Benjamín Correa

Benjamín Correa,
compañero de viaje

Allí fue [en Abejorral], y sólo allí pudo ser, en donde conseguimos el caballo blanco, filósofo, lento, un genio del caminar despacio, para don Benjamín. ¡Ya éramos tres! Dos aficionados a la filosofía y un caballo aficionado a la lentitud. ¡Éramos tres! El número pitagórico. Dios son tres personas; nosotros éramos tres animales y un solo filósofo.

Fernando González