Presentación

Superar el complejo
de hijo de puta

Para una introducción
al pensamiento decolonial

Fuentes, categorías y debates

—28 de septiembre de 2023—

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Damián Pachón Soto (1979) (@damianpachon1) es profesor titular de la Universidad Industrial de Santander, profesor visitante asociado del Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Estudios Extranjeros de Kobe, Japón, e integrante de la Sociedad Colombiana de Filosofía. Investiga en las áreas de pensamiento latinoamericano y colombiano, teoría política moderna y filosofías de la vida. Se dedica además a la divulgación filosófica y es colaborador habitual de «Le Monde diplomatique», edición Colombia, y de «El Espectador». Ha publicado los libros «Estudios sobre el pensamiento filosófico latinoamericano» (2015), «Estudios sobre el pensamiento colombiano» (2 volúmenes, 2011, 2022), «Crítica, psicoanálisis y emancipación: el pensamiento político de Herbert Marcuse» (2016, segunda edición), «Política para profanos» (2022), «Filosofía para profan@s» (2018), «La filosofía y las entrañas: el pensar viviente de María Zambrano» (2022, segunda edición), «El imperio humano sobre el universo: la filosofía de Francis Bacon» (2019), «Superar el complejo de hijo de puta: para una introducción al pensamiento decolonial» (2023) y «Espacios afectivos: instituciones, conflictos, emancipación» (coautor, 2023), entre otros. Así mismo, es autor del blog «Nuevas ideas Damián» y de los artículos «El pensamiento político de Fernando González Ochoa: del rastacuerismo a la autoexpresión del individuo», «Fernando González Ochoa, filosofía de la vida y la cultura» y «El singular anarco-comunismo de Fernando González».

Conversación del autor con el poeta, narrador y ensayista J. Mauricio Chaves-Bustos, integrante del Consejo Nacional de Cultura y presidente del Consejo Departamental de Cultura de Nariño.

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Llegó a nuestras manos un nuevo libro del filósofo Damián Pachón Soto, un libro provocador, en el cual «superar el complejo de hijo de puta» es llamar a la superación de las herencias coloniales de larga duración, tales como el racismo, el clasismo, el colonialismo intelectual, el complejo de inferioridad, la dependencia intelectual, técnica, política y económica, asentadas en el sentido común de los latinoamericanos, es decir, en la manera cotidiana de percibir la realidad.

Desde este punto de vista, el concepto «complejo de hijo de puta» del escritor antioqueño Fernando González dialoga con las propuestas de las teorías decoloniales de superar la colonialidad del poder, del saber y del ser, lo que implica, también, apostar por la cancelación del eurocentrismo, el desarrollismo y el progreso en su versión occidental. En esta tarea, se busca la construcción de otros mundos posibles en los cuales se recojan los aportes emancipatorios de la modernidad misma y los legados de los distintos pueblos del mundo. Por eso, el diálogo intercultural y el estudio transdisciplinar se hacen necesarios.

Le Monde diplomatique

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Damián Pachón Soto

Damián Pachón Soto

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Superar el complejo
de hijo de puta

~ Prólogo ~

Por Damián Pachón Soto

En Los negroides, publicado en 1936, el pensador antioqueño Fernando González denunciaba el colonialismo intelectual en América Latina, producto no solo de siglos de dominación europea, sino también producido y reproducido por la sociología y la literatura europeas, es decir, por las ciencias sociales. González ponía de presente cómo el latinoamericano interiorizaba la subvaloración y subalternización que Europa nos imponía, y cómo los mismos intelectuales de la región contribuían a ello. El resultado era el autodesprecio, la falta de confianza epistémica, la desconfianza en las propias capacidades, la autocolonización y, por último, la vergüenza frente a lo «propio». Esa vergüenza es la que da origen a lo que él llama el complejo de hijo de puta: «hijo de puta es aquél que se avergüenza de lo suyo» [1].

Ese complejo es el que lleva a la imitación y la vacuidad de la cultura, a inscribir en el ser mismo esos siglos de colonización; es, pues, lo que las teorías decoloniales llaman «colonialidad del ser», la cual es una síntesis de la colonialidad del poder y del saber. Ahora, la cancelación crítica de estas colonialidades es lo que ha buscado superar gran parte del pensamiento crítico latinoamericano y, muy especialmente, lo que podemos llamar el pensamiento decolonial. Se entiende, entonces, el llamado que hace el título del presente libro a luchar contra estas herencias coloniales de larga duración, las cuales perviven inscritas en nuestro sentido común, en muchas de nuestras prácticas y en nuestras instituciones políticas y académicas, tal como se muestra en el capítulo 10.

