Como si creáramos el mundo

Por Ernesto Ochoa Moreno

Padre Nicanor: Como usted me mandó a decir con Mariengracia que por un tiempo no volviera a visitarlo, pues quería empezar a hacer ejercicios de ausencia, en preparación para lo que sabemos está cerca, le dejo con ella esta carta.

Me quedé pensando en la frase de Fernando González que usted me dejó escrita en un papelito que me entregó su sobrina: “Hay que ser sacerdotes en todo, hacerlo todo como si creáramos el mundo”, que me advierte usted, aparece en el libro Don Mirócletes, publicado hace 80 años.

Tío, qué bello eso de que hay que hacerlo todo como si estuviéramos creando el mundo. Tener las manos del alfarero del Génesis. Todo se vuelve nuevo. Entonces uno se despierta y moldea, con luz amanecida, el nuevo día. Que no sólo es nuevo. Sino el primero, el único. Y esta lucha minuto a minuto contra el tiempo es la gozosa delectación de dedos hundidos en la arcilla de cada instante. No arrastrar los pies cansados por un camino mustio, sino ir despertando el paraíso con cada pisada. Que las huellas destapen ese aroma de Eva desnuda que es la inocencia.

Tonifica convertir la vida en un constante descubrimiento de criaturas vírgenes en la aurora. La eterna juventud, de la que habla en su libro citado el filósofo de Envigado y que, en el mismo párrafo de la frase que usted me dejó escrita, dice: “El que busca la juventud es Dios en potencia”.

Cierro los ojos, padre Nicanor, y siento que con cada respiración, con cada latido, nace el mundo. Cada minuto es nuevo y fresco. Huele a paraíso. Por ahí debe estar Yahvé escondido. La vida es bella así, recién estrenada. Entonces hay que tener el valor de dejar el vicio de llorar lo perdido, de cargar un inútil fardo de nostalgias. La vida, tío, no es lo que pasó, sino lo que viene. La juventud es eso: mirar hacia adelante. Acaba uno cargándose de vitalidad, de “egoencia”, para usar un término inventado por el solitario de Otraparte. “La belleza es la vitalidad” dice él en otro de sus libros.

Termino, padre Nicanor, con esta otra frase, también de Don Mirócletes, que he releído a raíz del papelito recibido: “Crear es indicar un camino con un dedo prognata que chorree vida, con voz penetrante en el caos de la posibilidad y con un neta imagen mental”. Espero su bendición. No sé si habrá más cartas. Es mejor hablar cara a cara, como dice usted que es el cielo. Hasta la vista.

Fuente:

El Colombiano, sábado 10 de noviembre de 2012, columna de opinión Bajo las ceibas.