Presentación

El libro de los ojos

Septiembre 5 de 2013

“El libro de los ojos” de Ricardo Silva Romero e ilustraciones de Daniel Gómez Henao

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Le invitamos a la presentación de El libro de los ojos, obra de Ricardo Silva Romero ilustrada por Daniel Gómez Henao, quien nos acompañará en esta velada.

Daniel Gómez Henao es maestro en Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Colombia. Ha ilustrado tres libros de Tragaluz Editores: “Juan Felipe Robledo – Poemas ilustrados”, “Que no me miren” y “El libro de los ojos”. Sus creaciones son sugestivas, incitantes, misteriosas. Le dan nuevos alcances a la palabra escrita. En mayo de 2012 asistió como representante de Colombia al Berliner Bücher Inseln, importante evento internacional de literatura infantil. Entre junio y julio de 2013 el Teatro Pablo Tobón Uribe expuso los originales de “El libro de los ojos” en reconocimiento a la calidad de su trabajo. Ha realizado numerosas ilustraciones basadas en Fernando González y su obra. Muchas de ellas pueden apreciarse en la Casa Museo Otraparte y El Café de Otraparte.

Presentación del artista por
Juan C. Restrepo y Jorge Caraballo

Tragaluz Editores

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Los Cruz, una familia de oculistas, han buscado durante doscientos años la fórmula de los lentes para verse en el espejo sin sentir miedo. Generación tras generación, se relatan los avances de la búsqueda mientras el lector descubre personajes inolvidables. Las ilustraciones dialogan genialmente con las anécdotas del libro, componen un álbum de fotografías y acompañan a descubrir los rasgos íntimos de esta familia. ¿Lograrán fabricar los lentes?

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Ricardo Silva Romero / Daniel Gómez Henao

Ricardo Silva Romero
Daniel Gómez Henao

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Ricardo Silva Romero, excelente escritor bogotano, quiso proponer algo diferente, algo que rompiera con los estereotipos editoriales. La obra fue entregada poco a poco, capítulo por capítulo, personaje por personaje. Esto no resultó ser tan arriesgado para Tragaluz, pues la historia era enganchante desde el principio y generaba sed de lectura.

El libro está escrito de manera lineal, comienza por allá en 1810, cuando aún los españoles eran dueños y señores de estas tierras, y culmina en nuestros días. Prácticamente toda la historia de Colombia está descrita en este libro, toda, en torno a una familia llena de misterios, costumbres, personajes y hechos que, narrados de manera brillante, conforman un libro ejemplar.

El autor utiliza de manera eficaz formas poéticas como el soneto, el romance, las coplas, entre otras expresiones, para darle vida al texto y darle la fluidez necesaria para revolcarse entre los párrafos. Los personajes fueron creados tan estratégicamente que ningún cabo queda suelto; todos representan algo a lo largo del tiempo y están unidos por la única huella que no se puede borrar: la sangre.

A su vez, las ilustraciones de Daniel Gómez Henao, quien por segunda vez trabaja de la mano con Silva Romero, son el componente perfecto para una historia que no sería la misma sin ellas. El texto fue concebido antes que las ilustraciones, pero estas quedaron tan bien elaboradas que parece que hubiera sido al revés. Son el fino retrato de cada personaje que evocan un álbum familiar de fotografías y que develan los rasgos más íntimos de cada mirada, de cada anécdota y de cada suceso.

Fuente:

Bacanika.com

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“El libro de los ojos” de Ricardo Silva Romero e ilustraciones de Daniel Gómez Henao

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El libro de los ojos

—Fragmento—

Si mi fantasma
te habla alguna vez

Villanelle de madrugada

Si mi fantasma te habla alguna vez,
con su voz de haber muerto de alegría,
pregúntale si aún sabe quién es.

Cuenta que fui feliz en la niñez,
que, a pesar de los hechos, sonreía,
si mi fantasma te habla alguna vez.

