Presentación

Déjanos encontrar
las palabras

(1948 – 1959)

Septiembre 27 de 2012

“Déjanos encontrar las palabras (1948-1959)” de Selnich Vivas Hurtado

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Selnich Vivas Hurtado es doctor en literaturas latinoamericanas y alemanas de la Universidad de Friburgo, Alemania, y actualmente se desempeña como profesor de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia, en donde dirige la línea de investigación sobre el pensamiento indígena en Colombia. Ha traducido poemas de Georg Trakl, Paul Celan y Gottfried Benn. Es también traductor y prologuista de la edición en castellano de “Microcuentos y dibujos” de Franz Kafka (Editorial Universidad de Antioquia, 2010), sobre quien elaboró su tesis doctoral. Es autor de las novelas “Para que se prolonguen tus días” (1998) y “Finales para Aluna”, obra inédita dividida en cuatro volúmenes. Su obra poética comprende tres títulos: “Stolpersteine” (2008), “Baiatnguai” (sin publicar) y “Déjanos encontrar las palabras”, por el que recibió el Premio Nacional de Literatura Universidad de Antioquia (2011).

El Premio Nacional de Literatura modalidad Poesía busca estimular la creación literaria, constituyéndose en escenario para jóvenes poetas y para consumados exponentes de las letras, quienes proponen las rupturas y experimentan nuevos horizontes de la palabra.

Editorial Universidad de Antioquia

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Déjanos encontrar las palabras (1948-1959) recurre al juego intertextual a partir de la reinvención de la correspondencia íntima entre los poetas Paul Celan e Ingeborg Bachmann, inscribiéndose así en una poética en la que son notables el influjo de otras artes o de otras literaturas y el diálogo de la literatura consigo misma, lo cual enmarca el libro en las tendencias artísticas más contemporáneas. Los poemas incluidos en este volumen denotan una relación humana íntima, sincera y al mismo tiempo dolorosa que no se reduce sólo al intercambio epistolar, sino que trasluce el drama político y social de posguerra en la Europa de mediados del siglo XX. El tono, el lenguaje y la atmósfera del poemario constituyen elementos propios de una poesía depurada y sugestiva, y en muchos momentos conmovedora. La calidad de la composición da cuenta de un autor que tiene una relación estrecha, además de con la escritura poética, con el oficio de la lectura.

Del acta del Jurado

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Selnich Vivas Hurtado

Selnich Vivas Hurtado

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Cuatro poemas de
Selnich Vivas Hurtado

¿De qué puente?

Amadísimo Paul:

El agua ha cedido a las piedras.
El vacío ya no abre los brazos.
El ahogado sin corriente
hace el ridículo a los átomos.
Dime, de qué puente
me puedo lanzar, si aquí
no hay río ni abismo,
si no he venido a saltar:
si sólo quiero fluir mi cuerpo.

15.7.59

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De ventisca agria

16- mayo-59

Querido Paul:

Todas mis muertes están de acuerdo:
incluso las fulminantes, las duraderas, las compartidas,
las apareadas, las buscadas, las padecidas,
las entrenadas, las aplaudidas.
Aún las casimuertes y las muertas de miedo
y las muertes ajenas en la propia muerte.
Todas mis muertes están contadas.
Todas se suman, sin dejar de lado
las tentativas de muerte,
las muertas de risa,
las muertes que dan vida,
las muertes que me has perdonado.
Todas, todas mis muertes se han puesto de acuerdo.
Antes de librar esta faena con el fuego.
Todas conmigo y contigo,
ahora que sorteamos la despedida.

Ingeborg

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Vitrina o librería

Paul:

El arte, aparición en el campo de percepción.
Da igual si es verbal o visual.
Si es Zúrich o París.
Si es un hombre o una mujer.
Es, más bien, lo que inventa la vitrina.
Dos veces, en la luz y en el aire, con o sin pies.
Ellos existen sólo gracias a la técnica de la cámara
y a la representación de algo ya pasado, ya fallecido.
Somos apariciones de vitrinas.
Llevamos la infidelidad en los ojos.
Apenas casi humanos y casi vidrio y casi papel.
Pero, hablar, lo que se dice hablar, no podemos.
Y mucho menos la una con el otro.
Visibles, eso sí, por el dolor.
Libros en un vacío de cristal.

Ingeborg

Zúrich, 8 de febrero de 1959

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Se espesa el aire

Mi amada Ingeborg:

Y qué hacer si en ese instante el aire se espesa y el recuerdo se corta en milímetros. Y la buena voluntad extirpa el pedazo malogrado y la voz se va por una sonda. Y el ahogo se ahíta por el grito y los ojos de padre se agitan con la imagen, que va a parar al río. La voz del amante ido devora a dentelladas, mientras la cabeza retumba entre las piedras. Las hojas se juntan en los giros, adormecen el color que se oscurece, en ese instante, que va a parar al fuego. Y qué hacer si tú estás allí. Como siempre. Esperándome, dispuesta a darme la otra mano que tienes libre, mientras la muerte, tu fiel amada, nos convoca.

Paul, 20.7.59.

Fuente:

Vivas Hurtado, Selnich. Déjanos encontrar las palabras (1948-1959). Editorial Universidad de Antioquia, Medellín, 2011.