Presentación

Nociones de
izquierdismo

Julio 23 de 2015

«Nociones de izquierdismo» de Fernando González / Fondo Editorial Eafit - Corporación Otraparte

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Presentación a cargo de
Gabriel Jaime Arango

Gabriel Jaime Arango Velásquez es educador y promotor cultural, licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad Pontificia Bolivariana y comunicador social-periodista de la Universidad de Antioquia. Especialista en Planeación Educativa, Educación Infantil y Formación Docente. Durante más de 40 años ha estado vinculado a la formación y el desarrollo de políticas públicas en materia educativa y cultural. Ha sido Director de Currículo de la Secretaría de Educación y Cultura de Antioquia, Representante del Ministerio de Educación Nacional, Director de Educación, Cultura y Bibliotecas de la Caja de Compensación Familiar Comfenalco y Director de Cultura del Departamento de Antioquia. Actualmente es Director de Docentes de la Universidad Eafit y Presidente de la Junta Directiva de la Corporación Otraparte.

Fondo Editorial Universidad EafitBiblioteca Fernando González - Fondo Editorial Universidad Eafit

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Nociones de izquierdismo es la presentación vehemente del pensamiento «liberal» de Fernando González. Aunque en él hace una defensa de Darío Echandía como candidato para las elecciones presidenciales de 1938, va más allá y desnuda la doble moral, las vanidades y ambiciones de la política en la Colombia que le tocó vivir, política que, tal vez, es muy similar a la actual.

Los Editores

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Ahora bien, un grupo de intelectuales que ya sentimos la solidaridad con todo el pueblo colombiano; para quienes la ganancia está en el bien y belleza de la colectividad; para quienes la miseria e ignorancia de un solo colombiano es miseria propia, y la esclavitud de uno solo es propia esclavitud, nos hemos sentido sobresaltados al ver que las fuerzas reaccionarias de nuestro partido quieren apoderarse sorpresivamente del poder, y hemos proclamado la candidatura presidencial de Darío Echandía.

¿Por qué luchamos con tanto ardimiento?

Porque la obra apenas ideada de hacer progresar la conciencia de los colombianos, la obra de acabar con el mísero peón azadonero que no sabe ni de dónde es, está amenazada de quedarse en vicio solitario.

No es propiamente por la persona de Echandía, sino por el programa que se resume en escuela, universidad, higiene y capital al servicio de la cultura.

Fernando González

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«Nociones de izquierdismo» de Fernando González - Capítulo I«Nociones de izquierdismo» de Fernando González - Capítulo I

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Nociones de izquierdismo

Fragmento

Nota del editor *

Nociones de izquierdismo es un libro que nace de la recopilación de una columna periodística, publicada por Fernando González en El Diario Nacional entre 1936 y 1937. Fue escrita para respaldar la campaña presidencial de Darío Echandía en contra de la candidatura de Eduardo Santos.

En total son veintitrés columnas en las que el autor pretende definir el sentido filosófico e ideológico de la palabra izquierdismo y busca demostrar por qué es necesaria su aplicación para el gobierno de Colombia, con el fin de enderezar el camino que, según su opinión, habían torcido los gobiernos despersonalizados y oligárquicos, entendiendo por estos últimos los gobiernos que se conformaron con respaldar la inversión extranjera en el país, en beneficio propio y en desmedro de los intereses populares. Es un libro de carácter didáctico con un fuerte contenido ideológico que, aún hoy, resulta polémico y esclarecedor de nuestra historia política. Es como si Fernando González, desde el pasado, participara en la discusión central de los tiempos presentes.

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* Este texto hace parte de la primera edición del libro, publicado por la Editorial Universidad de Antioquia en el año 2000.

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I

Desde hace tres años hemos tenido en Colombia una gran propaganda periodística de gentes interesadas en conservar a nuestro pueblo en la ignorancia y la esclavitud; hanse fundado grandes empresas periodísticas y editoriales con el fin exclusivo de hacer despreciables y odiosos los vocablos con que se expresan los conceptos purísimos de la evolución social. No estudian los conceptos, sino que astutamente llenan los vocablos con hechos despreciables y se imaginan que así hacen odiosa la verdad, la democracia. Este es el sistema de todas las oligarquías. Tal sucede con el término comunismo, el cual, para ellos, no es otra cosa que destruir el capital, robar, etc. En Bogotá han fundado las sociedades anónimas y los capitalistas egoístas (no en cuanto capitalistas sino en cuanto egoístas) un diario cuyo único fin es hacer odioso el vocablo comunismo y todos los que expresan el futuro de la conciencia humana.

