Que me toque un milagrito

Por Diego Aristizábal

Da rabia que ciertos textos sigan vigentes. Mucho más cuando hacen referencia a las necesidades de un país que los políticos, que tanto prometen, no han podido resolver. Por lo tanto, con rabia y todo, hay que volver sobre ellos para ver si así, de tanto estar en la lista de “pendientes”, al fin se les preste atención.

Durante febrero y marzo de 1945 Fernando González publicó 18 Arengas políticas en el periódico El Correo de Medellín. En aquel entonces el maestro de Otraparte era el doliente, junto con Pedro Nel Gómez, Rubén Uribe y Froilán Montoya, del movimiento LAIN (La Izquierda Nacional). Este movimiento obtuvo en 1940 un escaño en el Concejo de Medellín y varios cargos públicos, entre otros, el de asesor legal en la Oficina de Valorización Municipal, el cual ocupó Fernando González. El movimiento se desintegró a raíz de lo ocurrido el 9 de abril de 1948.

Las arengas del filósofo, que recopiló en 1997 la editorial de la Universidad Pontificia Bolivariana, hablan de la política como una faena necesaria para gestar una patria en donde sea bueno estar vivo, de la política como una forma única de esperanza, como una manera de ser “hombre público” que quiere cambiar su entorno, el mundo. “Cuando no hay amor a una patria que llevamos dentro, como la mujer que gesta ama al hijo, los partidos políticos son predios de mayorales”. Primer jalón de orejas, las cosas no cambian. Pero ¿por qué? Como él dijo: “Ningún pueblo mejor que el colombiano; vive esperando; sus virtudes son la fe y la esperanza: ama a cualquiera que se diga portador de algo bueno, y, engañado siete veces siete, sigue amando y esperando”. Por lo mismo no hemos dejado de creer en cosas como: “Estas elecciones del próximo marzo, para representantes y diputados, son decisivas. Estas sí sellarán la suerte de Colombia, si un mercado o una patria”, escribió el 1 de febrero de 1945. Saquen sus propias conclusiones.

¿Cuántas veces hemos ido a las urnas con las ilusiones intactas, con la apatía acallada porque algo o alguien, así sea el voto en blanco, nos dice que es mejor hacerlo que no hacerlo? Es mejor morir creyendo que este año sí, como decían los fieles hinchas del Deportivo Independiente Medellín cuando pasaron casi 50 años sin ganar el campeonato colombiano, hasta que volvieron a ganar. Hoy, a pocos días de las elecciones, quisiera creer, como creyó Fernando González, que estas serán distintas, que Colombia cambiará porque ya es hora, así al día siguiente cuando sepa quiénes ganaron piense que todo seguirá como estaba.

¡Pobre iluso…!, dirá alguien, tal vez tenga razón, pero qué más, cada que deposito mi voto en la urna creo que todo es posible, al fin y al cabo, si este país es del Sagrado Corazón entonces que sirva para algo, ya es hora de que me toque ver su primer milagrito.

Fuente:

El Colombiano, miércoles 12 de febrero de 2014.