Lectura y Conversación

Inés Posada Agudelo

—27 de abril de 2023—

Inés Posada Agudelo

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Inés Posada Agudelo es comunicadora social-periodista de la Universidad de Antioquia y especialista en Literatura de la Universidad Pontificia Bolivariana. En la UPB ejerció como profesora de literatura en la Facultad de Filosofía y Letras, Estudios Literarios y en el Centro de Humanidades, y en la U. de. A en las facultades de Filosofía y Educación. Ha publicado los libros de poesía «Metáforas del miedo» (1985), «Entre las hojas» (1994), «Me llamarás amor» (2000), «Sólo la vida» (2000), «Sé que voy a morirme» (2006), «Libreta de quejas: la escritura del silencio» (2006) y «Lo lento, lo pequeño, lo cercano» (2018). Entre sus publicaciones de investigación en literatura se cuentan «Antología poética comentada: la divina noche» (con el semillero de investigación «La escritura y la experiencia poética», 2000), «Formas de la resistencia: una mirada desde el psicoanálisis, la poesía, el cine y los habitantes de calle» (capítulo de libro, 2011), «El humano adjetivo: la poesía de Borges» (UPB, 2012) y «Poeta soy…» (antología poética de León de Greiff, Universidad de Antioquia, 2015). Entre otras distinciones, recibió el premio de poesía «Gustavo Ibarra Merlano» (Universidad Tecnológica de Bolívar / Casa de Poesía Silva, 2004), así como las menciones de honor en los concursos «Plural» (periódico Excélsior de México, 1983; finalista, 1985), «Educa» (Editorial Universitaria Centroamericana, Costa Rica, 1984) y «Escrito a la manera de…» (Casa de Poesía Silva, 2009). Entre 1979 y 2000 coordinó el programa «Poesía universal» en la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia.

Presentación de la autora y
su obra por Lucía Estrada.

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Nací en noviembre. Tal vez por eso amo la lluvia, y fue con ella que descubrí la poesía.

Escribí una tarde sobre su olor —que es singular y universal— cuando cae a la tierra.

Y me sentí ligada a las cosas pequeñas del mundo, a su belleza… unida a la palabra oscura y dulce que las nombra. Siento siempre la poesía como necesidad, pero me demoro en escuchar su voz, en vivir su experiencia y en buscar algo qué decir: algo que valga la pena y la alegría decir.

Inés Posada

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Cuatro poemas
de Inés Posada

No el dolor desgarrado
No la angustia que despedaza
Pensamientos metálicos.
No el terrible y devastador silencio
Como tácito embudo.
El simpe miedo infantil
De sombra y espejo.
El inevitable deseo de crecer
Antes de tiempo.

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Infinito es el deseo de las aguas,
seguir el cauce,
suavizar las aristas de las piedras.
Inmovilidades que fluyen
leve transcurrir, hora tras hora,
para horadar la dureza del mundo.

Paciencia de las aguas dormidas
que dibujan su sueño
                    mientras viajan

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Oh vida,
danos hoy nuestra muerte de cada día,
en la sombra que huye,
en el hilo de agua
que entre las manos se detiene,
en la lenta caída
de las semillas que se pierden,
en la leche derramada,
en las palabras que se duermen
en un día de lluvia.

Señora de todo lo que nos abandona,
niña de lo que huye,
oh muerte,
concédenos la inmóvil duración
de un grito interminable,
el calor de una mano,
el repetido aliento sobre un espejo,
la vibración del aire en las mejillas.
Regálanos un tiempo abierto
antes de la llegada de tu noche definitiva,
para abrazar un solo instante
esta mirada de las cosas que no volverán,
para dormirlas en tu sueño
que nos tiende sus hilos
de vieja y paciente
araña solitaria.

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Mientras yo viva
Elegiré las cosas que lentamente mueren
Elegiré del tiempo, no el día soleado, sino el que se conjuga
Con las sombras del miedo, con la desesperanza, con la certeza
De aquello que comienza a despedirse…
Pero también, ahora que lo pienso, ahora que lo siento,
El día soleado estará en mi memoria,
Es la herencia que quiero para aquellos que amo.
Pero no solo el día lleno de luz y de colores amarillos y verdes
También el día de la lluvia serena, también el sonido
Que tiembla entre las hojas con la borrasca inútil.
Con la llegada inevitable de la noche.
Su oscuridad será mientras yo viva
El amado refugio para mi soledad
El recinto sereno que duerme entre mi cuerpo
Y el cuerpo de las cosas.

Fuente:

Comunicación personal.