No, señores: comunismo es vocablo que pertenece a la conciencia del alma humana; no es lo mismo que el régimen que hay en Rusia. En artículos sucesivos analizaremos varios conceptos relacionados con el liberalismo verdadero.

Veamos.

Dos propietarios campesinos; un cerco de alambre de púas separa sus predios; la vaca del uno salta el cerco; llega el otro campesino, y la apalea o mata.

El hijito de este campesino maltrata injustamente al de la otra casa; el papá se pone del lado de aquél. Sencillamente porque es su hijo.

Ahí me tenéis un estado de conciencia, muy limitada en verdad. Hay separación neta, hay oposición entre mío y tuyo.

A este estado de conciencia (por el que pasa hoy Suramérica) corresponden actos como los siguientes: ensuciar la fuente que hallamos cuando íbamos fatigados, y luego de mitigar allí la sed; maltratar animales y árboles que se encuentran en el camino; coger los frutos a golpes o pedradas, dañando el árbol; no darle de beber a la cabalgadura en que vamos, porque es alquilada; escribir groserías en las paredes de edificios públicos; robar, cuando nadie lo sabrá; vender la patria, cuando nadie lo sabrá y ejecutar actos buenos, heroicos, cuando lo han de saber. Es un estado de conciencia vanidosa.

Durante este estado de la conciencia, no puede haber parques, alumbrado público, bosques comunes, museos, viajes solitarios, en una palabra, calor humano. A mí, por ejemplo, me han robado en Colombia todas mis doctrinas. El estudio de la conciencia, que publiqué en Mi Simón Bolívar, me lo robaron, sin jamás citar mi nombre, hasta el punto de que hoy parece que yo hubiera copiado de mis ladrones; y fueron precisamente mis enemigos. Hace poco dije, por ejemplo, que el liberalismo era un estado de conciencia, y que uno no podía ser liberal porque lo quisiera, sino porque había hecho esa conquista; pues bien, Germán Arciniegas, en editorial para su campaña santista, dice eso mismo, como suyo, y muy fresco. ¡Eso sí es lo que él llama comunismo! Dije que a Bolívar lo habían manoseado los escribidores colombianos, y me robaron mi expresión. ¡Esa sí es chusma!

Al estado de conciencia que hemos descrito precede otro en la evolución humana. Porque cuando el hombre llama mías a las cosas es porque ya tiene conciencia del tiempo y principia a tenerla de la familia, es decir, la conciencia comienza a salirle de las vísceras, del lindero de la carne.

La evolución de la conciencia humana puede considerarse como la misma de la noción de propiedad.

Primera etapa de la conciencia

La llamaremos conciencia visceral y a la noción de propiedad que le corresponde, propiedad visceral, y perduró durante milenios. El hombre se llamaba dueño únicamente de las cosas que agarraba y que iba a consumir. Era nómada. La propiedad, es decir, el sentimiento de ella, era instantáneo, unido a sus necesidades fisiológicas.

Antes de seguir permítanme aclarar un punto y es que creemos aquello para lo que estamos capacitados; que el lenguaje es engañador, porque todos usamos las mismas palabras, pero no contienen lo mismo, contienen aquello para lo que está preparada la conciencia de cada uno. Por eso dije en anterior artículo que cada uno cree lo que puede y que los Santos y Germán Arciniegas, al decir «pensar», quieren decir hacer gestos; al decir «libertad», ganar; al decir «formidable escrito», escrito que los adule; al llamar maestro a alguien, escritor que los adule, etc.

Segunda etapa

Aquí el hombre tiene ya conciencia del tiempo y se apropia las cosas para años; al principio sólo le importan y cuida de las cosas poseídas, para mientras él viva; luego avanza su conciencia hasta los hijos, y se apropia las cosas para ellos; luego va hasta los nietos, y en Europa hay ya quienes hacen entrar en la noción de propiedad a los descendientes, en abstracto, y aun a los prójimos. En este último período aparece la sociedad anónima.

De ahí que en los pueblos de Suramérica vendan las riquezas potenciales, arreglen los conflictos internacionales sin atender a la herencia moral de los descendientes, sino a la tranquilidad de los gobernantes y al bienestar económico del presente. De ahí que en Suramérica, en donde la conciencia no pasa de los calzones, no prosperen las sociedades anónimas; se crean únicamente para especulaciones del momento. El futuro no existe aún para nosotros.

