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Conjuro: Cincuenta años después del Primer Congreso Mundial de Brujería

Conversaciones sobre espiritualidades, arte y saberes alternativos

Conjuro - Brujería

Conjuro hace parte de Brujería, la primera Feria popular espiritualidades no hegemónicas realizada por Comfama en el Claustro de San Ignacio de Medellín. El evento tendrá dos días de programación académica y cultural gratuita donde las charlas se unirán a conciertos, rituales, recorridos de fantasmas y la instalación de un mercado brujo en la plazuela San Ignacio.

En 1975 Bogotá fue sede del Primer Congreso Mundial de Brujería, un encuentro inusual que mezcló arte, política, espiritualidades diversas y espectáculo, y que provocó aplausos, fascinación y repudio en la sociedad conservadora del momento. Medio siglo después, se reconoce como un hito contracultural por haber expuesto en la esfera pública temas hasta entonces considerados tabú, por la manera en que visibilizó culturas marginalizadas y por la mezcla inédita de conferencias, feria, ritual y arte que sacudió los imaginarios culturales de la época. El 17 y 18 de octubre de 2025 lo conmemoramos en el Claustro San Ignacio de Medellín con Conjuro: conversaciones sobre espiritualidades, arte y saberes alternativos, un encuentro organizado por Julián Sánchez González, PhD, y Angélica Cuevas-Guarnizo, y realizado con el apoyo de Comfama y la Corporación Otraparte. El evento incluirá charlas, la proyección de un documental y un performance-ritual de cierre.

El Primer Congreso Mundial de Brujería fue organizado por Simón González Restrepo, hijo del filósofo Fernando González Ochoa, conocido como el Brujo de Otraparte. Ese vínculo genealógico y simbólico se expresó en Simón, heredero de la irreverencia espiritual de su padre, al impulsar un congreso que desafió la hegemonía católica y abrió espacio a espiritualidades disidentes. También se manifestó en Gonzalo Arango, discípulo de González y líder del Nadaísmo, movimiento literario y artístico de vanguardia, quien acuñó el lema «A la sombra de lo diferente con amor y asombro», que condensó el espíritu contracultural del evento.

Entre el 24 y el 28 de agosto de 1975, Corferias fue escenario del Primer Congreso Mundial de Brujería. Durante cuatro días se reunieron académicos, científicos, parapsicólogos, astrólogos, poetas, artistas, ufólogos y chamanes en un mismo espacio, propiciando diálogos entre creencias ancestrales, exploraciones espirituales e investigación . Se discutieron temas como telepatía, alquimia e hipnosis, junto a la filosofía y los rituales del Candomblé, Vudú, María Lionza y Lumbalú. En paralelo se realizó la Feria Bruja, que combinó chamanes y curanderos con la venta de electrodomésticos, carros y licores, y el llamado Salón de Arte Brujo, que exhibió más de seiscientas obras. Las actividades despertaron aplausos, fascinación y repudio, reacciones que quedaron registradas en la prensa nacional e internacional.

El congreso se convirtió en un desafío directo a la hegemonía católico-cristiana y en apertura a tradiciones espirituales afrodiaspóricas e indígenas que hasta entonces permanecían invisibilizadas. Su carácter contracultural lo instaló en el imaginario de la época como un acontecimiento que reunió a más de 3.000 asistentes, recibiendo por parte de la prensa el nombre de “el Woodstock de la brujería”.

Cincuenta años después, las preguntas abiertas sobre la resistencia cultural y espiritual siguen siendo exploradas en prácticas comunitarias y artísticas que reivindican sus propias narrativas frente a la mirada dominante de la historia de occidente. Para Julián Sánchez González, historiador del arte e investigador, este evento inusual y poco ortodoxo abrió un espacio de inclusión y debate único que precedió movimientos culturales en Colombia encapsulados, años después, en la proclamación de la Nueva Constituyente. La comunicadora y curadora Angélica Cuevas-Guarnizo asegura que las corrientes feministas y queer encuentran en la figura de la bruja un símbolo de poder colectivo, y múltiples expresiones marginalizadas, se manifiestan como disidencias epistémicas y descolonizadoras que cuestionan la mirada estandarizada del saber. El cruce entre espiritualidades ancestrales, conocimientos afrodiaspóricos y ciencia que caracterizó al congreso resuena hoy en debates sobre diversidad, inclusión y justicia cultural.

El legado de la brujería en Fernando Gonzalez tiene que ver con «la maestría interior y la divinidad», apunta Gustavo Restrepo, director académico y cultural de Otraparte. Para González las experiencias espirituales moldean la sensibilidad y abren caminos de imaginación y conciencia, la intuición toma el lugar del dogma y el cuerpo se asume como territorio de pensamiento. Esa disposición afectiva se une a una visión mística que entiende la conciencia como capacidad de unificación transformadora.

Para Otraparte este Conjuro se conecta con ese método emocional en el que comprender significa conmoverse, ofreciéndonos un momento para recordar que la diferencia, el amor y el asombro siguen siendo fuerzas capaces de transformar la vida comunitaria.



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