Ciclo de Conferencias

El mapa de los
objetos perdidos

Puñales y compadritos

Caminos de una
poética de la violencia

—Agosto 8 de 2019—

«El asesinato de Julio César» por Tancredi Scarpelli (1866 - 1937)

«El asesinato de Julio César»
Tancredi Scarpelli (1866 – 1937)

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El puñal, arma y herramienta, ejerce sobre el hombre una atracción inusitada. En su hoja parece esconder secretos milenarios, crímenes recientes y hazañas futuras. Incita, a su vez, pasiones que tal vez querríamos ocultar. Esto no lo han de ignorar ni la historia ni los escritores. Tanto es así que el paso de los siglos ha ido construyendo en torno al puñal una serie de símbolos, metáforas, connotaciones y códigos que no solo permanecen vigentes hoy en día, sino que incluso se han ido enriqueciendo con la larga estela de sangre. En un recorrido que aborda desde los héroes griegos hasta los chirretes paisas, pasando por caballeros, gauchos y tercios, esta conferencia busca desentrañar al menos una parte de ese vastísimo surco de significados e insinuaciones que el puñal ha abierto en la historia de la humanidad y de la literatura.

El mapa de los objetos perdidos responde a una preocupación por el territorio hispanoamericano y las formas de construcción memorística en torno a elementos concretos de nuestra realidad. Por ejemplo, ¿qué nos contaría una victrola si le diésemos voz? ¿Hablaría bambuco, son cubano o quizá tango? Y ¿acaso estos lenguajes no contienen en sí una gran parte de lo que es Hispanoamérica? Al mirar una construcción cusqueña, cualquier paseante avisado notará que en la piedra comulgan la cultura inca y la española; el pasado y el presente unidos por el mestizaje en forma de muro. ¿Por qué no hablar entonces de las piedras y la historia de un pueblo? ¿Por qué no hablar de los ríos y la guerra, ya en nuestro contexto más cercano? Para establecer dichas relaciones empezaremos por caminar un sendero que nos es familiar y conocido: el de lo literario. El programa de Estudios Literarios debe cruzar a la otra orilla y explorar diferentes instancias con el fin de enriquecer su entramado discursivo y fortalecer la divulgación de los productos académicos, tanto del cuerpo docente como estudiantil.

Expositores:

Juan Germán Maya es licenciado en Español y Literatura y magíster en Hermenéutica Literaria. Actualmente ejerce como profesor de secundaria. Ha trabajado novela, cuento, ensayo y poesía, pero sus obras aún permanecen inéditas. Durante una época se desempeñó como columnista en una revista digital. Escribió la reseña que se encuentra en la contraportada de la novela El paquete de Sebastián Velásquez, amigo suyo.

Miguel Aguirre es estudiante de Estudios Literarios. En 2016 ganó el premio Andrés Bello y en 2017 quedó de finalista en el Concurso de Cuento Andrés Caicedo, razón por la cual aparece en la antología 8 cuentos. Ha publicado en las revistas digitales Palabrerías y La Sirena Varada y actualmente trabaja como guionista en la empresa de videojuegos Indie Level Studio, cuyo último juego, Jeanne de Lestonnac, saldrá al mercado en noviembre de 2019.

Organiza:

Universidad Pontificia Bolivariana

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El puñal

Por Jorge Luis Borges

En un cajón hay un puñal.

Fue forjado en Toledo, a fines del siglo pasado; Luis Melián Lafinur se lo dio a mi padre, que lo trajo del Uruguay; Evaristo Carriego lo tuvo alguna vez en la mano.

Quienes lo ven tienen que jugar un rato con él; se advierte que hace mucho que lo buscaban; la mano se apresura a apretar la empuñadura que la espera; la hoja obediente y poderosa juega con precisión en la vaina.

Otra cosa quiere el puñal.

Es más que una estructura hecha de metales; los hombres lo pensaron y lo formaron para un fin muy preciso; es, de algún modo, eterno, el puñal que anoche mató a un hombre en Tacuarembó y los puñales que mataron a César. Quiere matar, quiere derramar brusca sangre.

En un cajón del escritorio, entre borradores y cartas, interminablemente sueña el puñal su sencillo sueño de tigre, y la mano se anima cuando lo rige porque el metal se anima, el metal que presiente en cada contacto al homicida para quien lo crearon los hombres.

A veces me da lástima. Tanta dureza, tanta fe, tan impasible o inocente soberbia, y los años pasan, inútiles.