Durante los períodos de esta etapa de conciencia, no existe la Universidad. Esta es futurista; su fin es agrandar la conciencia humana. Durante tal etapa, se introducen expertos, pues la cuestión es gozar del presente, consumir…

En tal estado se halla Colombia santista: no quieren ser perturbados en su banquete; reniegan de nosotros, los «tábanos sobre el caballo de Atenas» que dijera Sócrates; tienen miedo de una escuela viva, incitadora y de una universidad activa; temen una justicia social que apenas hemos indicado. En realidad, hablando como sociólogos, estos Arciniegas y Nietos Caballeros no pueden entendernos.

Ser liberal, ser izquierdista es muy difícil; el liberalismo hace en la historia el mismo papel de los inventores en la industria: causan cataclismos. Por ejemplo, ¡qué grande fue el que causó la invención del telar!

Estos santistas, que apenas tienen conciencia fisiológica, a lo sumo conciencia oligárquica, ¿a qué llamarán liberalismo? A ser retratados en un banquete que ofrecen al escribidor amigo que se va para Burdeos, de cónsul…; a gobernar como Abadía o como Suárez. ¡Todo es vanidad en ellos! Mediten mis lectores en un anuncio publicado en El Tiempo; dice: «Por falta de espacio no publicamos las firmas todas de las damas que se adhirieron a Eduardo Santos; les pedimos excusas; en la próxima edición prometemos publicarlas todas». Esto revela los móviles; ellos creen, ellos confiesan que las damas firmaron para que les publicaran la firma. ¿No prueba esto que Colombia es vanidosamente primitiva en su motivación?

Tercera etapa

Comienzan a aparecer los bienes comunes: parques, bosques, museos, bienes municipales, nacionales, humanos.

… Principia el hombre a sentir la aurora del comunismo. Principian a aparecer hombres que se ponen del lado del hijo ajeno, si él tuviera la razón; que no matan la vaca del cercado ajeno, cuando pasa a sus predios; hombres que de vez en vez, en ciertos amaneceres celestiales, dicen: «Todo el universo es mío».

Esto es lo que queremos hacer con la escuela, con el capital al servicio de la cultura, programa echandiísta; queremos una escuela en la que el hombre es sujeto de engrandecimiento, no saco de libros; queremos hacer hombres que den cheques y no exijan adhesión incondicional; hacer maestros que escriban con el fin de embellecer cada vez más la Tierra y no irse cada rato a pasear. En una palabra, no amamos la patria de ahora sino la de mañana; amamos a nuestros hijos del alma como la clueca a sus polluelos. Decimos a la patria: «No nos pagues, porque entonces, ¿qué hicimos por ti…?». Ningún acto pagado tiene significado moral: en la paga termina.

Definamos para terminar.

Conciencia bruta

Es aquella que tiene el ser vivo cuando no siente la propiedad sino en virtud de las necesidades orgánicas, instantáneas; satisfecha el hambre, cesa la propiedad (el amor).

Conciencia pronominal (mío, tuyo)

Cuando el hombre se apropia las cosas para un tiempo más o menos largo; divídese en individual, familiar, municipal, nacional, etc.

Conciencia comunista

Es cuando el hombre siente que todo el universo es suyo y es uno; vive el hombre entonces dentro de la ley de causalidad. No hay oposición entre yo y tú, mío y tuyo. El hombre llega a ser hijo de Dios.

De suerte que comunismo no es negación de la propiedad sino culminación de ésta.

Así pues, comunismo, como es obvio, no se impone sino que es perfección a que se llega mediante disciplinas. Es un estado de conciencia que tuvieran Jesucristo, Buda, Sócrates y Nietzsche.

Comunismo no es partido político.

El que pretenda imponer la virtud o la verdad, sólo hace males. Ellas se enseñan, se muestran. El objeto de la escuela es hacer vivir al hombre dentro de ellas.

Los izquierdistas somos, pues, el verdadero liberalismo. La disciplina es nuestra y no de las fuerzas reaccionarias. Es necesario recalcar mucho que el izquierdismo consiste esencialmente en la escuela viva.

Nuestra conciencia ha echado raíces, por así decirlo, en el universo; al contrario, los reaccionarios que desean imponer a Eduardo Santos viven en la orgía de la riqueza material; viven en el período de la esclavitud, cuando el hombre se apropia al hombre.

¿Por qué es Echandía nuestro candidato? Porque su programa es escuelas, el capital al servicio de la cultura. Pero cualquiera que viva en este estado de conciencia, lo será también. Nuestro ideal triunfará irremediablemente, porque es la misma vida.

En artículos sucesivos continuaremos analizando otros conceptos izquierdistas que han sido manoseados en Colombia por una prensa oligarca e impreparada.

Fernando González

Fuente:

González, Fernando. Nociones de izquierdismo. Fondo Editorial Universidad Eafit / Corporación Otraparte, Medellín, abril de 2015, p.p.: 1 – 22.