Presentación

Modernidad,
Postmodernidad,
Transmodernidad y
Evangelización

—22 de octubre de 2020—

Portada del libro «Modernidad, Postmodernidad, Transmodernidad y Evangelización» del sacerdote Alberto Restrepo González

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Alberto Restrepo González es filósofo y teólogo. Adelantó estudios eclesiásticos en el Seminario Mayor de Medellín y en el Seminario Mayor de Manizales. Fue vicario cooperador en Chinchiná y párroco en Palestina, Filadelfia, San Diego, Arboleda y Montebonito en el Departamento de Caldas. Se ha desempeñado como profesor universitario, columnista de prensa, capellán del Servicio Nacional de Aprendizaje – SENA, colaborador del Centro de Evangelización y Catequesis de la Arquidiócesis de Manizales – CECAM, catedrático del Seminario Mayor de Panamá y asesor espiritual y capellán de la Congregación de Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora en Medellín. Es autor de «Testigos de mi pueblo» (1978, 1996), «Raíces aldeanas de la corrupción» (1984, 2016), «Para leer a Fernando González» (1997), «Escuelita» (2004) y «Modernidad, Postmodernidad, Transmodernidad y Evangelización» (2019), entre otros libros inéditos.

Presentación del autor y su
obra por Ernesto Ochoa Moreno.

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El presente opúsculo prolonga mis esfuerzos de más de veinte años por ayudar a presbíteros, religiosos y laicos a entender que estamos viviendo un cambio de época, en qué consiste y cuándo se da un cambio de época, cómo se caracteriza el cambio epocal que estamos viviendo, cuál es la novedad de la Postmodernidad naciente, cuáles son las características del cambio de época en América Latina, cuál es la gran tarea de la Iglesia contemporánea ante el cambio epocal, cuáles las líneas fundamentales de la acción evangelizadora y de las tareas pastorales de la Iglesia en la América Latina contemporánea.

Como recurso pedagógico, soy insistente en tratar de precisar en qué consiste un cambio de época, cómo y cuándo se da, cuál ha sido el proceso del cambio epocal contemporáneo, que va de la Modernidad a la Transmodernidad, cuáles deben ser los enfoques, actitudes y acciones evangelizadoras de la Iglesia de cara al cambio de época, simultáneamente tardomoderna, postmoderna y transmoderna.

Al final se ofrece una breve bibliografía temática, que puede serle útil a quienes tengan interés en los temas tratados en las diversas charlas aquí compartidas.

Alberto Restrepo González

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Alberto Restrepo González

Alberto Restrepo González

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I. Cambio epocal

~ Fragmento ~

Se entiende por época el período temporal de una sociedad o civilización, caracterizada por hechos concretos y maneras de existir características, que dan lugar a determinados estilos de vida, tipos de sociedad, esquemas culturales.

Culturas, civilizaciones y sociedades son esencialmente dinámicas y se desarrollan en cambio permanente, por lo cual es preciso diferenciar entre época de cambios y cambio de época.

El paso de la teología platónico-agustiniana-franciscana a la teología aristotélico-tomista, implicó múltiples cambios dentro de la cristiandad medioeval; sin embargo, a pesar de esos cambios, la gente del medioevo continuó concibiendo el mundo como creación divina, el Estado como teocracia de cristiandad, la sociedad como estructura piramidal, la ética como normatividad fundada en leyes naturales, la filosofía como servidora de la teología. Se trató de una serie de cambios dentro de una misma época, no de un cambio de época.

La irrupción de la propuesta cristiana en la sociedad romana, en el siglo i, y la llegada de los europeos y su civilización de cristiandad a los pueblos de América prehispánica, en el siglo xvi, generaron cambios radicales en la concepción de mundo, el sentido de la existencia, la jerarquía de valores, los paradigmas cognoscitivos y comportamentales, lo cual determinó cambios de época en el Imperio romano y en los pueblos del mundo precolombino.

El cambio de concepción del mundo determina el cambio en la estimación de los valores desde los cuales se ve el mundo, se toma posición ante él, y se actúa en él; el cambio de cosmovisión y de escala de valores, induce el cambio de sentido de la existencia; los cambios anteriores determinan el cambio de los modelos o paradigmas explicativos de los fenómenos y determinantes de los compromisos existenciales.

Cuando cambia la cosmovisión o concepción del mundo, el sentido de la existencia, la jerarquía de valores, los paradigmas cognoscitivos y existenciales, se produce un cambio de época.

Para poder entender por qué y cómo acontece un cambio de época, y clarificar si actualmente se vive o no un cambio epocal, es preciso clarificar qué se entiende por concepción de mundo, sentido de la existencia y paradigma explicativo y existencial, que es lo trataremos de hacer seguidamente.

1. Cosmovisión

El ser humano no se limita a estar en el mundo, encerrado en sí mismo, sino que existe planteando, afrontando y resolviendo problemas, y apropiándose del mundo, al irlo sintiendo, conociendo, valorando, viviendo.

A través de vivencias, intuiciones, comprensión, praxis, el ser humano logra un saber integrador, denominado cosmovisión, que expresa la imagen del mundo, la actitud ante el mundo y el punto de apoyo para actuar en el mundo.