Si mi espectro también se llama Inés,
pero no tiene voz ni biografía,
pregúntale si aún sabe quién es.

Di “tuviste tres hijos en inglés
con Sir Archibald Dixon, un espía”,
si mi fantasma te habla alguna vez.

Si se pone a contar del uno al diez,
para que se le quite la miopía,
pregúntale si aún sabe quién es.

Dile que fue feliz en la vejez.
Pero no olvides esta letanía:
“si mi fantasma te habla alguna vez,
pregúntale si aún sabe quién es”.

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Ojos rasgados

Cinco haikús por el precio de uno

102 lotos.
1.200 ciruelos.
Y un corazón.

Mi voz de viento.
Mi nombre de poema.
El mundo entero.

Yo en la ventana.
Ella en alguna parte.
Será mañana.

A veces “hola”.
De vez en cuando “adiós”.
Y todo quieto.

Ojos rasgados.
Cielo verde en el cielo.
Esta es mi risa.

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La tienda de espejos

Sonatina

¿Qué está pensando Irene? ¿Qué tiene Irene ahora?
Que sabe que, en un rato, va a ser la última hora.
Ha leído a sus hijos la historia de Pinocho.
Ha salido a las calles a comprar el mercado.
Y, a mitad de camino, su mundo ha terminado.
Hoy es 9 de abril de aquel 48.

Irene Marroquín de Cruz vendía espejos.
Vivió toda la vida rodeada de reflejos.
Su esposo, Pablo Cruz, era un buen oculista.
Sacaba de las sombras a los hombres sin dientes
para que su mujer no perdiera a sus clientes:
no hay espejo que valga cuando falla la vista.

Desde el 42 hasta el 45
tuvieron cuatro hijitos como de brinco en brinco:
Sarita, Paz, Yolanda e Ignacio José Cruz.
Fueron los más felices hasta el 9 de abril.
Jamás se imaginaron que una guerra civil
iba a darles la noche y a apagarles la luz.

Y cuando Bogotá se volvió sus cenizas,
y la tienda de espejos fue una tienda hecha trizas,
Irene juró a Dios encontrar los pedazos
de los mil y un espejos que la turba rompió:
hizo el rompecabezas de lo que se perdió
y entonces la cordura se le fue de los brazos.

¿Qué es lo que tiene Irene? ¿Por qué Irene habla sola?
Se ha perdido en un mar con la sed de una ola.
Se ha buscado a sí misma en pedazos de espejos,
pero tantos reflejos la han dejado agotada.
Le ha leído Pinocho a su cara cansada
porque sus cuatro hijos tienen cara de viejos.

Su esposo, Pablo Cruz, cuidó a sus cuatro hijos
como si el mundo tuviera cuatro puntos tan fijos.
Se dedicaron, todos, a la oftalmología.
Pero ninguno inventó las gafas milagrosas
que un día vaticinó, entre más y más cosas,
una gitana coja en plena luz del día.

Pablo tiene en su casa cinco fotografías
pero muy pocas veces se voltea a mirarlas.
Se ha pasado la vida haciendo el inventario
de todo lo que quiso pero no pudo hacer.
Piensa que lo que ha visto es lo que quiso ver.
Que Dios es lo que siente aquel hombre solitario.

¿Dónde estarásu Irene? ¿Su Irene tendrápaz?
¿Viajarápor la calle sin mirar hacia atrás?
Quizás salga a buscarla por toda la ciudad.
Quizás logre besarla aunque sea una vez.
Quizás pueda salvarse de su larga viudez.
Y de paso volverse un niño de verdad.

Fuente:

Silva Romero, Ricardo. El libro de los ojos. Tragaluz Editores, ilustraciones de Daniel Gómez Henao, Medellín, 2013.

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“El libro de los ojos” de Ricardo Silva Romero e ilustraciones de Daniel Gómez Henao

“El libro de los ojos” de Ricardo Silva Romero e ilustraciones de Daniel Gómez Henao