Presentación

Tiempo de espejos

—22 de septiembre de 2022—

Portada del libro «Tiempo de espejos» de Omar Gallo

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Ver grabación del evento:

YouTube.com/CasaMuseoOtraparte

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Omar Gallo (Itagüí, 1960) es poeta y escritor, asesor de publicaciones y profesional en Gestión Cultural de la Universidad de Antioquia. Ha publicado «Contar hasta uno» (versos cortos, 1995), «El libro dorado de las pretensiones» (prosa poética, 2000), «Ética para los sueños» (2002, 2007), «Devorador de sombras» (2004, 2014), «Sobresaltos» (versos cortos, 2007, 2018), «Palabras de sol» (poemas para una madre, 2011) y «Tiempo de espejos» (2022). Poemas suyos han aparecido en publicaciones culturales como el magazín cultural «Xicóatl» (Austria) y las revistas literarias «Casa tomada» (Colombia), «Alhucema» (España), «World Haiku» (Japón) y «Malabia» (Argentina). Ha participado en diversos festivales de poesía nacionales e internacionales y es integrante de La Cofradía del Tritón Nerudiano, del Movimiento Poetas del Mundo y de la Conferencia Mundial de Escritores de Haiku. Entre otros reconocimientos, recibió la Orden al Mérito Cívico y Empresarial «Mariscal Jorge Robledo Ortiz» en Grado Plata (Medellín, 2021). Es fundador y director de los talleres «El Sueño del Árbol», «Letra Silente» y el «Taller de Escritura Creativa Virtual “Raúl Gómez Jattin Perenne”».

Presentación del autor y
su obra por Édgar Trejos.

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Abrimos para nuestro regocijo vital como lectores, una vez más provistos para y dispuestos a saborear en un sorbo de alegría, un libro de poemas que nos muestra y ofrece la nueva incursión poética del poeta Omar Gallo, quien nos propone de entrada y sin remilgos, a través de versos estrictos, sintácticamente configurados en un recio abigarramiento semántico y prosódico, una lectura exigente, una lectura de incesante indagación verso a verso, poema a poema, sobre la esforzada y arriesgada existencia humana en toda su enmarañada red sicológica y social, al tenor de las mil y una hondonadas existenciales que implica el inclemente existir, incierto por demás, del individuo que se entrega y aferra a sus avatares vitales.

Tiempo de espejos, decimos en primera instancia, nos plantea desde su aparato de lenguaje filosófico el tiempo como camino, como tránsito o como el transitar humano irreversible al que nos vemos abocados los seres vivientes; y, a la vez, plantea el espejo como peldaño sicológico de avanzada analítica; es decir, de obligado balance reflexivo, en cuanto a la existencia misma, como proceso con necesitadas estaciones de claridad para considerar, para revisar la calidad ontológica de ese tránsito humano compendiado a lo largo de los días y la vida. En suma, podemos pensar y registrar que los poemas de Tiempo de espejos nos invitan a, nos sumergen a fondo en un riguroso regurgitar existencial y comprensivo del propio acontecer como individuos sobre la faz del cambiante y agresivo paraíso que resulta ser el rostro multiforme, atrabiliario las más de las veces de los días, del día a día que se vive de manera inmisericorde.

Édgar Trejos

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Omar Gallo

Omar Gallo

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Tres poemas de
Omar Gallo

Letras de mujer

Mujer, una figura de
miradera espiritual.

Enrojo la noche,
y advertido el poeta de nostalgia,
se hace claridad sobre el peligro de juntar
a una mujer con un espejo
—porque más que vanidad—
se viene encima un cielo musical
capaz de salvar al hombre del no-asombro;
a la humanidad de la idiotez del no-sentirse
y a la poesía, a la poesía de la prelación de ser
sabiendo que la dejaron olvidada en un armario.

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Poema para una amada feliz

¿Será la alegría una
parábola de hechizo?

Náufrago soy de aquellos días de olvido,
un dolor que se endiosa se ensilencia
oculto en la garganta del sereno.
No tiene nombres el conjuro
para salvar la noche,
el amor comienza a destejer las sombras
y en ese momento milenario,
Dios sonríe mientras escribe en la arena.
La flor advierte del poema
y en la umbría que calla,
el ensueño va tras el secreto.
Ahora el amor invade las voces del no-verso
y celebra que el tiempo: es un espejo habitado.

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Tiempo de espejos

Que acaso el tiempo es un
misterio que muda de sombra
frente al miedo de la noche.

Este poema no es azul como los ojos de la tarde
ni tiene en las manos una flor que se muera
con sólo abrir los brazos del presagio;
no tiene secreto alguno que salve el vocablo
ni gesto místico que pretenda sublevarse.
Este poema no se persigue para atarse a un árbol,
para sobrevivir frente a la guerra de silencios
cuando la ceniza de la niebla
toca el cuerpo sin abrigo del judío
que jura asesinarse, si se encuentra.
El tiempo habla poco y se acobarda con la muerte;
es el abandono frente al sigilo del tocarse,
trinchera que llena de heridas la recordación
y se aferra a la soledad para evitar los adioses
que proclaman que el delirio es ebriedad
o tal vez un antiguo enigma capaz de ancianizar
una pared de corazón embrutecido.
La hora de hablar de buques, lunas, dioses
y mares medievales, ha pasado;
el poema y el tiempo se enrojecen
ante la alborada de lo eterno,
—pues con la ceguera y un puñal—
hacen de la lágrima, la intimidad
aferrada al espíritu de soledad que no respira;
al espejo musical del desvarío y la utopía,
a un ángel capaz de sonreír sin habitarse.
El tiempo, una luz tenebrosa capaz de sollozar.