El pensamiento decolonial es una de las manifestaciones de la teoría crítica más relevantes del último cuarto de siglo en América Latina. Su crítica del eurocentrismo, del capitalismo, de la modernidad, del racismo, del patriarcado, del colonialismo intelectual y cultural, de la dependencia, de la violencia epistémica, del progreso, del desarrollo y de las herencias coloniales sufridas en este continente desde el siglo xvi, más las aperturas, caminos y perspectivas de futuro delineadas en su corpus teórico y en algunas prácticas, han hecho del pensamiento decolonial una herramienta en la lucha por la emancipación de Nuestra América.

Surgido a mediados de los años noventa, y con antecedentes en el pensamiento crítico de este continente desde el siglo xvii, a esta corriente han estado asociados intelectuales de la talla de Enrique Dussel, Walter Mignolo, Edgardo Lander, Aníbal Quijano, María Lugones, Santiago Castro-Gómez, Ramón Grosfoguel, Nelson Maldonado Torres, Catherine Walsh, Arturo Escobar, entre otros. Ellos pusieron las bases de este nuevo pensar, a la vez que lo siguen desarrollando en otras direcciones a las que tenía el programa inicial, tal como se hace desde la mirada crítica de Santiago Castro-Gómez o de Arturo Escobar. Hoy, y es lo más interesante de este movimiento, las teorías decoloniales han permeado todos los campos y las disciplinas en América Latina, desde la filosofía, los estudios literarios, el derecho, la antropología, pasando por la economía, la teoría política hasta el trabajo social. Es un pensamiento que ya pertenece a la totalidad que somos, y que echó a andar de manera autónoma, incluso desprendido de sus creadores y promotores iniciales con sus distintas apuestas teóricas.

Es cierto que al interior de las teorías decoloniales hay tendencias, por ejemplo, unas centradas en el autonomismo, el pensamiento indígena y raizal, otras vertientes que enfatizan más en la crítica del desarrollo y el problema ambiental; otras centradas en el feminismo decolonial, hasta aquellas tendencias que apuestan por la democratización del Estado desde las bases y que han asumido el reto de pensar la filosofía política. Es claro que hay una tendencia de tipo particularista, como las del Buen vivir/Vivir Bien, que no han pensado detalladamente el tema de la articulación, las demandas, la acción y la praxis política, las instituciones, pero cuyos valores y apuestas pueden universalizarse y tienen gran potencial político en una sociedad globalizada, mayormente urbana, y atravesada por el capitalismo [2]. Muchos de sus valores y su énfasis en la relacionalidad —su ontología relacional— la complementariedad y la reciprocidad operan como un horizonte para la construcción de nuevas formas de convivialidad que pasan por desfatalizar la existencia y reactivar la esperanza.

Otra tendencia al interior del pensamiento decolonial piensa la filosofía política y el problema del Estado, de la articulación, la sociedad civil, la construcción de universalidad, el tema de la hegemonía, la omnipresencia de la técnica y rescata el diálogo con la modernidad y asume críticamente el legado de la ilustración europea. Desde esta vertiente, representada ante todo por Castro-Gómez, se crítica y se combate contra el pachamamismo y al abyayalismo de los autonomistas, algunas de sus apuestas epistémicas, sus límites políticos, su particularismo y su férrea crítica de la modernidad, lo occidental y el legado ilustrado [3]. Algunos de estos tópicos aparecen también en la crítica que la filósofa Luciana Cadahia ha realizado al pensamiento decolonial [4]. Hay que decir que, incluso, el mismo Enrique Dussel es bastante ambiguo en su relación con la herencia europea, si bien su rigurosa filosofía de la liberación se basa en un diálogo con esa tradición. Con todo, lo interesante de estas tendencias es que permiten un vigoroso debate, donde los límites de una y otra son visibilizados.

Este libro ofrece una introducción al pensamiento decolonial. Ubica al lector en parte del devenir del pensamiento latinoamericano durante los siglos xix y xx (capítulo 1), pasando por la influyente filosofía de la liberación (capítulos 2 y 3), que tanto ha influido en el pensamiento crítico en América Latina, hasta arribar a la otrora llamada Red modernidad / colonialidad / descolonialidad y su aparato categorial, sus apuestas críticas (capítulo 4). Aquí el tema de la crítica al eurocentrismo, la colonialidad del saber, el progreso (capítulos 5 y 8) y el replanteamiento de la economía es clave. Igualmente, en el capítulo 10 se incluye el texto que resuena con el título del libro, en una interpretación novedosa de la obra de Fernando González, el cual puede considerarse, junto con José Martí, José Carlos Mariátegui y tantos otros, como un precursor auténtico de las teorías decoloniales. Finalmente, se incluye una Adenda sobre el nuevo antimperialismo decolonial del pensador puertorriqueño Ramón Grosfoguel, quien evidencia la fractura actual de la vieja Red Modernidad / Decolonialidad.

