Presentación

Cuarentena

Memorias de un
médico retirado

—14 de octubre de 2022—

Portada del libro «Cuarentena: memorias de un médico retirado» de Sergio Bernal González

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Ver grabación del evento:

YouTube.com/CasaMuseoOtraparte

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Sergio Bernal González es médico de la Universidad de Antioquia (1980) y especialista en Ortopedia y Trauma. Desde 1986 es miembro de la Sociedad Colombiana de Ortopedia. Ejerció como médico general en la Secretaría Municipal de Salud de Medellín y como ortopedista y traumatólogo en la Universidad Nacional de Colombia. Fundó el servicio de dicha especialidad en Metrosalud, entidad en la que trabajó durante 39 años, participó como socio fundador de la Unidad de Ortopedia de la Clínica Las Américas y prestó sus servicios como especialista durante veinte años en Andes, Antioquia, municipio donde cada mes trabajaba un fin de semana completo. Aquejado por la enfermedad de Parkinson, que lo obligó a retirarse en 2018, ha mantenido intacta su actividad intelectual y en 2020 publicó «Fragmentos de vida», su primer libro. En su segunda obra, «Cuarentena: memorias de un médico retirado», evoca su infancia, juventud y ejercicio profesional con la nota común de su sentido vigilante y humanista.

Presentación del autor y su obra por
el doctor Tiberio Álvarez Echeverri.

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Editorial Letra a Letra

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Me ha pedido el buen amigo y colega, el doctor Sergio Bernal González, unas palabras que sirvan de prólogo a su libro Cuarentena: memorias de un médico retirado, escrito durante la pandemia del coronavirus a partir de 2020, tiempo de temor, incertidumbre y reflexión, aprovechado por él para dejar su impronta como persona y como médico, como historiador y como escritor —de los buenos—. En Cuarentena, al tratar diversos temas, cada uno con su propia estructura, tono, estilo, ritmo, longitud, y a veces carácter, como lo enseña García Márquez, se revela como un hombre de estudio, interesado en variadas manifestaciones científicas, al mismo tiempo que un escritor en los campos del relato y la crónica, de manera simple, directa, correcta, culta y sin vulgaridad.

Tiberio Álvarez Echeverri

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Presentación

Por Sergio Bernal González

Cuarentena significa cuarenta veces una cosa, o cuarenta cosas distintas reunidas como un todo, es el ordinal del cardinal cuarenta. Viene del vocablo latino quadraginta que significa cuatro veces diez.

Es un concepto de la Salud Pública que significa separación y restricción de movimientos a personas sanas, que estuvieron en contacto con una enfermedad infecciosa, para ver si desarrollan o no los síntomas de la misma. Es diferente del aislamiento, que consiste, por el contrario, en separar a las personas que padecen una enfermedad contagiosa de aquellas que están sanas. Ambas son estrategias que buscan evitar la propagación de dichas enfermedades.

Existen registros históricos de cuarentenas y de aislamientos en el Nuevo Testamento, lo mismo que en Grecia y en el Imperio Romano en los siglos v y vi antes de Cristo, pero la cuarentena propiamente dicha se originó formalmente en Italia en el siglo xiv, como medida para controlar las epidemias de peste negra que vivía Europa, que obligaba a los barcos y las persona que venían de Asia, a esperar cuarenta días para entrar a las ciudades, tras comprobar que no estaban enfermos. Actualmente la duración de la cuarentena depende del período de incubación de la enfermedad.

El presente volumen, que fue inicialmente pensado con el nombre de Anecdotario médico, pasó a llamarse Cuarentena, porque contiene cuarenta historias, recopiladas y escritas durante la cuarentena del coronavirus, y justamente, al cumplir cuarenta años de ejercicio profesional de la Medicina.

Es una recopilación heterogénea. No todas son historias que hagan referencia a pacientes, de las que, por supuesto, hay muchas. Hay también historias que narran las dificultades que presenta el camino para llegar a ser médico y más aún para llegar a ser especialista, sea cual fuere la disciplina elegida. Una de estas últimas es la historia titulada «Catarsis», que se publica gracias a la aquiescencia del doctor Miguel Montoya Vélez.

Están narradas también algunas historias de mi vida infantil, de la adolescencia y del período estudiantil de Medicina en la Universidad de Antioquia, porque al fin de cuentas, el camino para ser médico empieza, en mi caso, desde la casa: médico fue mi padre y odontóloga, mi madre.

Finalmente, el lector encontrará escritos ectópicos, como »Meditación», «Fernando González y el Premio Nobel», «Embeleco» y «S.O.S. por una joya arquitectónica» que pueden parecer fuera de contexto, pero que en verdad son parte de mi actividad como médico retirado del ejercicio profesional.

Todas son historias reales, cortas, contadas con nombres propios, que pueden leerse en cualquier orden y no tienen ningún ánimo distinto al de compartir algunos de mis recuerdos a la manera de Memorias de un médico retirado.

