El filósofo de los jóvenes

Por Ernesto Ochoa Moreno

Conversaba con el periodista y escritor John Saldarriaga sobre Pensamientos de un viejo, de Fernando González. Preparaba el colega y amigo una nota, que se publicó en El Colombiano el 30 de junio con motivo de los cien años de la primera edición de esta obra, la primera y fundamental en la bibliografía del filósofo de Otraparte.

Le decía, como simple hipótesis, que no creía que ese título fuera de Fernando, sino que tal vez, cuando el joven pensador le presentó el manuscrito a don Fidel Cano, para que fuera su prologuista, este o algún otro amigo de la redacción de El Espectador, quizás uno de sus compañeros “panidas”, entre sorprendido y burlón pudo haber hecho al joven colaborador el comentario de que esos eran pensamientos de un viejo.

Es mera suposición. González publicó el libro a los 21 años, en 1916, y por esa época había mantenido en el periódico liberal una colaboración titulada precisamente como su libro, y otra que se llamaba “Desde mi tinglado”, que es también un capítulo de la obra. A la hora de la verdad fue un excelente título que refleja el espíritu de ir contra corriente, de ser rebelde, como lo fue González durante toda su vida y en todas su obras.

Pero mi hipótesis se fundamenta, sobre todo, en que a Fernando González a lo largo de su vida, y con mayor razón, supongo, en plena juventud, lo incomodó el hecho de envejecer. La vejez lo desazonó siempre. Nunca quiso ser viejo. En Cartas a Estanislao, apenas con cuarenta años, llegó a decir: “Qué asco el que tengo de la vejez”. Y Saldarriaga, en su artículo, transcribe un poema de González en el que dice que “Triste equivale a viejo. […] … sólo hay una vejez, / asquerosa, / lo único asqueroso y lo único infernal”.

Sería bella y perturbadora una selección de textos sobre la vejez en la obra de Fernando González, tan husmeador de entierros, muertes y agonías. Pero son más bellos y mucho más incitadores sus textos sobre la juventud y los jóvenes. Y serían los que avalarían mi hipótesis sobre el título de Pensamientos de un viejo, un libro para jóvenes. Como lo fue toda la obra del filósofo de la autenticidad y de la egoencia.

Esa antología sobre la juventud en la obra del maestro ya existe, por fortuna. Es el libro Mensajes de Fernando González a los jóvenes de América, publicado en 2009 por Daniel Restrepo González, sacerdote envigadeño, sobrino del escritor. Aunque la obra está agotada, puede consultarse en la Casa Museo Otraparte. Un recinto que, sea dicho de paso —y es otro argumento a favor de mi hipótesis—, a quienes más atrae es a los jóvenes, que se sienten interpretados y acicateados por el filósofo que allí vivió y murió. Y que allí fue maestro de juventudes.

Algún día volveré sobre el libro de Daniel Restrepo. Recomiendo su lectura, para saborear a fondo las enseñanzas del filósofo de los jóvenes.

Fuente:

El Colombiano, sábado 6 de agosto de 2016, columna de opinión Bajo las ceibas.