Trump y El Hermafrodita dormido

Por Ernesto Ochoa Moreno

El 16 de febrero se conmemoró el aniversario de la muerte de Fernando González, ocurrida en 1964. Como homenaje a su recuerdo, que es siempre presencia viva, he estado releyendo El Hermafrodita dormido, en la bella edición publicada en septiembre del año pasado por el Fondo Editorial Eafit y la Corporación Otraparte. Para entender mejor el valor de esta obra del filósofo de Envigado, recomiendo leer el excelente posfacio del profesor Efrén Giraldo, que sirve de colofón al volumen.

Mejor que detenerme en conceptos sobre este libro de González, que pueden ser fácilmente consultados en Otraparte.org, quisiera justificar la que pudiera parecer una peregrina asociación del libro, publicado en 1933, con el nuevo presidente de Estados Unidos. Muy simple. Así como muchos (yo también, claro) ven a Trump como una desasosegante reencarnación de Hitler, confieso que al que siempre vi en sus gesticulaciones de campaña y sus poses de endiosamiento tras el triunfo, fue a Mussolini, “il Duce” del fascismo italiano que, como bien lo anota Efrén Giraldo, es uno de los temas predominantes del libro del solitario de Otraparte.

Fernando González, cónsul en Génova en 1932, fue expulsado ese año de Italia luego que los espías del fascismo descubrieran sus notas sobre el Duce. Un dictador que le despertó inquietud y que analizó con su método emotivo de biografiar, como lo había hecho con Juan Vicente Gómez en Venezuela, dada la extraña atracción intelectual que el escritor tenía por los caudillos y que muchos han calificado como un “síndrome de Siracusa”.

“Benito era ateo y socialista, etc. Hoy está unido con el Papa. Asiste a las fiestas religiosas. Yo lo vi en el matrimonio de unos condes. Llegó haciendo gestos, relamiéndose los labios propincuos y gruesos (su gesto habitual)… Es muy teatral… En verdad, su mandíbula es poderosísima y tiene algo fatal en todo el rostro… Lo esencial en Mussolini es la hiperestesia de la personalidad; es un gran egoísta…”.

“En Italia, el Estado, o sea Mussolini, tiene en sus manos las riendas de la Prensa, el cinematógrafo y la radiofonía. Por medio de la organización del sistema corporativo de las industrias, haciendo a las corporaciones órganos del partido, las colocó bajo su control. Un elemento que se le escapaba era el clero. Lo compró… Tiene todo en sus manos, pero no tiene un fin noble y sus métodos son envilecedores. ¿Qué se propone? No lo dice; se limita a repetir que la grandeza de Italia. No triunfará, porque el alma humana no puede ser violentada; ella no se mueve y crece sino por la instigación de la belleza”.

¿Trump, un Mussolini redivivo? Parecidos sus gestos, la misma teatralidad, iguales su nacionalismo, su populismo, su intransigencia, la censura a la prensa, su no disimulada tendencia totalitarista. “Mussolini domina a Italia y es el personaje más visible de Europa y causará una guerra terrible, si no se le humilla el mundo, porque desde niño ha pensado y obrado para ese fin”, profetizó González en 1932. ¡Qué miedo con Trump!

Fuente:

Ochoa Moreno, Ernesto. “Trump y El Hermafrodita dormido”. El Colombiano, sábado 18 de febrero de 2017, columna de opinión Bajo las ceibas.