Según Van Melsen, cosmovisión o concepción del mundo es una «concepción fundamental del hombre, acerca de la totalidad de la realidad y de su propia posición en ella».

Según Karl Jaspers, una concepción del mundo es «algo total y universal, saber como totalidad, como cosmos… que se manifiesta en valoraciones, conformación de vida, destino, jerarquía vivida de los valores. Cuando hablamos de concepción del mundo queremos decir ideas, lo último y total del hombre, tanto subjetivamente como vivencia y fuerza y reflexión; como objetivamente, en cuanto conformado externamente».

Según Mario Bunge, «una visión del mundo, o cosmovisión, es una especie de esquema del universo físico y social, en el que ubicamos cuanto vemos, escuchamos, pensamos, planeamos y hacemos».

Cosmovisión, cosmoposición y cosmoacción

Cosmovisión es la imagen universal, totalizadora, integradora, que personas y sociedades se forman de la realidad objetiva y de sus mundos subjetivos.

Cosmoposición es la actitud, la posición que hombres y sociedades toman ante la realidad cósmica y los entes racionales, imaginativos, valorativos, afectivos, etc.

Cosmoacción es la manera como obra la gente, según su visión del mundo y su posición ante él. Las personas obran en el mundo y ante la vida, según la actitud optimista, pesimista, positiva, negativa, indiferente, agresiva, escéptica, fatalista, inmanentista o trascendentalista que tengan del mundo real y mental.

Extensión de la concepción del mundo

La cosmovisión abarca la integridad del universo del hombre: cósmico, físico, existencial, ideal, objetivo, transobjetivo y transinteligible, es decir, todo lo que el hombre es capaz de vivir, sentir, imaginar, pensar, intuir, expresar, valorar, padecer y presentir:

Toda la realidad ontológica: Dios, Hombre y Mundo, o sea, los seres cuya realidad no depende de la mente humana.

Todos los entes lógico-gnoseológicos, es decir, los entes producidos por la razón y el pensamiento humanos, que una vez elaborados, ya no necesitan de la mente que los pensó para ser aplicables.

Todos los entes axiológicos: valores, sentimientos, intereses, afectos, fantasías, cuya entidad depende de que alguna persona los viva.

Teorías de la Concepción del mundo

Según Kellinger, teoría es el «conjunto de construcciones conceptuales hipotéticas (definiciones y proposiciones), relacionadas entre sí, que ofrecen un punto de vista sistemático sobre los fenómenos, al especificar las relaciones existentes entre variables, con el objeto de explicar y predecir fenómenos».

Teoría es el sistema de explicaciones generales de los fenómenos, por la verificación de supuestas relaciones existentes entre las variables definidas en la hipótesis, a base de un sistema de conceptos.

Teoría es el conjunto de ideas sistematizadas, coherentes, relacionadas, contrastables con la realidad, para lograr un modelo de algún sector de la realidad.

En cuanto la concepción del mundo es fenómeno producido por la inteligencia y la voluntad humana, que permite plantear la pregunta ¿por qué y cómo se hace concepción del mundo?, la cosmovisión es objeto de teorización, es decir, de explicación conceptual de por qué y cómo los hombres hacen cosmovisión.

Teoría de la concepción de mundo, de Guillermo Dilthey

Para Guillermo Dilthey, filósofo vitalista-historicista, y psicólogo alemán de finales del siglo xix y principios del xx, la concepción del mundo se hace desde la interrelación yo-mundo, en la vida y en la historia, como acontecer vital que encuentra sentido a partir de la experiencia vivida.

  • La realidad es un todo cósmico, vital e histórico, relacionado con el yo que lo capta.
  • La realidad subjetiva, que es el yo, tiene su correlato objetivo, que es el cosmos; la realidad objetiva, que es el cosmos, tiene su correlato subjetivo, que es el yo.
  • El yo no se capta a sí mismo aislado, sino inmerso en un entorno distinto de sí y en relación con algo externo a él, percibiendo cosas distintas de él: el lugar donde está, la época en que actúa, los seres que lo acompañan, etc.
  • Debido a su condición dinámica, subjetiva e histórica, la Vida se presenta como un enigma.
  • La Historia es manifestación de la vida y de la subjetividad como desarrollo de la libertad: sólo hay historia donde hay vida y persona.
  • El yo, por ser social y ser histórico, es correlato de los otros yoes que capta, interpreta, valora, ama o rechaza.
  • El yo actúa siempre como un todo, es decir, la acción humana es siempre la acción de una totalidad psíquica que se capta a sí misma y capta lo humano diferente de ella (los otros seres humanos), y lo que no es humano (los objetos o cosas).
  • A través de su yo, el hombre va teniendo experiencia vivida de sí, de los otros y del universo, al descubrir sentido, valorar, tener sentimientos, vivenciar. El ser humano realiza su existencia a través de vivencias; capta y construye su interioridad, vivenciando; expresa lo vivido, simbolizando.
  • El hombre no se limita a captarse a sí mismo y a captar el mundo, sino que valora, asimila, jerarquiza, se interroga por tareas y fines, descubre sentido y hace concepción del mundo, porque la vida captada por la conciencia humana se hace historia y la vida conscientizada e historizada genera concepción del mundo.
  • La psiquis humana obra como un todo, de lo contrario la existencia humana pierde su sentido y se convierte en enigma sin solución; la historia y la cultura se convierten en quehaceres carentes de sentido; el saber comprensivo, más amplio, más profundo y más integral que el explicativo, pierde todo valor y significado.

