Presentación

Sin censura

Diciembre 2 de 2010

"Sin censura" del Taller de poesía y creación literaria del Banco de la República y la Biblioteca Piloto de Medellín

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El Taller de Poesía y Creación Literaria del Banco de la República y la Biblioteca Pública Piloto de Medellín, dirigido por el poeta Jaime Jaramillo Escobar, presenta “Sin censura”, antología en la que participan catorce de sus integrantes, actuales o recientes: Carmen Elena Paniagua López, Claire Lew de Holguín, Aymer Waldir Zuluaga Miranda, Daniel Castro Cano, David Gonzalo Henao Alcaraz, Eduardo Gorana, Javier Gil Gallego, Jorge Enrique Toro Salazar, Jorge Humberto Sánchez Franco, Juan Diego Gómez Vélez, Juan Guillermo Valderrama Santamaría, Juan Manuel Estrada Jiménez, Uldario Herrera Espinosa y Verano Brisas.

Presentación de la obra por
Jaime Jaramillo Escobar (X-504)

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Todo aquel que se adelanta, se aleja o eleva por encima de los demás, deja expuesto su rabo a la mirada de todos. El avanzar, muchos lo ven como una ofensa y siempre ha despertado envidia, venganza y ambición. No hay apetito más voraz que el que despiertan las miradas, ni estás más inerme que cuando ofreces la espalda y tus ojos no ven. Siempre he sabido que la parte de mí que no alcanzo ni me puedo tocar, o no me puedo ver, la ven mis amigos y atrae a mis enemigos. Tal parece que lo mejor de la mala fama encuentra su apoyo en algún lugar de la espalda y aquello que no ve, no puede o no es capaz de manejar, es lo más apetecido de aquel ser a quien se necesita atacar. Si no te cuidas, encontrarán en tu rabo la manera para no dejarte avanzar y un buen punto de apoyo a la hora del ataque que ha de hacerte caer.

Uldario Herrera Espinosa
“El león al perro”

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Jaime Jaramillo Escobar (X-504)

Jaime Jaramillo
Escobar (X-504)
www.matacandelas.com

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Preliminar

Por Jaime Jaramillo Escobar

Con la independencia intelectual que reconoce el título de este volumen funciona desde 1985 el taller de poesía y creación literaria del Banco de la República y la Biblioteca Piloto de Medellín.

Por primera vez se publica un libro colectivo en el que participan catorce de sus integrantes, actuales o recientes. El propósito es de estímulo y apoyo. En años pasados se imprimió obra individual en el Fondo de la Biblioteca y por diversos editores, o particularmente por el autor.

Se intercalan prosa y poesía porque el taller no practica la distinción absurda entre escritor y poeta. La poesía actual se escribe en prosa fragmentada, que erradamente se denomina verso libre. La buena prosa, así sea didáctica o expositiva, es también buena poesía. Poesía “es esto y esto y esto”. En el arte como en la vida, la valoración depende del observador. Unos les dan patadas a los perros y otros saben lo que es un perro. La gran mayoría de los seres humanos ignora lo que son ellos mismos. De ahí el impulso destructivo.

El cuidado riguroso en la elaboración de sus páginas le confiere calidad profesional a los autores seleccionados. Ellos son conscientes de que los textos propios deben examinarse como si fueran del peor enemigo, y sólo publicarlos si pasan esa prueba. Se requiere paciente trabajo. Los individuos a quienes ningún camino les sirve nunca llegan a parte alguna porque siempre están perdidos. Es éste un taller de obras maestras; no de gramática elemental. La gramática del escritor es la misma del pintor. La pintura que representa a un niño pobre cuesta una millonada y constituye un bonito adorno en las salas de los Bancos.

El énfasis en la autonomía del escritor y el respeto por las ideas y las expresiones artísticas se explica porque en la Colombia actual abundan las censuras extremas provenientes de grupos de toda clase —con diferentes intereses en pugna— de origen político, religioso, económico, social. Cada quién trata de imponer su parecer sobre los demás, obedeciendo todos al mismo viejo lema: “Por la razón o la fuerza”. El fanatismo que crean la religión y la política muestra lo nocivas que ambas son. No somos país civilizado. Civilización es ante todo convivencia. La censura que la ejerza cada lector para sí mismo según sus criterios, sin creerse autorizado para imponérsela a los demás.

La tolerancia con el delito, so pretexto de defensa de los derechos humanos, como lo hace la justicia colombiana actualmente, es complicidad.

Cuando le dicen a uno que no se debe afirmar nada, se lo dicen para fomentar el sentimiento de inseguridad a fin de inyectar sus interesadas mentiras. Debemos afirmar nuestras convicciones de hoy. Que otros afirmen las de mañana.

Escribir bien es agregar a la literatura páginas que no sobren. El taller respeta la libertad de pensamiento y expresión. La responsabilidad por sus obras es de los autores.

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Textos de Sin censura

Líquida

Por Carmen Paniagua

Apenas sí dejas que te tenga un instante entre mis manos;
escapas mientras te llevo a mi boca,
y sólo un sorbo austero pasa por mi garganta
dejándome la misma sed y la misma ansiedad.

Siempre encuentras las formas físicas de la evasión:
un témpano infranqueable, o un cúmulo errante.

