Club de Lectura

Yo leo

Macbeth

Coordina: Simón Tamayo
—13 de julio de 2022—

Portada del libro «Macbeth» de William Shakespeare

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La iniciativa «Yo leo» pretende suscitar el amor por la lectura y el deseo de desarrollar competencias de análisis crítico frente a situaciones de la vida real. Este espacio para «compartir lecturas» será una oportunidad para conversar y pensar en el impacto que tienen las ideas de sus autores en la cotidianidad.

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Simón Tamayo es administrador de negocios y magíster en Mercadeo de la Universidad Eafit. Actualmente se desempeña como profesor de Mercadeo en dicha institución y en la Universidad de Medellín. Está convencido del poder de la lectura como hábito transformador de la ciudad, generador de arte y difusor de ideas. La lectura es la conexión con nuestro pasado, con nuestros valores y nuestra cultura.

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Macbeth

William Shakespeare
~ 1623 ~

Firma de William Shakespeare

Shakespeare nos cuenta la historia de un rey llamado Macbeth, que para llegar a la corona ha traicionado a sus aliados más cercanos. A través de la tragedia, el dramaturgo inglés explora la ambición que se encuentra en el corazón de los seres humanos: Macbeth piensa en el poder y en las consecuencias de sus crímenes, antes de cometerlos. Tal vez por ello puede ser el tirano más grande, el más despiadado, ya que su remordimiento no aplacaba sus deseos. A cualquier costo los alcanzaría. Considero que esta obra habla sobre la debilidad del deber moral, o también la dificultad de controlar muchos de nuestros anhelos. Al finalizar el texto uno tiene claro que el rey corrupto, lleno de miedos, jamás disfrutó plenamente su condición. Siempre se encontró de frente con la muerte y, a pesar de todo, es curioso sentir lástima por la manera como terminó.

Simón Tamayo

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William Shakespeare

William Shakespeare

William Shakespeare (1564-1616) fue un dramaturgo, poeta y actor inglés. Conocido en ocasiones como el Bardo de Avon (o simplemente el Bardo), Shakespeare es considerado el escritor más importante en lengua inglesa y uno de los más célebres de la literatura universal. Las comedias y tragedias shakespearianas han sido traducidas a las principales lenguas, y constantemente son objeto de estudios y se representan en diversos contextos culturales y políticos de todo el mundo. Muchas de las citas y aforismos que salpican sus obras han pasado a formar parte del uso cotidiano, tanto en inglés como en otros idiomas.

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Próximas lecturas del Grupo de Lectura «Yo leo» - Junio - Agosto de 2022

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Macbeth

~ Fragmento ~

Escena i

Un erial. — Truenos y relámpagos. — Aparecen TRES BRUJAS.

BRUJA 1ª:

¿Cuándo nos encontraremos nuevamente
bajo lluvia, el rayo o el trueno?

BRUJA 2ª:

Cuando el torbellino termine,
cuando la batalla sea perdida y ganada.

BRUJA 3ª:

Eso será antes de caer el sol.

BRUJA 1ª:

¿Dónde será el lugar?

BRUJA 2ª:

Sobre el yermo.

BRUJA 3ª:

Para encontrar a Macbeth.

(Suena un clarinete).

BRUJA 1ª:

Voy, Graymalkim.

BRUJA 2ª:

Paddock llama.

BRUJA 3ª:

Pronto.

TODAS:

Bueno es el mal y malo el bien.
Hendid, hendid la niebla y aire inmundo.

(Desaparecen las brujas).

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Escena ii

Un campo cercano a Fores. — Suenan dentro cajas y trompetas. — Salen EL REY DUNCAN, MALCOLM, DONALBAIN, LENOX y ACOMPAÑAMIENTO, a reconocer a un SOLDADO que viene herido por la parte opuesta.

DUNCAN:

Quizá saber podremos de ese herido
nuevas de la batalla.

MALCOLM:

Es el sargento
que la vida arriesgó por rescatarme.
¿Herido mi valiente compañero?
Cómo quedaba el campo a tu salida
quiere saber su alteza.

