Boletín n.º 32
Agosto 4 de 2005

La estética del salto

Manuscrito Pensamientos de un viejo - Fernando González

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Pensamientos de un viejo (1916) — El hombre debe amar su fin, es decir, el objetivo que da a su vida, por sobre todas las cosas, y aceptar de antemano todo lo que sea necesario para llegar a él. Debe renunciar a la compasión, y estar resuelto a ejecutar toda suerte de acciones. Y no se debe dejar seducir por paisajes como el de esta postal. ¡Seamos duros!

Fernando González

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Uniandino crea la Red Nacional
de Estudiantes de Literatura

Con el objetivo de darle a la literatura una comunicación permanente y que esta se convierta en un común denominador para las universidades colombianas, Sebastián Pineda, estudiante de Literatura de la Universidad de Los Andes, desarrolló con la ayuda de Sergio Díaz y Saúl Gómez, estudiantes de esa misma disciplina de las universidades Javeriana y Nacional, respectivamente, la Red Nacional de Estudiantes de Literatura. En Rednel.blogspot.com podrá encontrar información sobre eventos, conferencias, foros, debates, conversatorios, lanzamientos y temas relacionados con la literatura. —Nota Uniandina

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La estética del salto

Discurso del II Encuentro Nacional de Estudiantes de Literatura Feria Internacional del Libro de Bogotá 2005.

Por Sebastián Pineda Buitrago

1) No pensamos que los discursos dañen la acción; pensamos, al contrario, que lo peor es ignorar las palabras antes de ejecutar los actos. Decimos esto contra quienes juzgan todo discurso grandilocuencia; toda convicción, trivialidad; todo esfuerzo por la claridad, artimaña. Cierto que Colombia ha sido de los países donde más se ha abusado del arte de la palabra y donde menos se le ha estudiado. Nosotros, por dicha, somos estudiantes de literatura, la cultivamos en sus diversas manifestaciones. Lo cual nos legitima para hablar, al mismo tiempo que nos impulsa para el ánimo de la acción.

2) Porque la palabra organiza el mundo. El ser humano es Logos. Venimos del Verbo, sí, hecho carne. No de otra forma nos hemos unido los estudiantes de Literatura y áreas afines de las principales universidades de Colombia, o lo que es mejor, la juventud literaria de Bogotá, de Medellín, de Cali, del Eje Cafetero, de Popayán, de Cartagena y la Costa Atlántica. Unión no por debilidad ni ante la ausencia de individualidades, sino ante la presencia de muchas y fuertes que desean circular su vitalidad, afirmar su temperamento, exponer su originalidad. Nada de crear escuelas ni cenáculos, tampoco de imponer corrientes ni mucho menos modas pasajeras. Apenas una asociación que dé sentido a ciertos jóvenes que en estos tiempos han decidido ponerse a escribir y a investigar.

3) Nos unimos a través de nodos. Nodos significa, según la definición geométrica, cada uno de los puntos que permanecen fijos en un cuerpo vibrante. Nodos literarios, aplicando la definición de Pascal, significa que el centro esté en todas partes y la circunferencia en ninguna. Así todos podemos ser parte del universo pensante sin importar donde nos encontremos. Basta ya de ser meros satélites alrededor de París, Londres, Nueva York, Barcelona, etc. Basta de cerebros fugados, cobardes acaso de enfrentarse con nuestro medio.

4) Con la estética del salto, grata a las almas jóvenes, queremos superar las dos graves vicisitudes de que adolece la cultura en Colombia: a) la deficiente circulación interna; y b) la deficiente respiración externa. La primera vicisitud, de la cual depende la segunda —para que la cultura colombiana se difunda y se afirme en el exterior—, reside en desestancar el 80% de la actividad cultural que se realiza en las universidades y en los cenáculos de Bogotá. Están dedicados a leerse entre ellos mismos; están atomizados en las academias repitiendo teorías que ya no ayudan a la práctica. Cuidado muchachos: las teorías sólo valen en función de lo que con ellas hagamos.

5) Por esto, mediante una Sociedad de Conferencias pensamos bañar de literatura las regiones de nuestro país. Sí: a través de los nodos ir saltando de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, leyendo ponencias, regando el conocimiento, proyectándolo, demostrándolo. Sociedad de Conferencias que circule por zonas exangües de cultura y esté en todas partes, sin estancarse.

