Otraparte, presencias y ausencias

Por Ernesto Ochoa Moreno

El pasado 3 de diciembre murió el amigo Lucas González Flórez (1947-2017). Era el nieto mayor de Fernando González y, por lo tanto, también el primero, el que inauguró la “abuelidad” del maestro. Hijo de Álvaro, el primogénito (1923-1999), quien estuvo casado con Lía Flórez y en cuyo matrimonio nacieron nueve hijos, Lucas era administrador de empresas y estaba casado con Gloria Bedoya, con 3 hijos, dos mujeres y un hombre. Para ellos, y para sus amigos (excelente amigo fue siempre Lucas) vaya el acompañamiento en esta ausente presencia que es la muerte de un ser querido. De ese ser querido llamado Lucas.

Pero, como lo aprendimos del maestro, “no se dirá murió, sino lo recogió el silencio”. Un silencio que siempre llena de aromas la casa de Otraparte, tan saturada de ausencias y presencias. Por aquí transcurrió la infancia de ese primer nieto que, a la postre, como fundador de la Corporación Otraparte, sería el salvador de la herencia del abuelo. Ya habrá ocasión de contar la historia de la Casa Museo y de la corporación que la mantiene viva. En la página Otraprte.org sección “Quiénes somos”, el interesado podrá encontrar datos suficientes para formarse una idea de cómo fue ese parto. (Cfr. también Henao Hidrón Javier, Fernando González – Filósofo de la autenticidad, cap. 18).

Alma de todo fue Lucas González. Él se apersonó del legado que le habían encomendado sus tíos, Fernando, Simón y Pilar, y con la serena y alegre pasión que lo caracterizaba, no cejó en su empeño de dejar a la posteridad una obra que es orgullo no solo de su familia, sino de Envigado, de Antioquia, de Colombia. Me emociona recordar que yo también pude aportar un granito de arena en esos inicios. Durante estos casi 20 años, su director, Gustavo Restrepo Villa, ha dado solidez a un sueño que ya es realidad irreversible, más ahora que se han iniciado la obras del parque cultural al lado de la bien conservada casa del maestro. Sin Lucas González Flórez, Otraparte hubiera sido borrada del mapa, como lo pretendió un alcalde de Envigado de ingrata recordación.

Paz a la tumba del amigo fallecido. Con él regreso esta tarde a Otraparte. Allí, a la casa del maestro, no es necesario ir siempre físicamente, aunque es siempre saludable respirar su aromas, ver sus árboles y hablar con ellos, encontrar sobre todo jóvenes en sus rincones. Una reconciliación con la vida. Y con la muerte. Otraparte está llena de presencias en la ausencia. De ausentes presencias. Fernando, doña Margarita, Ramiro, Álvaro, Fernando, Simón… Tantos, tantos… Ahí llega también, con la ternura de un recuerdo agradecido, Lucas González Flórez. El Silencio lo ha recogido.

Fuente:

Ochoa Moreno, Ernesto. “Otraparte, presencias y ausencias”. El Colombiano, sábado 9 de diciembre de 2017, columna de opinión Bajo las ceibas.