Érase una vez… en Otraparte

Lecturas en voz
alta para niños de
todas las edades

Cuéntame el cielo

Coordina: Mauricio Quintero
—20 de junio de 2021—

Ilustración de «El Principito» de Antoine de Saint-Exupéry

El Principito

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Este será un espacio para leer juntos, para acercarnos a las palabras, al disfrute que ellas nos proporcionan desde siempre. Palabras que se trenzarán en poemas y cuentos para chicos y grandes, imágenes que saltarán por las ventanas hasta nuestros ojos, sensaciones de no tiempo y no lugar como en el paraíso de la infancia. Paladear los acentos, los ritmos y las desconocidas sonoridades que llevarán de la mano a nuestros niños (y a nosotros mismos) por paisajes e historias que de otro modo no habríamos soñado.

Se trata especialmente de abrirles a los niños, en su experiencia cotidiana, un lugar para que no pierdan el asombro ni las preguntas, para cultivar su mirada y su sensibilidad, su percepción de la vida. Se trata de restituirles una región de la belleza y el sueño que en esta época de consumo y derroche tecnológico han empezado a perder.

La lectura y disfrutar el arte libremente será para ellos una experiencia enriquecedora que el tiempo, nuestra ciudad, nuestro país y la vida misma sabrán agradecer.

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Mauricio Quintero Cardona

Mauricio Quintero Cardona

En esta sesión Mauricio Quintero se vestirá de científico loco para narrar historias sobre los astros, las estrellas y la ciencia. Conoceremos antiguas leyendas sobre el origen de todo lo que existe, viajes siderales, anécdotas científicas, personajes maravillosos, la pequeñez de nuestro ser ante la grandeza del cosmos y la presencia infinita del polvo de estrellas del que estamos hechos…

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El Principito

A León Werth

Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria excusa: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esta persona mayor es capaz de comprenderlo todo, incluso los libros para niños. Tengo una tercera excusa todavía: esta persona mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío. Tiene, por consiguiente, una gran necesidad de ser consolada.

Si no fueran suficientes todas esas razones, quiero entonces dedicar este libro al niño que fue hace tiempo esta persona mayor. Todas las personas mayores antes han sido niños. (Pero pocas de ellas lo recuerdan). Corrijo, por consiguiente, mi dedicatoria:

A León Werth cuando era niño

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Ilustración de un gato sobre el tejado mirando una luna de lana