Presentación

Ecos

15 poetas antioqueños

Audiolibro
—Marzo 22 de 2018—

Presentación de la antología “Ecos - 15 poetas antioqueños” (audiolibro)

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Johana Casanova (Armenia, 1991) es tecnóloga en Control Ambiental, poeta y actriz de teatro. Textos suyos han sido publicados en las revistas virtuales “Viva la letra” (Medellín), “La sociedad perdida” (Medellín), “La poesía alcanza para todos” (Argentina) y “La urraca” (Cartagena). Forma parte del Colectivo Nuevas Voces.

Felipe López (Manizales, 1985) es poeta, gestor cultural y tallerista formador del Proyecto Gulliver en la ciudad de Medellín. Dirige el Colectivo Nuevas Voces y su laboratorio de Formatos Experimentales CyberPoiesis. Ha publicado el libro de poesía “Aqua” y la antología de poesía joven “El vacío como llenura”. Obtuvo el segundo Premio de Poesía Joven Ciudad de Medellín (convocado por la revista Prometeo y el Festival Internacional de Poesía de Medellín 2013), el premio los Sueños de Luciano Pulgar (Biblioteca Marco Fidel Suárez de Bello), el Estímulo al Talento Creativo en Poesía de la Gobernación de Antioquia (2014) y ganó la Convocatoria de Literatura Cuento y Poesía del Fondo Editorial de Envigado (2017). Ha participado en Festivales de poesía en Cuba, México y Ecuador.

La propuesta del audiolibro “Ecos – 15 poetas antioqueños”, presentada por Johana Casanova y Felipe López, resultó ganadora de la Convocatoria Pública en Cultura y Patrimonio 2017 de la Gobernación de Antioquia.

Nuevas Voces

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Ecos nos lleva a escuchar a tres generaciones de poetas antioqueños por medio de un audiolibro con realidad aumentada, el cual vitaliza el formato tradicional con las nuevas tecnologías, siendo un libro objeto que genera una experiencia renovada al integrar las voces tradicionales y nuevas de la poesía de Antioquia. Los 15 poetas antioqueños que integran la antología se dividen en las voces tradicionales (Porfirio Barba Jacob), las voces consolidadas (Juan Manuel Roca), y en las nuevas voces como Yenny León, haciendo que esta publicación muestre una gran diversidad, como un sonido que va irrumpiendo entre nuevos ecos y que va en una travesía sosegada en el tiempo, siendo una experiencia única en la que se combina la voz, la imagen y el texto, siendo una propuesta arriesgada e innovadora que reconcilia el libro impreso con las nuevas tecnologías a través de una aplicación.

Felipe López

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Johana Casanova y Felipe López

Johana Casanova / Felipe López

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Un poema de Ciro Mendía

Naturaleza muerta
en amarillo

—Ciro Mendía—

(Oír grabación en la
voz de Felipe López
)

Vincent estaba solo, solo de soledad, solo de amor,
solo sin él, y sin Theo,
su segundo corazón. Nunca hubo un hermano como Theo Van Gogh.
Pero Vincent tenía un vino, y era el color.
El color amarillo,
que es el color del canto del grillo. Y un día llegó Vincent Van Gogh a Arlés.
El mistral
jugaba con su grito, con su voz.
Y llevó contra el cuerpo de una mujer
su amor.

El pobre y mudo amor de Vincent Van Gogh.
Y sin un franco pagó el placer con la paleta rosada
de su oreja en flor.
¡Qué sangrante, qué feo,
estás Van Gogh!

Loco de fe, de sol,
más loco que Cezanne, que Tanguy,
que Lautrec, que Seurat, que Rousseau, que Gauguin. Loco de él,
de amarillo, de luz.
Su corazón pedía sol.
Sol
para las matrices selladas, para los corazones baratos,
para las almas de segundo cuerpo, para los músculos caídos,
para los senos en fuga,
para las cabelleras desoladas, para los espejos nostálgicos, sol, sol, sol.

Sol en los gemidos, en los espasmos, en las cadenas,
en las banderas ausentes, en el suicidio,
en el adulterio,
en las rosas artificiales, en la hora de la muerte, en el siglo de la vida,
en el viento, en los molinos, en los tulipanes,
en los cuervos, en los trigales, en el silencio de las bodegas, sol, sol, sol.

Sol para los niños de avellana, para las hembras secas,
para los poetas sin poesía, para su corazón,
para su sangre, para su odio, para su angustia, para su soledad, para su epilepsia,
para su sexo baldío, y para el sexo
de Cristina y Margot: sol, sol, sol.

Sol para el diamante mordido de tinieblas, para la manzana calumniada,
para el puñal en el museo,

para las estatuas creciendo, para el pez sin corbata, para el búho oculista,
para los ghetos
—barrios de la inteligencia— para la mesa vacía,
para su comunismo integral, y para Carlos Marx:
sol, sol, sol.

Y Vincent gritaba,
y el mistral se rompía contra su voz:
si no hay pan, dadme sol.
Sol para dormir, para comer, para amar.
Quiero beber sol, comer sol.
Cuando caiga despedazado, roto, vivo de muerte,
no me deis agua, dadme una gota de sol.

Y murió loco de color, de fe,
de sol.
Y en su tumba plantó Theo sus girasoles
llenos de sol.

En el sol debe estar la tumba de Vincent Van Gogh,
porque él estaba hecho y ebrio de sol.