Estos son los temas centrales del texto. Hay que advertir, por otro lado, que no me ocupo aquí del feminismo decolonial. En ese sentido, remito a la obra de María Lugones [5], Rita Segato [6] o Yuderkis Espinosa [7].

Este énfasis en la crítica del progreso, del desarrollo y de la economía justifican la inclusión en este libro del texto en memoria a ese gran crítico del neoliberalismo y creador de la Economía Descalza que fue Manfred MaxNeef (capítulo 8), igualmente del capítulo sobre Rodolfo Kusch y Orlando Fals Borda (capítulo 9), un diálogo donde sociología y filosofía aparecen juntas pensando posibles porvenires. Sin duda, tanto Max-Neef como Fals Borda son pensadores descoloniales bien por su compromiso político como por su legado teórico. Y Rodolfo Kusch es un gran referente para la tradición abyayalista de las Teorías decoloniales. Todos ellos son, a su manera, padres del pensamiento decolonial.

Este libro espera contribuir a la difusión y la discusión del pensamiento crítico latinoamericano, específicamente, del pensamiento decolonial, su legado y sus apuestas. Atraviesa distintos paisajes del pensamiento, labor hecha desde la historiografía de las ideas; aborda fuentes e influencias claves del pensamiento decolonial tal como puede comprobarse en el capítulo 4, discute críticamente algunas lecturas como en el diálogo con Dussel en torno al origen del eurocentrismo en la filosofía europea (capítulo 5), con Santiago Castro-Gómez sobre el latinoamericanismo (capítulo 6), a la vez que pone el acento en la crítica del progreso y el desarrollo, tal como en los capítulos sobre el Buen Vivir y la apuesta del Desarrollo a Escala Humana.

Igualmente, el capítulo sobre Kusch y Fals Borda permite pensar de la mano de los conceptos de fagocitosis y subversión los problemas del cambio social y la construcción de un nuevo orden. Y, por último, en el capítulo 11, se ofrece un panorama de las principales críticas planteado al pensamiento decolonial desde distintas miradas, a la vez que se esbozan perspectivas para pensar desde esta América Latina abigarrada.

Fuente:

Pachón Soto, Damián. Superar el complejo de hijo de puta: para una introducción al pensamiento decolonial: fuentes, categorías y debates. Ediciones desde abajo, Bogotá, junio de 2023, pp. 11-15.

Notas:

[1] González, Fernando. Los negroides – Ensayo sobre la Gran Colombia. Editorial Eafit / Corporación Otraparte, 2014, pp. 32 y 42.
[2] Duque, Carlos. «La interpretación ontológico-política del Buen Vivir». En Idrobo-Velasco, Jhon; Orrego-Echeverría, Arturo (Eds,). Ontología política desde América Latina, Bogotá, Universidad Santo Tomás, 2021, pp. 63-110.
[3] Castro-Gómez, Santiago. El tonto y los canallas. Notas para un republicanismo transmoderno. Bogotá, Universidad Javeriana, 2019.
[4] Cadahia, Luciana. «Volver al archivo. De las fantasías decoloniales a la imaginación republicana». En: Macarena Marey (Ed.). Teorías de la república y prácticas republicanas. Barcelona, Herder, 2021, pp. 59-98.
[5] Lugones, María. Hacia un feminismo descolonial, en La manzana de la discordia 6 (2), 2011, pp. 105-119.
[6] Segato, Rita. La crítica de la decolonialidad en ocho ensayos y una antropología de la demanda. Buenos Aires, Prometeo, 2013.
[7] Espinosa, Yuderkys, Gómez, Diana y Ochoa, Karina. (Eds). Tejiendo de otro modo: Feminismo, epistemología y apuestas descoloniales en Abya Yala, Editorial de la Universidad del Cauca, 2014.

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¿No es de vulgar observación que en Suramérica se lee mucho, que saben un poco de todo, que son vivarachos, etc.? ¿No está la explicación en lo que acabo de anotar? ¿No observan todos que a pesar de leer tanto y saber tanto, el suramericano nada crea? Pues muy fácil explicarlo: tienen vergüenza, simulan, leen, etc., porque están obligados por el coloniaje político, racial y literario, a considerarse como hijos de puta.

Me enorgullezco de ser el primero que ha estudiado y analizado el complejo que he llamado hijo de puta. Aquí han dicho que uso palabras inmundas; lo que sucede es que estudio problemas nuevos, suramericanos.

Fernando González

(Los negroides, 1936)