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Varnava

Por Eduardo Gorana

Un día subió a la montaña
sin libros, sin música, sin pensamientos,
y contempló el monasterio que abajo retozaba
como un cordero blanco sobre el prado.

Se tendió en la alta hierba
y escuchó una canción que subía al cielo.
Eran los monjes que cantaban Ven Espíritu.

Varnava pensó:
Estos monjes están enamorados.
Sólo los enamorados llaman al que no se ha ido.

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Historia del espanto

Por Juan Manuel Estrada

Mi abuela y Dios
crecieron juntos en la montaña
donde arde el fuego de la creación.
Por eso ella sabía cuentos
sobre animales
cuya forma rompe con el orden del mundo,
flores
cuyo perfume es el aliento del demonio
y seres humanos
que no son hijos de la Madre Naturaleza.
Con sus palabras el alma era iluminada
y poseída por el terror.
Un día vino la muerte a tocarla
y al tercero resucitó
para perseguir a los niños durante el sueño.

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Vendedor ambulante

Por Aymer Waldir Zuluaga

Me molestó que me dijera eso de la invasión del espacio público. ¿Invasión? Qué palabra tan fea. En el cartón yo llevaba mercancía, pero le solté que era un distribuidor, para empresas multinacionales, de productos de alta rotación. Era un chiste, pero lo miré desafiándolo. No se inmutó. ¿Cuál ambulante?, le insistí, soy permanente en este semáforo desde hace quince años. ¿Qué? Gracias, claro que acepto, vamos pues. Soy permanente le dije, la que pasa es Medellín; yo sigo estable aguantando y rebuscando. Provisional será aquel de los helados, que ayer vendía chicles, anteayer lavaba parabrisas y la semana pasada vendía bonais. Tengo sitio fijo. No se inmutó, me quitó el plante. Quedé con esta cajetilla de cigarrillos para menudearla entre los que pasan y los taxistas: el servicio a bordo. ¿Usted es escritor? ¿De qué periódico? ¿Independiente? Mejor dicho: otro desempleado. Bueno vamos, no hay problema: a lo que quiera invitarme. Usted es el que paga. Entremos a ese. Muchos de mis clientes salen de tomar café acá y van directo a comprarme. Después del tinto, cigarrillo. ¿Quién atiende? Caramba. Hay que aprovechar que me dejaron entrar. Porque vengo con usted, de otro modo me sacan a sombrerazos. ¡Servicio! Dos jugos de naranja y cuatro panes. ¿Usted también quiere algo? ¿No? Déjese atender. A los escritores también les da hambre. Si escribe un cuento de esto le cobro los derechos de autor. Mentiras. Yo también podría escribir si me lo propusiera y tuviera tiempo. Podría, del verbo podrir. Como le decía: eso es lo que hay que aguantar con los agentes que custodian el “espacio público”. ¿Es que yo no soy público?, ¿o el espacio es sólo de las empresas privadas? De haber nacido en otro país yo no andaría en estas. De niño decía que cuando grande quería ser extranjero. Allá tienen educación, salud asegurada… y el resto: papita para el loro. Aquí no hay oportunidad. Capacidades son las que tengo. Fíjese no más la capacidad de aguante. Pero estoy en desventaja. Cada día empezar de cero, buscando los tres golpes, si tuviera al menos el desayuno asegurado. Como hoy. ¿Va a publicar todo esto? Escriba pues, o ¿está grabando? ¿Quiere pan? Está caliente. Claro, llevan calentándolo como tres días. Es broma. Parece recién horneado aunque el jugo sabe a enjuague de licuadora, a fruta no. ¿Seguro que no quiere? Usted se lo pierde. ¿Ya publicó algún libro? Buen título. ¿Sí los vendió todos? ¿Y de que vive entonces? Usted siquiera. Yo me conformaría con haber cobrado sueldo de hijo, al menos hasta los doce años. En agosto cumplo treinta y cinco de edad, veintinueve de trabajo, ya es tiempo de tramitar la pensión, ¿no cree? Eso, ríase. Hay otros que la tienen peor, yo soy afortunado. Al menos vendo mis cosas en este semáforo de la Oriental. Cada que puedo. Claro, usted más afortunado. Cualquiera que tenga un billete de esos. ¿Aquí si tendrán devuelta? Si quiere yo voy y se lo cambio con el chancero. ¿Desconfía? Entonces la cosa es mutua. Ojalá salga algo bueno de lo que le conté allá afuera. Tema sí tiene, falta ver si también talento. Terminemos ya que estoy perdiendo clientela por estar conversándole aquí tanto rato. ¿No va a preguntar nada? ¿Qué va a escribir pues? Bueno, gracias por el desayuno. ¿Vuelve mañana? ¿O con esto ya tiene la historia? No, por nada… no más para que conversemos. Es que usted habla muy bueno. Acépteme este cigarrillo a cambio. ¿No fuma? ¿Entonces qué vicio tiene? Bueno, adiós pues, ¿nos vemos? Nos vemos en el espejo, será nos veremos. Y eso que tampoco. No creo que vuelva a verlo, pero ya sabe dónde encontrarme. Boro, boro, Marlboro.

Fuente:

Sin censura. Taller de poesía y creación literaria / Jorge Enrique Toro Salazar… [Et. Al]. Biblioteca Pública Piloto – Banco de la República – Fondo Editorial Biblioteca Pública Piloto, Vol. 135, Medellín, 2010.

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