Conversación

Escuelita para
vivir a la enemiga

Una iniciativa liderada por
El Derecho a No Obedecer

—7 de julio de 2020—

Afiche de la «Escuelita para Vivir a la Enemiga» - Proyecto de El Derecho a No Obedecer de la Corporación Otraparte

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Ver grabación del evento:

YouTube.com/CasaMuseoOtraparte

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El proyecto «El derecho a no obedecer» de la Corporación Otraparte está financiado con recursos de la fundación Open Society. La iniciativa se adelanta en Cali, Bogotá, Cúcuta, Medellín y Envigado por medio de actividades de participación ciudadana a partir del concepto de desobediencia civil. Se destacan los componentes «Tu bandera es mi bandera», «#YoenOtros» y «Escuelita para vivir a la enemiga», un laboratorio de experimentación para construir nuevas formas de hacer activismo.

En esencia, se trata de un «proyecto de formación política no electoral inspirado en la obra de Fernando González, que explora la desobediencia desde la participación ciudadana como herramienta para transformar nuestros contextos y construir sociedades más equitativas y democráticas». La plataforma busca una mayor incidencia de la ciudadanía en las decisiones del Gobierno, y sus principales ejes temáticos son participación ciudadana, migración, calidad del aire y convivencia y seguridad.

Conversación de Alejandro Daly, Lilibeth Villamizar y Lina Guisao con la moderación de Daniel Suárez.

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Logo de la «Escuelita para Vivir a la Enemiga» - Proyecto de El Derecho a No Obedecer de la Corporación Otraparte

Logo del proyecto «El Derecho a No Obedecer»

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León Zuleta insistió en la metáfora del viaje: «La enseñanza académica y filosófica debe instruir a la gente a viajar hacia su propio ser, a su espiritualidad; el ser no nace, sino que se construye a sí mismo en la experiencia de vivir consigo, con los otros, con el mundo y con una gran transparencia de sí», escribe en «La cosmovisión del YO», un artículo que recoge apartes de una entrevista con el autor, publicado en su antología póstuma De semas y plebes. En su proclama por la autenticidad de la experiencia y del individuo hay un eco de Fernando González. Sin el filósofo de Otraparte, que aclimató a Nietzsche entre las montañas antioqueñas, no habría existido Zuleta (ni tampoco nadaístas). Sin tradición no hay subversión.

Pedro Adrián Zuluaga

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Fundó una escuelita rural para enseñarnos a vivir, a ser lo que somos con orgullo, sin complejos europeos, sin alma ajena, sin mistificaciones. Era una escuelita de auto-expresión latinoamericana (lat-indo-americana). Nunca dijo: el que no está conmigo, está contra mí. La esencia de su escuelita fue: el que no está consigo mismo, no está conmigo. Usó el método de enseñar caminando, mostrando el camino. No su camino, el camino de uno mismo, de cada uno. Una vez encontrado el camino había que abandonarlo y seguir solos, ese era el examen, la prueba final. Si uno era capaz de continuar sin él el viaje de las presencias, el maestro concedía a su discípulo el título de Caminante, única meta a la que se podía aspirar en su escuelita andariega. El simbólico diploma decía: «La grandeza nuestra llegará el día en que aceptemos con inocencia (orgullo) nuestro propio ser, contrario en todo a esos genios de las nalgas (capacidad de sentarse a copiar)».

Gonzalo Arango

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El derecho a no obedecer es una de las grandes lecciones que nos deja el maestro. La obediencia es tranquilizadora. Es, en el fondo, una cobardía. También la desobediencia. Fernando González no enseña a desobedecer, sino a no obedecer, que es muy distinto. La obediencia y la desobediencia son conceptos y vivencias infantiles. La no obediencia es el camino de la madurez. Es decir, de la soledad, de la intimidad, del entendiendo. No obedecer no es atacar la autoridad. Es algo previo a la autoridad. Es la búsqueda del paraíso perdido. Un camino hacia un atrás que no tiene principio y hacia un adelante que no tiene fin. Es el viaje. Viaje místico, viaje en la noche. Ese es el derecho a no obedecer. Vencer el orgullo, la autosuficiencia. No obedecer es bajarnos del pedestal y bajar de él a todo el que se cree en posesión de la verdad, de la belleza, de la bondad. No obedecer es luchar contra la vanidad, de uno y de los demás.

Ernesto Ochoa Moreno

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Pieza gráfica de difusión de la «Escuelita para Vivir a la Enemiga» - Proyecto de El Derecho a No Obedecer de la Corporación Otraparte

Pieza gráfica de difusión de la «Escuelita para Vivir a la Enemiga» - Proyecto de El Derecho a No Obedecer de la Corporación Otraparte

 

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Foto de una de las actividades de la «Escuelita para Vivir a la Enemiga» - Proyecto de El Derecho a No Obedecer de la Corporación Otraparte

Foto de una de las actividades de la «Escuelita para Vivir a la Enemiga» - Proyecto de El Derecho a No Obedecer de la Corporación Otraparte

Foto de una de las actividades de la «Escuelita para Vivir a la Enemiga» - Proyecto de El Derecho a No Obedecer de la Corporación Otraparte