Presentación

Rocío Vélez de Piedrahíta

Vida y obra
anclada en la palabra

Octubre 27 de 2011

“Rocío Vélez de Piedrahíta: vida y obra anclada en la palabra” de María Teresa Ramírez Uribe

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María Teresa Ramírez Uribe (Medellín) inició su aprendizaje literario en el Taller de Escritores fundado por Manuel Mejía Vallejo en la Biblioteca Pública Piloto, y tiene un diplomado en Literatura de la Academia Cultural Yurupary. En 2006 fue finalista del “Concurso de Novela Iceberg” (España) con la novela “La culpa fue del llano”. En 2007 fue finalista en el “Concurso Caminos de la Libertad” (México) con el ensayo “Detrás del muro”, y en el mismo año ganó el “Concurso Nacional de Cuento Mil Palabras” con “La boda de Samia”. Ha publicado “Hombre Pacho, biografía de Francisco Maturana” (Editorial Universidad de Antioquia), la novela “La firma de Jota” (Editorial Universidad Pontificia Bolivariana) y la novela “Los pasos del exilio” (Fundación Arte & Ciencia, Beca a la Creación Ciudad de Medellín 2008). Sus escritos aparecen en las antologías “Ellas escriben en Medellín” y “Mujeres al pie de la letra”, y su ensayo “Detrás del muro” fue incluido en una publicación de la Fundación Azteca en México como parte del grupo de trabajos premiados en ese país. Cuentos y artículos suyos han sido publicados en el Suplemento Generación del periódico El Colombiano, revista “Odradek, el cuento”, “Revista Universidad de Antioquia” y “El Pequeño Periódico”.

Conversación con la autora, Claudia Ivonne Giraldo, Lucía Donadío y la maestra Rocío Vélez de Piedrahíta.

Sílaba Editores

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Leída esta obra de María Teresa Ramírez he tenido la grata impresión de que ha escrito por delegación tácita de quienes durante medio siglo hemos sido lectores de Rocío Vélez de Piedrahíta. Este libro nos representa en ideas y afectos. Por supuesto que es una obra en la cual está grabado el sello personalísimo de la escritora de vocación y constancia, exigente en la prosa y en la exactitud de los datos, ponderada en los conceptos, perspicaz en la indagación por el sentido de los hechos y ponderada en la narración de la vida de los personajes.

María Teresa conjuga con propiedad los géneros biográfico y novelesco. En sus novelas no desdeña la riqueza temática de la realidad. En esta biografía es evidente el vuelo literario propio de quien, como ella, acredita una consagración intensa y permanente a la buena literatura, cuyo encanto se vislumbra en estas páginas, en las cuales vamos paso a paso por la vida de la autora, su dedicación vital a las letras y el significado trascendente de sus novelas, cuentos y artículos en el contexto literario contemporáneo.

Rocío Vélez de Piedrahíta es una escritora emblemática de Antioquia. Representa la devoción por las letras y un interés incesante por leer e interpretar el alma popular. Es una narradora constante. Se mantiene vigente en el tratamiento de cuestiones y problemas humanos y sociales de actualidad e interés general. Una de sus novelas más recientes, Muellemente tendida en la llanura, tiene entre sus méritos el de ser un claroscuro exacto de la ciudad en el Siglo Veinte. Sus ensayos y artículos en los medios periodísticos poseen interés didáctico, tal como puede apreciarse, por ejemplo, en la Guía de literatura infantil. Sus cuentos están dotados de suspenso y poder de síntesis. En sus novelas manifiesta un agudo espíritu investigativo. Y todo cuanto ha escrito irradia la autenticidad de un estilo jovial y vitalista.

Palabra tras palabra, me he sentido espectador muy próximo de una conversación ilustrada y agradable sostenida a lo largo de varios años por las dos escritoras, protagonista y entrevistadora. Con maestría y método de investigadora, María Teresa nos ha compartido esos encuentros coloquiales mediante un libro que, por las múltiples cualidades que saltan a la vista y por el justo reconocimiento a la vida y la creación intelectual de Rocío Vélez de Piedrahíta, se convierte en pieza esencial de la historia de la literatura antioqueña.

