Con su Música a Otraparte

Agustín Lara

Abril 30 de 2010

Canciones de Agustín Lara en discos de 78 r.p.m.

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Canciones de Agustín Lara
en discos de 78 r.p.m.

El Café de Otraparte
Entrada Libre

Coordina:
Hugo Álvarez Restrepo

Agustín Lara y yo “nos conocemos” desde 1956-57, cuando diariamente escuchaba por la Voz de Antioquia a las 7:45 de la mañana, en su propia voz, tres canciones de su autoría. Era tal mi compenetración con sus letras que, aunque parezca una extraña exageración, aún sin conocerlas, adivinaba trozos de ellas.

Desde entonces me dediqué a leer sobre el Flaco de Oro, a conseguir sus grabaciones tanto en 78 r.p.m. como las de 45 o sus elepés y luego, ya viejo, sus películas, discos compactos, videos y libros sobre su vida y obra.

En su visita a Medellín por allá en el año 57, yo, un jovencito de 17 años, supe que se presentaría en el Club de Profesionales, y allá fui para verlo por lo menos al momento de entrar. Desde el tumulto grité a su llegada: “¡Don Agustín!”, y jamás olvidaré su mirada y esa sonrisa enmarcada por su cicatriz que al fin lograba ver en vivo y en directo.

En medio de un aguacero torrencial permanecí solitario en las escalas del Club hasta las dos de la mañana, cuando salió y, compadecido, me dijo: “¿Todavía estás aquí, chamaco?”. Luego buscó en su gabardina y sólo encontró un programa de una presentación suya en México con Pedro Vargas y Toña La Negra, sus intérpretes preferidos, y allí estampó su autógrafo, el cual conservo como un tesoro.

Agustín Lara, el grandioso Flaco de Oro, cuyas más de 500 canciones conocidas han recorrido y seguirán recorriendo el mundo.

Admirado por todos, por los más humildes y los más encumbrados, cantó como nadie a la mujer y escribió desde obras populares —interpretadas por los más grandes como Mario Lanza o los trovadores más sencillos— hasta preciosas sinfonías, y todo ello sin utilizar el pentagrama, pues nunca quiso estudiar las notas que él llamaba “cagaditas de mosca”.

Recordaremos a este gran genio de la música en El Café de Otraparte con una selección de sus obras en discos originales y, si gustan, con algunos chismecitos sobre su novelesca vida.

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Hugo Álvarez Restrepo se inició en la poesía en Sonsón, Antioquia, su pueblo natal. Su vida ha girado en torno a la arquitectura (su profesión), la fotografía (ganador de varios premios nacionales), la música (como autor de varias canciones y coleccionista miembro de la Corporación Daniel Uribe), la madera (ex director de Cemade, Centro de la Madera), el ejército (oficial activo de la Reserva Especial y Cónsul en Medellín) y la poesía (su gran amor, en sus especialidades del soneto y la décima).

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Canciones de Agustín Lara en discos de 78 r.p.m.

Agustín Lara

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Agustín Lara
Aguirre y Pino

Algunos biógrafos de Agustín Lara aseguran que nació en la Ciudad de México el 30 de octubre de 1897, otros que en 1901. Sin embargo, él siempre sostuvo haber nacido en Tlacotalpan, Veracruz, en 1900.

Lo que sabemos es que en 1906 radicaba en la Ciudad de México, en el barrio de Coyoacán, en la residencia de una de sus tías, llamada Refugio.

En la capilla de la casa de doña Refugio existía un armonio que fue el primer instrumento con el que Agustín tuvo contacto. Su tía descubrió sus aptitudes musicales y lo puso a estudiar el piano. Tenía cinco años. Al poco tiempo le compraron uno. Después de estudiar con varios maestros, decidió muy joven continuar de manera autodidacta.

En su juventud ingresó al Colegio Militar, pero al poco tiempo se enlistó en la guardia personal de Pancho Villa, en la que alcanzó el grado de teniente.

Durante la década de los años veinte se dedicó a tocar el piano en cabarets, cantinas y casas de citas, así como en reuniones sociales. Tocar en las salas de cine fue una gran experiencia ya que sus composiciones eran interpretadas por los cantantes de moda Juan Arvizu y Maruja Pérez.

Cuando fue inaugurada la XEW, en 1930, ingresó a trabajar por invitación de don Emilio Azcárraga Vidaurreta. Ahí formó su primera orquesta, a la que llamó “El son de Marabú”; con ella se presentaba en los diferentes espacios musicales que tenía la radiodifusora.

Al poco tiempo tuvo el programa “La hora azul”. En esta emisión apoyó y dio oportunidad a diversos artistas que iniciaban su carrera; varios de ellos, con el tiempo, se convirtieron en famosos intérpretes y cancionistas, como Toña la Negra, Pedro Vargas y Alejandro Algara.

En 1932 hizo presentaciones en el Teatro Politeama de la Ciudad de México, obteniendo el primer gran éxito de su carrera. Entre sus temas más famosos destacan: “Rosa”, “Azul”, “Mujer”, “Santa”, “Farolito”, “Rival”, “Veracruz” y “Solamente una vez”. Asimismo sobresalen los temas que compuso en España, “Granada” y “Madrid”, y los que dedicó a la fiesta brava, de la que fue un gran aficionado: “Silverio” y “Novillero”.

El maestro Lara se casó en varias ocasiones, aunque su matrimonio más relevante fue con la actriz María Félix, en 1945; uno de los sucesos más comentados de la época.

Posteriormente vienen las giras a Francia, España, Perú, Chile y después las giras por el interior del país, actuando al lado de Pedro Vargas. Como muchos músicos e intérpretes de la época, aceptó papeles en el cine. Encarnó magistralmente al ciego de “Santa”, el infortunado músico de la novela de Federico Gamboa. Estuvo una temporada en Hollywood y regresó para componer una opereta a la que llamó “El pájaro de oro”.

El conjunto musical “Los solistas” es su última orquesta y con la que realizó varias giras por diferentes países.

Fueron muchos los reconocimientos y homenajes que recibió a lo largo de su brillante carrera, entre ellos el haber sido nombrado Presidente vitalicio de la Sociedad de Autores y Compositores de Música. Igualmente son innumerables los reconocimientos y homenajes póstumos que se le han realizado.

Agustín Lara falleció en la Ciudad de México el 6 de noviembre de 1970. Sus restos reposan en la Rotonda de los Hombres Ilustres.

Fuente:

Sacm.org.mx

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Canciones de Agustín Lara en discos de 78 r.p.m.

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Mujer

Mujer, mujer divina:
tienes el veneno que fascina en tu mirar.
Mujer, alabastrina:
tienes vibración de sonatina pasional.
Tienes el perfume de un naranjo en flor,
el altivo porte de una majestad;
sabes de los filtros que hay en el amor,
tienes el hechizo de la liviandad.
La divina magia de un atardecer,
y la maravilla de la inspiración.
Tienes en el ritmo de tu ser,
todo el palpitar de una canción.
Eres la razón de mi existir, mujer.

Letra y música de Agustín Lara