosamente
que parece un dios antiguo
ya que en sus manos
posee el prodigio y el don
de retrasar o adelantar el tiempo.
¿Puede usted por favor
poner mi reloj
a las nueve de la tarde
a las doce de la aurora
a las tres y media de ayer al medio día?
¿Podría usted retrasarme el reloj
de la avalancha implacable del desamor?
Adelantarlo para el goce y jubilo
del encuentro con mi amada
quitarle la batería
de mi cita en punto con la muerte.
Dele cuerda y más cuerda
al loco segundero
de mi pasión por los libros
marque la hora exacta
de mi cita con la música
Bob Dylan, Leonard Cohen, Julio sosa, Osmar Maderna-
mientras mezclo ron en compañía
de las samaritanas de la noche.
Dígame……relojero
¿sabe usted que hora
marcarán las manecillas
que clima sucederá en el meridiano de Greenwich
en el primer momento
de mi último latido?

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Armazón de nervios
e impaciencia

A Everardo Rendón
tejedor de versos.

Urdiendo una a una
letra por letra
la frágil hebra de las palabras
sobre el inmenso telar de la mañana
el poeta borda el tejido
de su angustia solitaria.
En la maraña
sobre la madeja de los sentimientos humanos
alguien ordenó un nudo ciego
en la garganta del poeta.
¿De qué substancia está hecho
el macramé del desencanto
tras sus ojos?
¿El punto y cruz de su silencio?
¿La cadeneta que cual judío errante
arrastra por el mundo
con la herida del desamor
en su costado?
En la tarde (se le vé)
llora mucho
desenrreda los hilos del llanto
después de la lectura de Miguel Iriarte
el poeta que insiste
en que somos de la estirpe oscura de Caín
y en nuestra insistencia
de continuar
y no malversar nuestras cenizas
de una vez por todas.
Luego
en la espesa noche
(puede vérsele tras los faroles del parque)
camina con Zeus su perro
por el barrio de su infancia.
A veces lo cura
la música de Baglioni
un tango lo acribilla
un bolero lo desangra
entonces corre al bar
se unta alcohol por dentro
y consigue edulcorar las horas
y olvidar un poco.
El poeta
es marioneta inerme
en esta bufonada abrupta
que llaman vivir.
Con estoicismo
vive las veinticuatro horas del día
en pleno trance.
Su vida pende de un hilo.
Él, más que nadie
sabe que está solo
y que al concluir su repetida actuación
nadie más que él
saldrá lastimado de la comedia.

Fuente:

Fagot, Héctor. Cómo echo de menos el paraíso. Medellín, 2016.