Presentación

El taller de poesía

Enseñanzas primordiales
de los grandes poetas

—1.º de agosto de 2023—

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Luis Fernando Macías Zuluaga (Medellín, 1957) es narrador, poeta, ensayista, editor y autor de obras para niños, licenciado en Educación, Español y Literatura, especialista en Literatura Latinoamericana y magíster en Estética y Filosofía del Arte. Ha sido director de la «Revista Universidad de Antioquia», institución donde ejerce como profesor, y codirector de las revistas «Poesía» y «Esteros». Entre sus libros se destacan las novelas «Amada está lavando», «Ganzúa», «Eugenia en la sombra», «Las muertes de Jung», «Morir juntos»; las obras de poesía «La línea del tiempo», «El jardín del origen», «El libro de las paradojas», «Memoria del pez» (compilación 1977-2017), «Todas las palabras reunidas consiguen el silencio» (antología bilingüe); y los ensayos y compilaciones «Diario de lectura I: Manuel Mejía Vallejo», «Diario de lectura II: el pensamiento estético en las obras de Fernando González», «Diario de lectura III: León de Greiff, quintaesencia de la poesía», «Diario de lectura IV: Libro de los viajes o de las presencias», «El juego como método para la enseñanza de la literatura a niños y jóvenes»; «Glosario de referencias léxicas y culturales en la obra de León de Greiff», «El taller de creación literaria, métodos, ejercicios y lecturas» y «La expresión poética».

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Más allá de la oreja existe un sonido, la extremidad de la mirada un aspecto, las puntas de los dedos un objeto: es allí a donde voy. La punta del lápiz el trazo. Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de alegría otra alegría, en la punta de la espada la magia: es allí a donde voy. En la punta del pie el salto.

Clarice Lispector

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Ser un artista es: no calcular ni contar; sino madurar como el árbol que no apremia su savia, mas permanece tranquilo y confiado bajo las tormentas de la primavera, sin temor a que, tras esta, el verano pueda no llegar. Y el verano llega, pero solo para aquellos que son pacientes, que permanecen con el ánimo tan tranquilo, sereno y anchuroso, como si ante ellos se extendiera la eternidad. Yo aprendo esto cada día de mi vida; lo aprendo con sufrimientos por los que estoy agradecido: ¡la paciencia lo es todo!

Rainer Maria Rilke

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Aunque este es un libro independiente y se puede estudiar por sí mismo, sin más, pues para esto fue concebido, constituye la segunda parte de otro —que lo abarca— titulado La expresión poética. Lo hemos separado de aquel, debido al inmenso volumen que ocupaban juntos. Ambos son libros de estudio y relectura; por eso quedan bien cada uno en su nivel, La expresión poética en el plano teórico-práctico y El taller de poesía en el lugar de la formación que significan los consejos de los grandes poetas y los análisis de pensadores y filósofos.

Hemos reunido aquí cartas, artículos, ensayos y consejos para la escritura de la poesía y todo esto lo hemos complementado con una antología universal de poemas sobre la creación o artes poéticas de todos los tiempos. Nuestra intención ha sido proporcionarle al poeta en formación los documentos apropiados para que realice el proceso por sí mismo y para que, al hacerlo, se nutra con el conocimiento y la experiencia de los más grandes poetas de la historia; pero también es un libro de rica lectura y diversión para quien no tenga la intención de ser poeta.

Si alguien lee con detenimiento, relee y estudia los textos y los poemas, podrá llegar a concebir una noción de la poesía plena y autónoma, sustentada en las más profundas y verdaderas razones del «ser poeta»; pero si alguien solo lee este libro de principio a fin, como se lee una novela o un libro de cuentos, solo sentirá el goce y la agradable satisfacción de haber nutrido su alma con el asomo a la expresión de la belleza sublime.