Para Dilthey, hay tres grandes tipos o formas de concepción de mundo:

Objetivas, aquellas cuyo punto de partida, su visión y su apoyo es la realidad.

Subjetivas, que parten, ven y se apoyan en lo anímico, en los subjetivo, en los entes producidos por el pensamiento humano, en lo cultural.

De la libertad o de la voluntad, que parten, ven y se apoyan en lo que el hombre quiera y decida, no en lo que ya es.

Teoría de la concepción de mundo, de Karl Jaspers

La teoría de la concepción del mundo, del filósofo existencialista y psicólogo alemán del siglo xx, es psicológica.

  • La concepción del mundo es la visión del mundo, acompañada de «impulsos que afectan al hombre en su totalidad y parten de su totalidad».
  • La concepción del mundo es una filosofía impulsadora y formadora del mundo, una «filosofía profética», que «indica sentido y significación».

La cosmovisión es el saber que dice «qué es justo, qué cosas importa saber, para qué vivimos, cómo debemos vivir, qué debemos hacer, el sentido del mundo…, qué tienen los hombres por verdadero, las exigencias que se experimentan como absolutamente obligatorias».

  • «Si no tenemos mundo, realidad, metas, de manera fija y natural, es porque no hemos realizado ninguna experiencia de posibilidades de concepción del mundo», pues «en la experiencia viviente, dejamos que nuestro propio yo se ensanche, se deshaga y se reúna de nuevo en sí».
  • Todas las concepciones del mundo contienen tres dimensiones fundamentales: imagen del mundo, actitudes ante el mundo y la vida, y punto de apoyo.

Las concepciones de mundo, psicológicamente elaboradas, se clasifican así:

Por su imagen del mundo:

Sensitivo-espaciales
Anímico-culturales
Metafísicas

Por su actitud ante el mundo:

Objetivas
Autorreflejadas
Entusiásticas

Por su punto de apoyo:

Escéptico-nihilistas
Apoyadas en lo finito
Apoyadas en lo infinito

Naturaleza de las concepciones de mundo

En las concepciones de mundo puede haber elementos científicos, pero la amplia gama de sus contenidos está más allá de la objetividad científica.

La cosmovisión no es producto de teorías o raciocinios, sino de experiencia vivida; se trata de un proceso vivencial, existencial, no meramente intelectual; por eso, los niños y los primitivos, que no aún no han desarrollado su capacidad lógico-analítica y su poder de abstracción, elaboran su concepción de mundo de manera vital, emocional, valorativa y simbólica.

Las concepciones del mundo no son productos racionales, sino vivenciales, es decir, originados más allá del pensamiento y la teorización científica, construidos viviendo, amando, luchando más allá del pensamiento y de la mente científica. Los contenidos de las concepciones del mundo son producto de la emoción, los sentimientos, la imaginación, las creencias, la intuición, la contemplación, la valoración, la proyección y la idealización.

Cultura y concepción del mundo

Cada cultura se origina y desarrolla dentro de una concepción de mundo. No hay ningún producto cultural que no esté inmerso en una cosmovisión. Chinos, judíos, chibchas, griegos, gringos tienen cosmovisiones diferentes, y, por lo mismo, lenguajes, signos, símbolos, valores, actitudes, tareas, sentidos de vida diferentes.

Si se ve el todo como expresión de las fuerzas desconocidas de la naturaleza —lo sagrado—, se genera una cosmovisión mítica. Si se ve el universo exterior e interior desde el Ser, hay una concepción de mundo metafísica. Si se ve el cosmos desde la divinidad, hay una cosmovisión religiosa. Si se ve el acontecer como una serie de fenómenos sujetos a leyes explicables por causas, tenemos una cosmovisión científica.

Las religiones, el arte, la moral, la política y sus expresiones culturales sólo pueden entenderse dentro de la concepción del mundo en la que surgieron, de modo que si se leen en el contexto de culturas construidas desde cosmovisiones diferentes se les hace decir lo que no dicen.

La Odisea griega, la Biblia hebrea, el Corán árabe, el Tao Te King chino, el Popol Vouh maya tienen que leerse dentro del lenguaje y los símbolos de sus culturas originantes, pues lo que expresan depende de la concepción de mundo de los pueblos en que fueron escritos.

Cuando cambia la cosmovisión, o sea, la visión global del cosmos, de la vida, del hombre, del saber, etc., cambian el sentido de la vida, la jerarquía de valores, los paradigmas explicativos y existenciales, y se produce un cambio de época.

Fuente:

Restrepo González, Alberto. Modernidad, Postmodernidad, Transmodernidad y Evangelización. Zuluaga Litografía-Editorial, Medellín, 2019, pp: 7-15.