Reencuentro con
Fernando González

Otraparte es un lugar hospitalario. Es acogedor el ambiente de esta casaquinta donde Fernando González pensó muchas de sus obras. Con todo y la sencillez del entorno, en los jardines que rodean la edificación y en su interior, se siente al llegar un respeto similar al que despiertan los espacios destinados a una suerte de culto, a la memoria de un creador de las artes o de las letras. De algún modo se renueva en cada instante la evocación del filósofo, casi como si se percibiera algo de su presencia al observar las fotografías con retratos y escenas familiares en las paredes del recinto.

Se llega al salón, dispuesto para la tertulia, en torno a la ancha mesa que fuera de Carlos E. Restrepo. A un lado, una escultura capital del pensador, elaborada por Leonel Estrada. Todo en la casa tiene elementos de museo, conservados con orden y esmero por los tutores y custodios de la Corporación, creada para perpetuar la memoria del Filósofo de la Autenticidad.

En Otraparte hay una programación continua de conferencias, cineforos y exposiciones. Gustavo Restrepo Villa es el Director. Él mismo diseñó y puso en circulación hace algún tiempo una página en internet, que ha recibido varios reconocimientos nacionales y extranjeros, donde con periodicidad actualiza información sobre la vida y la obra de González: Los libros, el itinerario existencial, los artículos y escritos de numerosos intelectuales, la bibliografía y la voz del pensador, en diversos momentos que dejan constancia de su elocuencia.

Los miembros del Café Literario de El Colombiano fuimos invitados a esta sesión conjunta con los tertulianos de la Corporación. La reunión se hizo el jueves 27 de marzo, más o menos a las seis y media de la tarde.

Primero, el joven escritor Sergio Restrepo, director de la casa cultural Stultífera Navis, de Envigado, hizo la presentación. Habló en seguida el periodista Juan José García Posada, quien relató en breves términos algunas anécdotas de la vida estudiantil de los años sesentas: los integrantes del Club Literario del Liceo Antioqueño, fundado por el profesor Guillermo Ángel González (envigadeño, gran lector, alcalde de su pueblo), tuvieron la inolvidable ocasión de conocer al filósofo en una tarde de 1961, en esa misma quinta denominada La Huerta del Alemán. Ya en aquel entonces comenzaban a ser lectores casi devotos de su obra: en el día, del Viaje a pie de dos filósofos aficionados, de Mi Simón Bolívar, de los Pensamientos de un viejo, de Los negroides y otros libros. En la clandestinidad, más de un estudiante leyó El remordimiento (que está cumpliendo 70 años de publicado, en este 2003). Pocos años antes, Fernando González había influido en la postura filosófica y literaria de personajes aún jóvenes como Gonzalo Arango Arias, mentor y profeta del Nadaísmo.

En seguida habló el Director de Otraparte, Gustavo Restrepo. Luego de dar la bienvenida a los visitantes, presentó mediante recursos de tecnología audiovisual su página de internet sobre Fernando González y Otraparte. Imágenes y sonidos les imprimieron una cierta solemnidad a esos momentos. Al concluir la proyección, se reorganizó la tertulia, moderada por el periodista Ernesto Ochoa Moreno, quien destacó la importancia de esta sesión conjunta en la que fuera la casa de Fernando González. Habló de lo que ha significado la conservación de este patrimonio cultural y de los proyectos que están elaborándose o bosquejándose, entre ellos el de la publicación de las obras completas del filósofo en una sola edición, con la Editorial de la Universidad de Antioquia.

Se comentó, a propósito, que tal publicación constituiría una prueba de que el pensamiento de Fernando González sí tuvo lo que se llama organicidad y unidad, como ya lo han señalado varios autores, entre ellos Javier Henao Hidrón, Jorge Órdenes y el mismo Ochoa Moreno, y como lo destacó, desde el punto de vista literario, la antropóloga y comunicadora Norelia Garzón de Vallejo, en su tesis de posgrado de Literatura Colombiana, al sostener que la obra de González puede leerse como una sola novela.

Intervinieron varios de los asistentes, para hacer anotaciones acerca del autor y sus libros, para recordar situaciones anecdóticas y para manifestar el aprecio por la tarea que vienen cumpliendo los responsables de la Corporación Otraparte, digna de un prolongado y entusiasta aplauso, porque representa un ejemplo de cómo puede procederse para mantener vivo ante las nuevas generaciones y hacia la posteridad el testimonio intelectual de un antioqueño y colombiano universal, personaje esencial en la historia del pensamiento iberoamericano.

Fuente:

El Colombiano, Literario Dominical, domingo 13 de abril de 2003, página 4.