Con su Música a Otraparte

José A. Morales
José Barros

Mayo 27 de 2011

José A. Morales y José Barros

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Audición en
discos de 78 r.p.m.

El Café de Otraparte
Entrada Libre

Coordina:
Hugo Álvarez Restrepo

Hugo Álvarez Restrepo se inició en la poesía en Sonsón, Antioquia, su pueblo natal. Su vida ha girado en torno a la arquitectura (su profesión), la fotografía (ganador de varios premios nacionales), la música (como autor de varias canciones y coleccionista miembro de la Corporación Daniel Uribe), la madera (ex director de Cemade, Centro de la Madera), el ejército (oficial activo de la Reserva Especial y Cónsul en Medellín) y la poesía (su gran amor, en sus especialidades del soneto y la décima).

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Escuchar “Pueblito viejo”
de José A. Morales

Escuchar “La piragua”
de José Barros

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José A. Morales

(1914 – 1978)

La carrera de compositor de José A. Morales (El Socorro, marzo 1 de 1914 – Bogotá, septiembre 22 de 1978) comienza en Santander en 1936 con la composición de canciones y tangos, después de haberse iniciado con músicos profesionales del lugar y con el maestro José de Jesús Vargas. Poco después, su especialidad en la composición de canciones y el creciente auge de los géneros nacionales como el pasillo y el bambuco lo llevaron a Bogotá, en donde se estableció y desarrolló hasta su muerte su actividad de compositor.

En esa misma época se comienza a perfilar en los ambientes artísticos como acompañante de Francisco (Pacho) Benavides, conocido interprete del requinto, y por su asocio al nutrido grupo de músicos que a través de diferentes programas de radio dieron especial realce a la canción nacional. A comienzos de la década de los cuarenta comenzó a ganar reconocimiento nacional el dueto de Darío Garzón y Eduardo Collazos (aparecido unos años atrás en Ibagué), nombres a los que la obra musical de Morales se halla fuertemente asociada. Garzón y Collazos se vincularon a la naciente Sonolux a comienzos de la década de los cincuenta, y aproximadamente en 1954 grabaron el bambuco María Antonia y Pueblito viejo, éxitos inmediatos y paradigma de la obra musical de Morales. El autor mismo narró la génesis de su famoso bambuco en el campo de la montaña santandereana y su relato está enraizado en el viejo quehacer de cantor ambulante y popular, centrado en el manejo de la versificación y de la creación de episodios dramáticos, sentimentales, heroicos o satíricos, es decir, la antigua tradición del romancero hispánico medieval.

A mediados de los años cincuenta, el fortalecimiento de Sonolux en Medellín con el regreso de Garzón y Collazos después de un breve interludio en Sello Vergara (compañía competidora de Bogotá) lanzaron a la fama nacional a Morales, consagrado ya también en 1953 como intérprete, en el papel de acompañante en la grabación del disco de larga duración Canta un tiple, del ya mencionado Benavides. Luego vinieron bambucos como Campesina santandereana y Tiplecito bambuquero, pasillos como Doña Rosario y Camino viejo, y María Helena y Alba Luz entre sus danzas.

Al igual que otros compositores, Morales se vinculó a Sonolux como relacionista público y mantuvo una intensa labor radial, siendo una de las figuras más reconocidas del mundo de la música popular en la capital. Esta es la época de Pescador, lucero y río y Ayer me echaron del pueblo, ésta última finalista en el Festival de la Canción en Villavicencio en 1962, aunque siempre fue promocionada como la canción ganadora. Su temática recordaba otros textos de canciones que tocaban la situación del campo colombiano, que atravesaba un profundo proceso de cambio, y denunciaba en un lenguaje directo y lleno de giros campesinos las injusticias de la aún no superada condición servil del campesino de muchas regiones del país. Sin embargo, la sinceridad del nacionalismo de dicho festival no alcanzó para que la canción fuese aceptada como ganadora, justamente por alejarse del lenguaje idílico y nativista usado por quienes desde la ciudad idealizaban al campesino, como los europeos había hecho siglos atrás con el “buen salvaje” americano.

Las canciones de Morales, junto con las de otros de sus contemporáneos, constituyen el repertorio por excelencia de la canción popular colombiana de mediados de siglo, cercana por su temática y su lenguaje al inmediato ancestro campesino de la gran mayoría de la población de inmigrantes, que justo en ese momento multiplicaron varias veces las cifras de los habitantes de las principales ciudades del país.

Fuente:

Banrepcultural.org

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José Barros

(1915 – 2007)

Recibido por una comadrona (Fermina Socarrás) nació el 21 de marzo de 1915 en El Banco, Magdalena; su padre fue el comerciante portugués Joao María Barro Traveceido y su madre Eustasia Palomino; fue el menor de cinco hijos y criado por su hermana Clara pues los padres fallecieron en su niñez.

Para colaborar con el sostenimiento familiar cantaba en la plaza de mercado, en el puerto o en las casas de las familias adineradas del pueblo.

Con el tiempo fue aprendiendo a tocar varios instrumentos musicales, entre ellos la guitarra, y se dedicó a ofrecer serenatas a las jóvenes del pueblo.

A los 17 años se trasladó a Santa Marta, allí buscó viajar a otros lugares pero la milicia obligatoria se lo impidió.

A su regreso a El Banco, mantenía el anhelo de conocer lejanas tierras y una madrugada, en plena fiesta, decidió embarcarse como polizón en el barco Medellín, que llegaba de Barranquilla y continuaba viaje hacia Honda; no logró su destino pues en el puerto de Barrancabermeja lo bajaron; esta parada lo llevó a conocer en esa ciudad a músicos que estaban allí por circunstancias parecidas y formó parte de grupos dedicados a tocar en los bares; de ahí partió a Segovia, Antioquia, en busca de oro.

Luego de un año se enrumbó a Medellín, participó en un concurso de canción inédita en la Voz de Antioquia y ganó con la canción El minero.

Su siguiente destino fue Bogotá, ya para la década de 1950, donde compartió residencia con otro músico costeño, el tamborero Jesús Lara Pérez “Tumbelé”; en la capital constató que la música costeña estaba entrando con fuerza al interior del país; por esos días compuso su célebre El gallo tuerto.

Paulatinamente adquirió prestigio y los logros lo llevaron fuera del país hacia Panamá, México y Argentina; estas nuevas situaciones y el contacto con los músicos de los países visitados lo condujeron a componer rancheras y tangos.

A principios de 1960 enfermó y regresó —obligado— a El Banco.

Para 1975 decidió en compañía de amigos emprender la realización del ya hoy tradicional Festival de la Cumbia de El Banco, cuyo antecedente fueron los Festivales de la Piña ocurridos en la década anterior, y para el cual compuso la emblemática cumbia La piragua.

Su enfermedad* lo ha llevado a la quietud física que contrasta con la gran creatividad que ha movido su vida y que ha permitido que permanezca en la cotidianidad musical colombiana, al lado de personajes como Luis Uribe, Lucho Bermúdez (con quienes trabó relación personal y profesional en diferentes oportunidades) y Pacho Galán, entre muchos.

* Murió en 2007.

Fuente:

Banrepcultural.org