Presentación

El fútbol

Esa metáfora

—Febrero 15 de 2018—

“El fútbol, esa metáfora” de Juan Carlos Rodas

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Juan Carlos Rodas Montoya es licenciado en Filosofía y Letras, especialista en Literatura y maestro en Educación de la Universidad Pontificia Bolivariana. Se ha desempeñado como docente y periodista, y actualmente es el jefe de la Editorial / Librería de la UPB en Medellín. Su libro “El fútbol, esa metáfora” es una compilación de columnas publicadas en el diario El Espectador.

Presentación del autor y su obra por
José Guillermo Ánjel (Memo Ánjel)

Editorial Universidad Pontificia Bolivariana

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El fútbol como la literatura, como la filosofía, intenta tramar un significado, y al hacerlo inevitablemente crea una estética, una ética y hasta una política. Hace que el mundo, nosotros y los otros se sienten, miren e interpreten de muy disímiles formas.

Como sea, ni el fútbol, ni el lenguaje, ni la literatura, ni la filosofía son actos naturales, son todos ellos productos de la desesperada actividad humana por darle orden a la entropía a la que se precipita incontestablemente el universo. Al menos así lo ha comprobado la termodinámica.

El lenguaje, como el fútbol, es un instrumento con el que le hacemos frente al mundo. Esa una metáfora, una ficción, una mentira que acordamos seguir, aun sin nuestro asentimiento, es una verdad, la verdad. Inventamos la existencia indudable de lo que hablamos sobre el amor, la justicia, la libertad. Asimismo intentamos reglas que creemos indudables sobre el fútbol: el offside, el tiro de esquina, el penalti, el “deber ser” de los jugadores en la cancha, de su técnico, del árbitro.

Fungimos como dioses en el fútbol y en el lenguaje, pero también esto nos recuerda nuestra finita condición: la necesidad del otro. Pues si el fútbol existe es gracias a la existencia de ese otro, lo recuerda Rodas en “La soledad es un balón que ya no está”, otra particular columna. El fútbol invoca una verdad ética indudable, el otro: “el fútbol se hizo para jugar en compañía, con otro, contra otro o a pesar de otro”.

Y aunque se puede jugar solo, contra la pared, pasándola de pierna en pierna, cabeceando, contra un muro, allí la soledad incluso es doble, “porque no hay palabras, no hay alegatos, no hay discusiones, no hay fonéticas, no hay otro”, afirma Rodas.

El libro de Rodas nos muestra el fútbol como el lenguaje, no como algo que debe ser primero hallado y explicado, sino ante todo vivenciado, como una experiencia vital que se da allí donde hay ser, existencia humana, donde hay otros.

Marcos Cortés

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Juan Carlos Rodas

Juan Carlos Rodas

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El lenguaje en el fútbol (I)

Por Juan Carlos Rodas Montoya

La Editorial de la Universidad Pontificia Bolivariana acaba de hacer el lanzamiento de su nueva colección Fútbol y Letras. Durante dicho lanzamiento, en el marco de la Fiesta del Libro y la Cultura, se leyeron algunos de los cuentos ganadores del concurso de cuento “¿Cuál es tu cuento con el fútbol?”. Hasta aquí nada novedoso.

¿Entonces? Primero: El fútbol: esa metáfora, es el nombre del libro que funda la colección, que tiene la característica de nacer como una edición bilingüe. En el fútbol hay un campo semántico que alude a acciones, eventos, jugadas y narrativas que se tienen que decir en un único lenguaje. “Hacer la 31, hacer un gol de chilena, gafiado, o de tijera”, por ejemplo, se vuelven expresiones difícilmente traducibles a otro idioma.

Segundo: es muy complejo decir que se ha marcado un gol de “pura arepa, de camerino, de chiripa o de chalaca”, si no se tiene el contexto del español de América Latina. Más complejo aún emprender el ejercicio de traducir estas palabras al inglés, alemán, francés o griego. Esta fue una de las tareas más arduas cuando se concibió la idea de hacer esta edición. El traductor tuvo que hacer múltiples anotaciones al pie para explicarle a un extranjero la definición de estas expresiones tan fáciles de decir en nuestro español colombiano. “Toda traducción es una traición”, dice algún filósofo, porque la traducción no tiene en cuenta el contexto y, por ende, no se puede comprender el término si se traduce de manera literal. En nuestro continente es fácil jugar fútbol porque hay arte, recreación, error, azar, coquetería con el balón en los pies. En Suramérica hacen malabares con el balón, mientras que los europeos juegan como su lenguaje: sin arabescos, con pragmatismo. En América Latina es tan fácil jugar fútbol como bailar samba o el ras tas tás. En Europa el baile es insípido e incipiente. Los europeos tienen en sus pies el mismo ritmo de su idioma. En ambos continentes el balón y las medidas de las canchas son iguales, pero en América Latina se juega con el cuerpo, ese que dice sin decir.

La palabra ha servido para que los filósofos construyan sus grandes teorías sobre el amor, la locura y la muerte y han hecho grandes apologías sobre cada concepto, pero, también, esa misma palabra ha justificado grandes masacres, arboricidios y muerte de fauna, además de otras injusticias que no miden ni el continente ni el contexto ni la geografía y menos la historia, con h minúscula, con esa que se ha manipulado al Hombre, con mayúscula. Paradojas del lenguaje.

Fuente:

Rodas Montoya, Juan Carlos. “El lenguaje en el fútbol (I)”. Periódico El Espectador, sección Cultura, jueves 12 de octubre de 2017.