El Compilador

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Luis Fernando Macías Zuluaga

Luis Fernando Macías Zuluaga

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El taller del poeta

Por Luis Fernando Macías

Si quisiéramos hacer una diferenciación entre poesía y poema, sería preciso entender que la poesía es el género y el poema la especie. La poesía se halla en todos los aspectos de la existencia que constituyen el mundo de la vida, en el que para expresar la totalidad que es, se presenta en tres planos: material, mental y espiritual. Allí la poesía es un destello de luz que aparece como manifestación de la belleza o como revelación de lo verdadero. El poema, en cambio, es un cúmulo de palabras, en prosa o en verso, en el que se hace patente la poesía como evocación, para que, en su lectura, nos llegue esa iluminación en la forma de un sentimiento, una sensación, una emoción, una dulce eufonía musical, una revelación del misterio o la suma de esos efectos o parte de ellos. Para decirlo en una forma sencilla, podríamos agregar que, en el poema, el poeta manifiesta el latido del mundo.

El poema como obra nace en el taller del poeta, que es su vida misma y su lugar de trabajo: un cuaderno para escribir a mano o un computador para digitalizar las palabras que lo van constituyendo; pero no es solo eso, en la composición de un poema podemos distinguir tres momentos esenciales: el primero es un largo periodo cuya duración nunca se sabe, porque puede abarcar la historia del mundo o del individuo que lo crea; a este periodo lo podemos llamar gestación. El segundo puede durar un solo instante, es como un rayo o un destello de luz, y podemos llamarlo concepción; es el momento en que algo detona la asociación de todo aquello que venía gestándose en el inconsciente del poeta y se produce la emanación, el flujo de imágenes o ideas que, al encontrar su expresión en palabras, habrán de constituir el poema. El tercero, por supuesto, es la ejecución, la escritura misma de los versos y su corrección.

Con esto estamos diciendo que el taller del poeta reúne todos los procesos y actividades que constituyen su vida. Jaime Jaramillo Escobar decía que nos corresponde a nosotros formar al poeta que somos, ya que los poemas se hacen solos, son la realización, la obra del poeta.

En ese orden, cabe consultar lo que los poetas han reflexionado y dicho sobre la escritura de la poesía. Encontrar reunidas las enseñanzas de los poetas, al menos las primordiales, es un anhelo de todo aprendiz. Traigo aquí las que he podido reunir a lo largo de muchos años, en los distintos talleres de poesía a los que he asistido.

Fuente:

Macías, Luis Fernando (compilador). El taller de poesía: enseñanzas primordiales de los grandes poetas. Libros para Pensar, Medellín, 2023, pp. 11-12.

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Para cualquiera de las artes se requieren dos maestrías: la de la concepción viva y la del dominio de los medios para la expresión formal; concebir y parir. Lo principal es la concepción, pues el que verdaderamente está preñado, pare. Pero siempre es necesaria la artesanía. Hay que practicar diariamente; escribir por escribir; enriquecer el léxico; vagar trabajando, describiendo, observando los mundos físico, mental y espiritual; personajes, sucesos, lugares, animales y plantas, pasiones y acciones. Y recordar siempre cómo todo vocablo es nombre de algo existente único o de una actividad única. El vocabulario es mucho en la artesanía. ¡Concepto sin nombre es preñez frustrada! La palabra es el aparecer del nacimiento y perfecciona a éste. En otras palabras, la forma justa es sustancial.

Arte es el modo de comunicar la desnudez de la vivencia.

Si el arte no es la forma exacta de la desnudez de la vivencia, es palabrería ruidosa, juego de palabras, de colores o de superficies. No puede haber nada sobrante ni falto. Arte es el modo manifestado de la concepción. Y cada concebido sólo tiene un traje: el que lo comunica. Lo sobrante no lo expresa; lo faltante, tampoco, y como toda concepción y vivencia es única, ¿cuándo y dónde no habrá necesidad de arte? Siempre existirá, porque el hombre, como Dios, es trinidad.

Fernando González

(Libro de los viajes o de las presencias, 1959)