Envigado, 23 de diciembre de 2021

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Fernando González
y el Premio Nobel

Por Sergio Bernal González

Los antioqueños somos muy dados a crear mitos y a magnificar personajes, para lo cual nos valemos de recursos varios: unas veces agrandamos ejecutorias, otras perdonamos lo imperdonable. Con lenguaje hiperbólico, hablamos siempre de «el más guapo», «el más rico», «el más inteligente», «el más avispado»… Apoyados en refranes como «el antioqueño no se vara» profesamos admiración por el cuento de don Jesús del Corral, Que pase el aserrador, en el que el protagonista, un antioqueño avispado, de los que no se varan, se salva de morir en la selva haciéndose pasar por aserrador con marrulla y con mentiras, y le alcanza la maldad de su corazón para dejar abandonado a su suerte, y solo, a su compañero de infortunio. Fue por este desastroso culto del avispado, y por el perdón de lo imperdonable, por lo que convertimos a Pablo Escobar en un mito moderno; y es por la magnificación de ejecutorias, por lo que han querido algunos admiradores asignarle al escritor envigadeño Fernando González dos nominaciones al Premio Nobel, que nunca existieron.

Con el fin de comprobar la veracidad de estas nominaciones, revisé los archivos de la Fundación Nobel, los cuales permiten investigar la lista de los nominados con sus nominadores, después de transcurridos 50 años de la entrega del premio. Encontré datos curiosos como los siguientes:

No existe nominación de Fernando González entre 1916, año de publicación de su primera obra, Pensamientos de un viejo, y 1964, año de su muerte.

Dice Daniel Restrepo González, sacerdote, escritor y sobrino de Fernando, en la página 50 de su libro San Fernando González, doctor de la Iglesia:

En 1954 Jean Paul Sartre y Thornton Wilder, entre otros intelectuales, lo nominaron dos veces para el Nobel de Literatura, pero la Academia Colombiana de la Lengua, presidida entonces por el padre Félix Restrepo S. J., conceptuó que Fernando carecía de los méritos necesarios para obtener el galardón, y fue postulado, en su lugar, don Ramón Menéndez Pidal.

En los archivos de la Fundación Nobel correspondientes al año 1954 no aparece nominación alguna de Fernando González, ni aparecen como nominadores Sartre o Wilder. Menéndez Pidal sí fue nominado ese año, pero por el suizo Gunnar Tilander, y no «en lugar de Fernando González».

En 1955 tampoco aparece Fernando González entre los 59 nominados, mientras que Menéndez Pidal aparece nominado dos veces: una por Gunnar Tilander y otra por Rudolf Grossmann, de modo que tampoco es veraz la afirmación del escritor Javier Henao Hidrón en la página 24 de su libro Fernando González filósofo de la autenticidad (4ª edición, ampliada, Medellín, Editorial Marín Vieco, 2000), de que: «a propuesta de Sartre y Thorton Wilder, figura en una selecta lista de candidatos al Premio Nobel de Literatura». Esta afirmación no es veraz, porque no aparecen en los archivos del Nobel listas selectas de candidatos a recibir el premio, solo figuran los nominados y sus nominadores.

La Academia Colombiana de la Lengua no aparece en ningún año como nominador de ningún escritor, lo que desmiente claramente la aseveración antes mencionada del padre Daniel Restrepo González.

Thornton Wilder, en cambio, fue nominado por primera vez en 1927 y tuvo otras nominaciones en 1929, en 1949, en 1958 (cuatro), en 1959, en 1962, tres en 1963 y en 1964, dos veces. Nunca ganó el Premio Nobel. Ganó tres veces el Premio Pulitzer.

Sartre fue nominado por primera vez en 1958; dos en 1962; 1963, tres, y dos en 1964, cuando lo ganó y no se presentó a recibirlo.

No siempre el candidato de más nominaciones resulta ganador. El mejor ejemplo es Ramón Menéndez Pidal, que en 1930 aparece por primera vez, con 8 nominaciones, y llegó a tener 95 en un solo año, 1956. Nunca le fue concedido. Suerte parecida tuvieron muchos escritores que, como Borges, nunca lo ganaron, a pesar de las muchas nominaciones: Zolá, Ibsen, Chejov, Twain, Tolstoi, Proust, Virginia Woolf, Navokov, Pessoa, Bioy Casares, Rulfo, y tantos otros.

Cuando terminé mi pesquisa hice llegar el resultado a la Casa Museo Otraparte, con la intención de que el director, Gustavo Restrepo, la pusiera en conocimiento del público y en particular del escritor Javier Henao Hidrón, quien próximo a publicar la quinta edición de su obra, buscaba el apoyo logístico de dicha casa. A pesar de la contundencia de los hallazgos entregados, el autor no se desprendió del mito por él mismo creado, y publicó de nuevo su imaginada postulación del año 1955.

El lector decidirá a qué atenerse con respecto al polémico tema.

19 de noviembre de 2018

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Nota breve: El escritor y abogado Javier Henao Hidrón murió en Bogotá el 18 de octubre de 2021, pocos meses después de publicada la última edición de su obra.

Fuente:

Bernal González, Sergio. Cuarentena: memorias de un médico retirado. Letra a Letra, Bogotá, agosto de 2022, pp. 15-16; 207-209.

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Ilustración de Gustavo Bernal para el libro «Cuarentena: memorias de un médico retirado» de Sergio Bernal González

Ilustración © Gustavo Bernal