Conferencia

Caminos, literatura
y sociedad

Junio 24 de 2010

El Victoria - Primer barco en circunnavegar el mundo

El Victoria – Primer barco
en circunnavegar el mundo

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Jesús Antonio Camacho Pérez es antropólogo, ha sido profesor universitario en diversas instituciones locales y nacionales, y ha realizado investigaciones en temas relacionados con la Antropología Física (Biológica) aplicada en los campos de la Medicina Deportiva, la Salud Ocupacional y la Ergonomía. Desde hace cerca de 30 años ha estado caminando por las montañas de Antioquia con grupos de caminantes e instituciones relacionadas con el senderismo. Junto con José Lubín Torres y Julio Hernán Calle se propuso en 2008 la tarea de realizar la “Lectura del Viaje a pie del filósofo Fernando González desde el camino” y de recorrer algunas rutas de la antigua arriería antioqueña, proyectos en los que también ha participado la Organización Caminera de Antioquia (OCA).

Se hablará sobre el caminar de los humanos a lo largo de su evolución, las experiencias de viajeros como Antonio Pigafetta, quien hizo parte de la primera expedición que circunnavegó el globo terráqueo, la obra “Viaje a pie” de Fernando González, y también se mencionarán algunos aportes literarios sobre caminería y senderismo y la manera como diferentes grupos sociales asumen esta actividad.

Presentación a cargo de Luis Fernando Cuartas Acosta, historiador de la Universidad Nacional Sede Medellín, director de “Taller de Luna”, programa radial de la misma entidad dedicado a la literatura y a la difusión cultural, y coordinador del taller de literatura “De la Tierra a la Luna”.

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Antonio Pigafetta, un navegante florentino que acompañó a Magallanes en el primer viaje alrededor del mundo, escribió a su paso por nuestra América meridional una crónica rigurosa que sin embargo parece una aventura de la imaginación. Contó que había visto cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho, y otros como alcatraces sin lengua cuyos picos parecían una cuchara. Contó que había visto un engendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho de caballo. Contó que al primer nativo que encontraron en la Patagonia le pusieron enfrente un espejo, y que aquel gigante enardecido perdió el uso de la razón por el pavor de su propia imagen.

Este libro breve y fascinante, en el cual ya se vislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy, no es ni mucho menos el testimonio más asombroso de nuestra realidad de aquellos tiempos. Los Cronistas de Indias nos legaron otros incontables. (…) Uno de los tantos misterios que nunca fueron descifrados es el de las once mil mulas cargadas con cien libras de oro cada una, que un día salieron del Cuzco para pagar el rescate de Atahualpa y nunca llegaron a su destino. Más tarde, durante la Colonia, se vendían en Cartagena de Indias unas gallinas criadas en tierras de aluvión, en cuyas mollejas se encontraban piedrecitas de oro.

Gabriel García Márquez

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Antonio Pigafetta (1491 - 1534)

Antonio Pigafetta
(1491 – 1534)

“Yo, Antonio Pigafetta, nacido en la ciudad italiana de Vicenza, fui uno de los dieciocho hombres que hizo el primer viaje alrededor del Globo junto al valeroso capitán Magallanes. Había leído en los libros las cosas maravillosas que se ven navegando por los océanos y quería comprobar con mis propios ojos si eran ciertas”. (…) “La expedición alrededor del Globo fue muy larga y llena de peligros, pues duró tres años, y de cinco naves que partieron de Sevilla sólo regresó una, y de los 237 hombres que se embarcaron sólo volvimos 18. Durante el viaje dibujé mapas y anoté en varios cuadernos las maravillas que veía y las calamidades que sufríamos. Os ofrezco hoy ese diario con el deseo de honrar al capitán Magallanes, de entreteneros, de ser útil y de lograr que mi nombre no caiga en el olvido”.

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Navegación y
descubrimiento
de la India superior,

hecha por mí,
Antonio Pigafetta,
gentilhombre vicentino,
caballero de Rodas,

dedicada al muy excelente
y muy ilustre señor
Felipe Villiers de L’isle-Adam,
Gran Maestre de Rodas.

Como hay hombres cuya curiosidad no se satisfaría oyendo simplemente contar las cosas maravillosas que he visto y los trabajos que he sufrido durante la larga y peligrosa expedición que voy a describir, sino que querrían saber también cómo logré pasarlos, no pudiendo prestar fe al éxito de una empresa semejante, si desconociesen los menores detalles, he creído que debía dar cuenta en pocas palabras de lo que originó mi viaje, y los medios por los cuales he sido bastante feliz para realizarlo.

En el año de 1519 me hallaba en España en la corte de Carlos V, Rey de romanos, en compañía de Monseñor Chericato, Protonotario Apostólico entonces y predicador del Papa León X, de santa memoria, quien por sus méritos fue elevado a la dignidad de Obispo y Príncipe de Teramo. Ahora bien, como por los libros que había leído y por las conversaciones que había sostenido con los sabios que frecuentaban la casa de este prelado, sabía que navegando en el Océano se observan cosas admirables, determiné de cerciorarme por mis propios ojos de la verdad de todo lo que se contaba, a fin de poder hacer a los demás la relación de mi viaje, tanto para entretenerlos como para serles útil y crearme, a la vez, un nombre que llegase a la posteridad.

Bien pronto se presentó la ocasión. Supe que acababa de equiparse en Sevilla una escuadra de cinco naves, destinada a verificar el descubrimiento de las islas Molucas, de donde nos viene la especería, y que don Fernando Magallanes, gentilhombre portugués y comendador de la Orden de Santiago de la Spata, que ya más de una vez había surcado con gloria el Océano, estaba nombrado comandante en jefe de esta expedición. Trasládeme en el acto a Barcelona para solicitar de Su Majestad permiso para figurar en este viaje. Provisto de cartas de recomendación, me embarqué para Málaga, y de Málaga me trasladé por tierra a Sevilla, donde debí esperar tres meses antes de que la escuadra se hallase en estado de zarpar.

A mi regreso a Italia, su santidad el Soberano Pontífice Clemente VII, ante quien tuve el honor de presentarme en Monterosi y de referirle las aventuras de mi viaje, me acogió con bondad y díjome que le sería muy agradable poseer una copia del diario de mi viaje; híceme, pues, un deber en deferir lo mejor que pude a los deseos del Santo Padre, a pesar del poco tiempo de que entonces disponía.

En este libro lo he consignado todo; y es a vos, Monseñor, a quien lo ofrezco, rogándoos abrirlo cuando los cuidados de la isla de Rodas os dejen bastante tiempo para hacerlo. Es la única recompensa a que aspiro, Monseñor, reconociéndome enteramente vuestro.

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Antonio Pigafetta nace y muere en Vincenza (1491-1534). Su espíritu aventurero le llevó a embarcarse en 1519 junto a Magallanes (al mando de la expedición) con la intención de dar la vuelta al mundo; en las Filipinas muere Magallanes y le releva al mando Juan Sebastián Elcano. Pigafetta regresa a Epaña en 1523, una vez concluido el viaje. “Primer viaje en torno del Globo” es su diario, impreso por primera vez en 1880, y constituye un relato extraordinario de la expedición en la que participó y de la que sólo regresaron una nave y dieciocho tripulantes.

Fuente:

Books.google.com.co