SOLDADO:

Asaz de incierto;
cual de dos fatigados nadadores,
que su arte ahogan, temerario encuentro.
El traidor Macdonwald, por cierto digno
de llamarse rebelde, pues su pecho
encierra de la humana villanía
cuantas especies abortó el infierno,
de las islas remotas de occidente,
de Kerns y Gallowglass triples refuerzos
condujo al campo; y por su inicua causa
la fortuna al principio sonriendo,
mozuela del rebelde parecía;
mas fue lisonja vana, que el acero
de Macbeth invencible (y este nombre
ganó con sus hazañas) paso inmenso
abrió en el seno de la adversa hueste;
y humeando en sangre el pavoroso hierro,
intrépido Macbeth e infatigable,
no cesó de lidiar hasta que al cuello
del esclavo alcanzó su ardiente espada
y la cabeza derribó del cuerpo.
Ya en nuestros muros enclavada queda.

DUNCAN:

¡Oh ilustre capitán! ¡oh noble deudo!

SOLDADO:

A la manera que engendrarse suelen
tempestad borrascosa y hondo trueno
en el cielo oriental do nace el día,
así suele fluir del cauce mismo
de donde brota el bien mal infinito.
Escucha, rey de Escocia: aun no hubieron
los veloces kernesses confiado
su salud a la fuga; aun incompleto
quedaba el alto triunfo que vestida
de espléndido valor y de ardimiento
alcanzó la justicia, cuando empieza
el señor de Noruega más horrendo
y más fiero combate al campo baja
con peones sin fin y ballesteros.
Y acicaladas armas y caballo
en cerrado escuadrón.

DUNCAN:

¿Y le temieron
Macbeth y Banquo?

SOLDADO:

¡Sí señor! ¡cual teme
el león los rebaños de corderos!
¡cual águila imperial teme a las bandas
de pardas codornices! Nunca vieron
más audacia los hombres; parecían
flamígeras tormentas; y sus hierros
sonaban en los cuerpos enemigos
como en el yunque suena el martilleo.
O en la sangre de mil y mil heridas
profuso baño buscan, o quisieron
otro Gólgota hacer del feroz campo.
Pero desmayo; mis heridas siento
que imploran ya socorro.

DUNCAN:

Muy bien cuadran
tus heridas, soldado, y tus conceptos.
Ambos hablan de honor: llevadle; cuiden
de su salud los míos con esmero.

(Se llevan al SOLDADO).

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Escena iii

Los PRECEDENTES y ROSSE.

DUNCAN:

¿Quién viene allí?

MALCOLM:

El de Rosse.

LENOX:

Extrañas nuevas
anuncia ese mirar vivo e inquieto.

ROSSE:

Salud a vuestra alteza.

DUNCAN:

Valeroso
y noble capitán, ¿de dónde bueno?

ROSSE:

De Fife, mi señor, do tremolaban
para nuestro desmayo y vilipendio
las banderas triunfantes de Noruega.

El mismo soberano, el mismo Sweno,
con numerosa banda y el apoyo
del aleve Cawdor, rompió el tremendo
sanguinario conflicto; hasta que pudo
el heroico Macbeth de hierro a hierro
medir con él las armas y humillarle
y a su audacia imponer pesado freno
y arrancar de sus manos la victoria
ya cuasi conseguida.

DUNCAN:

Al cielo demos
loor y gratitud; hoy nuestras armas
venturosas se muestran.

ROSSE:

Los noruegos
por treguas claman ya: ni aun sepultura
les permitimos dar a los guerreros
que abatió nuestra hueste en sus reales,
hasta que su monarca como feudo
desembolsó en San Colmes diez mil piezas
para nuestros soldados.

DUNCAN:

Alto precio
también di por mi ciega confianza
en el infiel Cawdor; proclamen luego
los heraldos su muerte; y Macbeth sea
de todos sus dominios heredero
y de su casa y títulos.

ROSSE:

Cumplidos
serán vuestros mandatos.

DUNCAN:

Corto premio
para tanta proeza me parece,
que aun más ganó Macbeth.

MALCOLM:

Señor…

DUNCAN:

Marchemos.