6) Si corrieran otros tiempos menos electrónicos, tal vez nos llamaríamos el Ateneo de la Juventud. Nunca ha habido uno en Colombia. Sí, en cambio, en España, donde se forjó la Generación del 27; o en México, cuyos integrantes, José Vasconcelos, Henríquez Ureña, el gran Alfonso Reyes, entre otros, perfeccionaron la educación universitaria. ¿Pensamos nosotros ser una generación de escritores? Ello es obra del tiempo y del esfuerzo, no de la publicidad. En cuanto a perfeccionar la educación… Las quejas contra la academia han sido de todas las épocas. Séneca decía que enseñan más para la escuela que para la vida. Pero no se trata de ir lanza en ristre contra ellas; no; sino de transformarlas según las necesidades de quienes en ellas nos formamos.

7) A veces la educación colombiana parece una fábrica de repeticiones eternas. Se gradúan, trocando apenas el personaje de Cervantes, “Licenciados Espejo”. Repiten lo extranjero, traducen lo ya traducido. No aprenden ideas inteligentes —que renuevan—, sino nihilistas —que paralizan—. Desconfían del pensamiento propio, y nunca se estudian lo suficiente. Viven repitiendo que somos culturalmente “subdesarrollados” —término perverso impuesto por nociones económicas que no debería afectar nuestra capacidad de pensar y de expresarnos—. Términos, sin embargo, que alteran nuestro régimen nervioso. Contaminan nuestra atmósfera verbal. Nos desploman a la pereza mental y, de paso, impiden la voluntad de la acción. ¡Meros autómatas!

8) La educación debe ser una renovación permanente. Se es estudiante toda la vida, y la vida es fluida, cambiante. De aquí la importancia de que los estudiantes en general se unan y se conozcan, transformando el conocimiento recibido, buscándolo también por cuenta propia. De aquí la necesidad de tener iniciativas propias. Tal es el lo que se consigue con los Encuentros de Estudiantes: no encerrarnos en las academias, sino abrirnos; significa poner a prueba lo aprendido.

9) Afirmémonos, si se quiere impongámonos con enérgica calma: somos estudiantes de Literatura. Porque la literatura, según la teoría literaria de Alfonso Reyes, tiene ejércitos sobrantes para invadir todos los campos del saber humano. Adviértase no más que cuando la ciencia o la historia quieren divulgación y popularidad acuden a la buena prosa, al escrito ameno, a la imaginación, en suma, a la literatura, seno de toda integración. Entonces adviértase la capacidad de integración que puede llegar a tener una Red de Estudiantes de Literatura y Afines, puesto que si bien la literatura es una profesión, diferente de las demás profesiones, en modo alguno significa una limitación, sino un ensanche. Invade, se ensancha hacia otros campos: y el historiador, el abogado, el economista, el científico acuden a ella, deseosos de difundir su conocimiento entre el vasto público.

10) ¿No lo hizo así por ejemplo Carl Sagan, el científico-literato? ¿No lo hicieron así Nietzsche o Fernando González con la filosofía, Arciniegas con la historia, Carlos Arturo Torres con la política, Freud con la psicología? Mediante la literatura, en cuanto implica expresión, esfuerzo por la claridad, podemos deslizarnos por la cultura universal, abrevarnos en las ciencias, sin necesidad de poseer técnicas específicas. Podemos abordar sin miedo la política, la ciencia. De aquí la estética del salto: saltemos con acierto los rigores de la historia, de la arquitectura, de la política, de la ingeniería, de la psicología, de la filosofía, de la astronomía, de las leyes, bebiendo sus esencias menos que sus técnicas. En un mundo borracho de información, todo ello no significa superficialidad, facilismo, sino capacidad de síntesis.

11) Por esto nuestra Red Nacional de Estudiantes de Literatura y Afines puede transformarse, andando el tiempo, en una suerte de Universidad Andante. A Aristóteles le encantaría, puesto que él enseñaba caminando. Una Universidad Andante en la cual expongan, además, los estudiantes de otras profesiones, de ingeniería, de economía, de derecho, etc., sus conocimientos con ayuda de la literatura, quitándoles el caparazón técnico, específico y codificado, facilitándolo a todos los hombres.

12) Sin duda esto es un sueño, el cual no debe quedarse en tal. Que este discurso mueva a la práctica: debemos ser espíritus dotados del ánimo de la acción y de la virtud de la expresión literaria. Sin duda esto es una utopía, pero el viajero tiene que mirar al frente, porque si mira mucho a los lados se marea y vomita. Hay que fijar nuestra meta en el horizonte: si no llegamos, al menos hemos avanzado con la estética del salto. Basta pensar por nosotros mismos —aunque en Colombia suela ser de mal gusto—. Quien reniegue de ello porque no estamos preparados y somos todavía párvulos y jóvenes es un envidioso y un cínico; obstaculiza el progreso humano. Para la madurez, señores y señoras, se necesita empezar rápido y ¡cuánto antes mejor!

Fuente:

Comunicación personal.