Juan José García Posada

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Rocío Vélez de Piedrahíta y María Teresa Ramírez Uribe

Rocío Vélez de Piedrahíta y
María Teresa Ramírez Uribe

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Rocío Vélez de Piedrahíta

Vida y obra
anclada en la palabra
Fragmento

Como si fuera una radiografía de Medellín, Rocío plasma en sus textos los gustos, afanes, angustias, logros, avances políticos y desafueros de la sociedad que la rodea, con descripciones llenas de energía y humor.  En la crónica “Madres de hijos en paro, ¡uníos!”, pinta a la perfección el perfil de unos adolescentes que acaban de ingresar a la universidad y, obnubilados por el discurso socialista de Carlos Marx, deciden entrar en paro sin tener muy claro por qué y para qué:

“No bien pisó Sofy las aulas universitarias, se declaró socialista… Para que su rechazo a las características retrógradas, feudales, inauténticas de sus fatigados padres, fuera evidente, Sofy se amarró el pelo con una tira, se llenó de collares con piedritas de colores, se sacó la blusa, se quitó las medias, aprendió unas palabrotas, desordenó la pieza, dijo que iba a leer a Carlos Marx y se declaró liberada.

[…]

Francisco también admira a Marx, Lenin, Mao, Camilo Torres y el Che, sin hacer mayor diferencia entre ellos ni leer sus obras. Pero nunca se pierde los comentarios superficiales que publican los periódicos y revistas con frases de estos personajes intercaladas en el texto. Colocó sobre su cama un retrato del Che y en el baño —sobre el toallero— un afiche negro, amarillo y rojo con un desfile muy bonito de antorchas invitando a los obreros a unirse.

En cuanto a Teresita —nuestra única hija en medio de seis varones— tiene 24 años y es incomprendida. En realidad, no le interesa mayormente que personas como yo —¡que se la pasan trajinando entre una casa!— la comprendan. Dice que soy inauténtica porque oigo misa todos los domingos, ajena al problema social, ignorante frente al sexo, y muy inhibida: por todo ello estoy comprometida con la sociedad burguesa y mientras no haya leído el diario del Che, mi opinión está totalmente fuera de consideración.

En esta atmósfera estudiantil íbamos Sofía y yo, haciendo una cosa que se llama “sacar adelante a los hijos”, cuando se presentó nuestro primer gran paro.

Los temas divertidos y la prosa desenfadada de Rocío, lograron que este libro también se agotara en pocos días.

En gran parte de la obra de Rocío Vélez de Piedrahíta, es notable su sentido del humor. A pesar de que ella confiesa que es involuntario, este sentido innato se vierte sobre sus artículos, crónicas y columnas, haciendo de ella una de las mejores escritoras de este género.

“La mina del humor, está en nuestro ambiente y basta salir a la calle para encontrarla,” confiesa Rocío con modestia. Por ejemplo, recuerda cuando supo la noticia de que en el municipio de El Peñol una familia estaba construyendo un barco al estilo de los grandes vapores que navegaron por el río Mississippi para recorrer la represa. El día de la inauguración se fue de paseo y grabó con su cámara el momento en que la gobernadora de ese entonces quebró la botella en la proa del barco durante el acto inaugural. Un tiempo después hubo una sequía y a Rocío le entró la inquietud de ver qué había sucedido con el barco: para su tristeza, a los pocos días constató que ya no navegaba y que su enorme estructura servía de base a una empresa que alquilaba caballos para recorrer los pantanos de la represa.

Sin embargo, en este momento la realidad colombiana está muy distante de aquella otra realidad que rodeaba a Rocío cuando escribía sus crónicas de humor: la guerrilla, el paramilitarismo, los desplazados, las inundaciones, los problemas de insolidaridad de los países vecinos, son temas dolorosos, que según ella, nos impiden sonreír.

Pero a pesar del cúmulo de sucesos tristes que nos rodean, hubo un hecho que logró que su humor aflorara de nuevo en una de sus columnas: un sacerdote bogotano estaba agobiado con los excrementos de las palomas que estaban arruinando la fachada de la Catedral. El obispo mandó poner una cuerda eléctrica y muchas de las aves murieron electrocutadas. Los reporteros de prensa y televisión dieron cuenta del acontecimiento y al otro día medio país quería tomar represalias contra el prelado. A Rocío se le ocurrió escribir una crónica en la que ponía en evidencia que siempre estamos matando cucarachas, hormigas y demás animalitos que nos estorban, pero las palomas siempre han sido intocables por tres motivos fundamentales: “primero, por su currucuteo tan hermoso, segundo, porque son el símbolo de la paz, y tercero porque encarnan al Espíritu Santo”…

Fuente:

Ramírez Uribe, María Teresa. Rocío Vélez de Piedrahíta: vida y obra anclada en la palabra. Sílaba Editores / Programa Medellín, las mujeres y las artes, Secretaría de las Mujeres, Alcaldía de Medellín, 2011.