Víspera del llanto de
Edgar Poe Restrepo

I

Un hecho excepcional en todas las letras que lo enuncian es Edgar Poe Restrepo: la experiencia nos dice que los Restrepos, sefardíes pletóricos de virtudes, pueden ser rabinos repantingados y medio moralizantes, droguistas desaforados o astutos dadores de dinero en mutuo, a interés, pero no poetas; que pueden llamarse Macario, José o Gerente de la Colombiana de Tabacos, pero no Edgar Poe.

La vida es amable y se complace en las excepciones; es infiel y carece de lo que llaman honradez en el Parque de Berrío, y que consiste en ser bruto como una piedra, como el gerente Botero, que es peor. Así, Edgar Poe Restrepo es un gran poeta y su libro, Víspera del llanto, resucita en los que ya nos estamos yendo la impetuosa pugnacidad amorosa, así como los licores finos del estanco del pueblo, tan potentes en sus recostadas botellas, avivan las viejas carnes organizadas.

Abel Farina, que era Restrepo y que dejó este nombre, por no ser de poetas, adivinó el destino de su hijo y le dio ese de Edgar Poe, como para inhibirle el nombramiento de gerente de algún roba-roba de Medellín y para obligarle a sacrificarse a la poesía entre estos antioqueños que, según indicios, descienden del hijo que le nació a Judit como fruto oculto de su traicionero ajuntamiento con Holofernes.

Pero no creáis que la vida no sea honrada y fiel; eslo, pues la infidelidad está en lo imperfecto de la observación humana. Edgar Poe Restrepo es sefardí, su poesía tiene el sello del Rey David, el sublime viejo rijoso capaz de asesinatos santanderistas por una mujer apenas adivinada en el baño y que, ya anciano, pedía a gritos a la muchacha que le entibiara las carnes amojamadas. Rey puto y santo, emperador de prevaricatos y de remordimientos, paradigma del hombre, humano por excelencia, cepa de Jesucristo, ¡el redentor! Queremos decir que por el humus es grande el árbol; por la capacidad pecadora se es Agustín: por la ladrona, Antioquia será paraíso y por Restrepo se escribe Víspera del llanto. La fuente de las acciones santas y de las diabólicas es una misma: la honra está en venir de gente capaz y ganosa, no importa en qué emplearon la capacidad ni de qué tenían gana, y la única deshonra consiste en venir de gentes desganadas, que son a las que el vulgo llama virtuosas, como a los “santos” de Bogotá, santos de palo, santos de los Carvajales, santos meafríos.

II

La poesía es sublimación de la potencia genésica. De ahí que los lúbricos sean parecidos al cerdo en sus vidas; podría decirse que la poesía está en las circunstancias que anteceden a la realización sexual; la flor es también la aurora, el anuncio y el lugar de la fecundación. Esto hace decir a los pesimistas que “el amor es engaño de la naturaleza, para obtener la perpetuidad de las especies”.

En todo caso, sólo ama la vida el que respeta a la mujer como a divinidad; la poesía está en razón directa de la potencia genésica y del respeto a Eros. Hombre de prostíbulo no puede ser poeta ni honorable en ningún sentido; hay que desconfiar siempre del visitante de lupanares.

Todo esto, la castidad y la potencia, lo expresa exquisitamente el poema de Edgar Poe Restrepo titulado “Canción del Serafín de la Guarda”; verdadera joya; dice:

Bajo la noche dulce de mosto y bayaderas
y sobre la esmeralda de la grama que invita,
voy a dormir el sueño de Jacob. ¡Oh! montañas,
¡oh! cielo y mar, ¡bañadme con vuestro azul y brisas!

Aquí voy a dormirme con párpados de bronce,
y a unir mi corazón con aquel firmamento
de la que si besóme, nunca la tuve mía.
Con estrellas llorosas y pájaros y nubes
he de tejer la escala, sendero de los ángeles:

Bajarán siete, lentos como agua estancada,
con ansiados presentes de la belleza tuya;
transidos por el viento que rizará sus alas
para con ese arrullo dar pábulo a mi angustia.

Vestirá uno de rojo, que así te sonrojabas
cuando empapó tus labios el vapor de mi beso;
otro en verde las alas teñirá, con la túnica,
color de las dos joyas que guarda tu mirada.

Traerá aquél antorchas que encendió en tus cabellos,
y servirá de guía del más pequeño y tímido
que candorosamente te acarició las manos.
Y el que rozó tus muslos llevará traje lívido.

Otro tendrá el reflejo de un arco-iris cálido,
pues descendió glorioso desde tus senos rectos.
Cada uno traerá presentes de tu gracia:
besos, ojos, cabellos, manos, muslos y senos.

Pero aquel serafín que se apostó en tu vientre
desde el curvo peldaño me negará sus dones,
y con rostro severo montará férrea guardia:
¡jamás ha de ser mía la embriaguez de tus goces!

Pues aunque tú, rendida, me ofreciste tu copa
de vinos silenciosos, paraíso y nirvana,
nunca podré escanciarla: si me acerco a sus bordes,
el serafín pondrá en mi pecho
¡la fría punta de su espada!…

¿Quién puede superar esta descripción del serafín de la castidad, maestro de toda poesía?:

Pero aquel serafín que se apostó en tu vientre
desde el curvo peldaño me negará sus dones,
y con rostro severo montará férrea guardia:
¡jamás ha de ser mía la embriaguez de tus goces!

Estos cuatro versos en que se alindan las relaciones de Eros con la poesía, son suficientes para la gloria del artista.

Pues aunque tú, rendida, me ofreciste tu copa
de vinos silenciosos, paraíso y nirvana,
nunca podré escanciarla: si me acerco a sus bordes,
el serafín pondrá en mi pecho
¡la fría punta de su espada!…

Quisiéramos continuar alrededor de todo el volumen, pero nuestro propósito fue apenas decir algo de este poeta nuestro, a quien recibieron en silencio por la sencilla razón de que Colombia está absolutamente despoblada, habitada apenas por candidatos a la Presidencia y por prevaricadores reencarnados que “gerencian”. Se ha cumplido en el poeta la sentencia que dice: “En Colombia, el que pare queda virgen”.

¡No lamentarse! Aceptar estoicamente el hecho de que habitamos entre “locutores”.

Fernando González

La Huerta del Alemán,
Envigado, marzo, 1941

Fuente:

Revista Universidad de Antioquia, N° 45, abril – mayo, Medellín, 1941, p.p.: 141-144. Acerca de: Restrepo, Edgar Poe. Víspera del llanto. Ediciones Revista Universidad de Antioquia, Medellín, 1940.